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Las novelas galardonadas con el Premio Planeta 2013

Clara Sánchez, ganadora, y Ángeles González-Sinde, finalista
Herme Cerezo
lunes, 25 de noviembre de 2013, 09:39 h (CET)



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Clara Sánchez (Guadalajara, 1955) pasó su infancia en Valencia y acabó estableciéndose en Madrid. Tras desempeñar otros trabajos, enseñó durante muchos años en la universidad y participó regularmente en el programa de TVE ‘Qué grande es el cine’, así como en distintos medios. En 1989 publicó la novela ‘Piedras preciosa’s, a la que siguieron ‘No es distinta la noche’ (1990), ‘El palacio varado’ (1993), ‘Desde el mirador’ (1996), ‘El misterio de todos los días’ (1999), ‘Últimas noticias del paraíso’ (Premio Alfaguara de Novela 2000), ‘Un millón de luces’ (2004), ‘Presentimientos’ (2008), ‘Lo que esconde tu nombre’, que obtuvo en 2010 el Premio Nadal de Novela y la lanzó con gran éxito al mercado internacional, y ‘Entra en mi vida’ (2012). Ha sido galardonada con el Premio Germán Sánchez Ruipérez al mejor artículo sobre Lectura publicado en 2006. Su obra, traducida a quince idiomas la ha convertido en una de las autoras españolas más reconocidas, con ventas superiores al millón de ejemplares.




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Ángeles González-Sinde (Madrid, 1965). Lleva dedicándose a la escritura desde 1991. Ha escrito más de quince largometrajes y muchas horas de ficción televisiva. También ha escrito obras de teatro y publicado cuatro novelas infantiles. Estudió Filología Clásica en la Universidad Complutense, aprendió escritura cinematográfica en distintas universidades españolas y culminó su formación cinematográfica en el American Film Institute de Los Ángeles con una beca Fullbright. Antes de dedicarse profesionalmente al cine, González-Sinde trabajó como traductora, promotora de conciertos, redactora de prensa femenina, profesora en escuelas de cine y en una editorial literaria. Ha sido presidenta de la Asociación de Guionistas, ALMA, miembro de la junta directiva de DAMA, entidad de gestión de autores audiovisuales, presidenta de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España y Ministra de Cultura del Gobierno de España del 2009 al 2011.

Desde el primer Premio Planeta, otorgado en el año 1952 con 40.000 pesetas de dotación económica, hasta el presente año 2013 se han celebrado ya sesenta y una ediciones del galardón literario más celebrado de la lengua castellana.

El Planeta surgió con el fin de dar a conocer en nuestro país la literatura que hacían los escritores españoles a mitad del siglo XX. Las dos obras ganadoras de este año, la finalista, ‘El buen hijo’ de Ángeles González Sinde, y la ganadora, ‘El cielo ha vuelto’ de Clara Sánchez, son novelas contemporáneas, aptas para todo tipo de público, cuyos protagonistas tienen en común la búsqueda del sentido de sus respectivas vidas, algo consustancial a todo ser humano. En el noveno piso del Hotel Astoria de Valencia, un año más, a eso del mediodía de un miércoles de noviembre, soleado y frío, se celebró la rueda de prensa para presentar ambas novelas.

Tras la presentación protocolaria por parte de la representante de Editorial Planeta, Ángeles Aguilera, en primer lugar hizo uso de la palabra la escritora finalista, Ángeles González-Sinde, para manifestar que por muy sorprendente que les pueda resultar a algunos que una guionista y escritora cinematográfica se pase a la novela, “esta es una idea que llevaba mucho tiempo madurando en mi cabeza y desde luego tiene una historia mucho más larga que el tiempo que he dedicado a escribir este libro”.

El protagonista de ‘El buen hijo’ es Vicente “un personaje que nace de una pregunta que me he formulado muchas veces a lo largo de mi carrera de guionista y escritora: ¿cómo puede vivir hoy en día una persona que es buena y a la que no le gusta la polémica ni pisotear a los demás”. Vicente, junto con su madre, regenta una papelería. Tiene una hermana separada con varios hijos.

Desarrolla una vida completamente tranquila y normal hasta que “un día su madre se rompe un hombro y él se da cuenta de que el tiempo pasa, que su madre va a envejecer y que tendrá que jubilarse”. Este detalle le inducirá a formularse preguntas sobre su propia existencia y sobre cómo desea conducir la siguiente etapa de su vida. “Y para sorpresa suya descubre que no está muy seguro de si lo que tiene actualmente le gusta o no”. Comenzará por efectuar cambios en su negocio porque los tiempos y las personas son otros, pero estos cambios “llegan también al territorio sentimental.

Tiene la suerte de que se cruza una mujer en su camino y decide realizar también una exploración en este terreno”. Vicente pronto comprenderá que para aprender deberá desprenderse de unas cuantas ideas sobre el amor y sobre la sociedad que tiene muy arraigadas. “Esta es la peripecia del protagonista, al que he tratado de mantener siempre centrado en las cosas cotidianas y no en los grandes hechos como vemos en otras novelas, he querido señalar que las pequeñas decisiones conducen a las grandes. Esa fue la premisa que me impuse a la hora de sentarme a escribir”.

A continuación intervino Clara Sánchez, que tuvo un recuerdo elogioso hacia Valencia, “la tierra en la que viví la etapa más fundamental de mi vida, desde los cinco hasta los trece años y por eso en muchas de mis novelas aparece la ciudad o sus contornos. Algunas de ellas están ubicadas en Denia, donde ya de adulta viví siete años más, porque echaba de menos el mar y todo lo que le rodea”. En ‘El cielo ha vuelto’, la obra con la que ha ganado el Premio Planeta, la escritora de Guadalajara ha querido “trasladar al lector el desasosiego que siente una persona cuando descubre que algo en su vida, que imagina ordenada y tranquila, no funciona como ella cree”. La protagonista es Patricia, una modelo de 26 años, que trabaja para una agencia de moda. “Todos los personajes están basados en personas reales a las que en algún momento de mi vida he conocido.

A Patricia la conocí hojeando una revista de modas en la que había una fotografía de una modelo cuya expresión reflejaba un cierto temor. Eso me llevó a pensar qué habría dentro de aquella persona y quise ir un poco más allá, porque aquella imagen era algo muy superficial. Reflexioné que en la sociedad que vivimos nos hemos superficializado muchísimo, quizá porque todo va muy rápido y tenemos que adaptarnos a la cantidad de cambios que nos rodea”. El giro en la vida de la protagonista se produce en un viaje de avión, un vuelo preñado de turbulencias, donde conoce a una mujer extraña, Viviana, que le anuncia que alguien desea su muerte. “Esta mujer, que es muy extraña, también existe en la realidad, y no le dice a Patricia que nadie vaya a matarla sino que hay alguien que desea su muerte”. En el momento en que Viviana pronuncia la palabra deseo, dentro del cerebro de Patricia se inocula algo tan tremendo como que alguien cercano, de su entorno, quiere verla muerta, “pero ella se olvida hasta que sufre una serie de pequeños accidentes que le obligan a reflexionar.

Entonces buscará de nuevo a Viviana, que le proporcionará un poco de magia para afrontar las circunstancias”. Sí porque la magia desempeña un papel importante en el desarrollo de la historia. “Esta novela la he escrito como un cuento en el que puede aparecer un hada. En sus pensamientos, Patricia descubrirá que está sola y ¿a quién recurrimos nosotros cuando nos sentimos solos? A la religión. Lo que ocurre es que en la religión delegamos en los dioses o en los santos, mientras que si se trata de magia nosotros mismos asumimos el protagonismo. La magia es la religión pagana que nos ayuda a transformar nuestra vida”.

Patricia se encontrará inmersa en un proceso de desenmascaramiento, no solo de quien le quiere ver muerta sino también de su propia vida y llega a la conclusión de que “cuando alguien ama a otra persona le está ofreciendo la oportunidad de que la colonice hasta tal punto que piensa más en ella que en sí misma, es un proceso de vampirización del que ya he tratado en otras novelas mías. A cualquiera lo pueden vampirizar desde todas partes, desde los amigos, desde la familia, desde la sociedad o desde el poder porque no hemos sido capaces de tomar las riendas de nuestra propia vida. Con las armas que le proporciona Viviana, Patricia tratará de alcanzar la independencia sentimental”.


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Las protagonistas de los Premios Planeta 2013.
En el turno de preguntas y con relación al monto económico del Premio Planeta, Ángeles Caso manifestó que “para un escritor, un pintor, un músico o un cineasta, los recursos económicos significan la posibilidad de crear con absoluta libertad, de no verse inmerso en situaciones que te condicionen, en hacer que cada libro sea una apuesta más arriesgada que el anterior”. Sin desdeñar en ningún caso la difusión que se obtiene a través de la promoción: “He escrito novelas infantiles que no se conocen por falta de difusión. Yo no escribo para mi vanidad ni para mi satisfacción, es un trabajo, un oficio con el que aspiras a conectar con muchas personas. Y el Premio Planeta te permite hacerlo”.

Para Clara Sánchez el importe del premio “no lo desprecio en absoluto, porque me da mucha libertad para seguir escribiendo y dar rienda suelta a mi creatividad literaria, que es lo que más me apetece hacer ahora. Si el premio hubiera llegado antes, por ejemplo después de publicar la primera novela, me hubiese sentido presionada para escribir la segunda, pero he tenido la suerte de que me ha venido en el momento justo. Yo escribo para no sentirme un bicho raro, para no sentirme sola porque a través de la escritura estoy compartiendo sentimientos con los lectores y cuantos más lectores tenga más posibilidades hay de que mis ideas calen en ellos”. Con respecto a la sensación que tuvo en el momento de ser proclamada vencedora, Clara Sánchez manifestó que “se podría escribir una novela sobre ese instante. Es un momento en el que todos los de la mesa que están contigo se alegran y se ponen a brindar, mientras que tú no tienes tiempo para nada, porque te levantas, subes al escenario, con cuidado de no caerte, y has de preparar rápidamente unas palabras para decir algo mínimamente coherente, algo tuyo, auténtico”.

Sobre la chispa inicial que prendió la escritura de sus respectivas novelas, Ángeles González-Sinde dijo que no podía precisar exactamente cuál había sido ese momento. “En otras ocasiones lo he tenido claro, pero en esta novela no hay un día concreto en el que vi o escuché algo que me hizo pensar y me movió a escribir. Siempre tuve la idea de un hombre que en algún momento echó la vista atrás y comenzó a formularse preguntas y a sentirse incómodo. Creo que han sido una serie de pequeños hechos que se han ido sumando. Este personaje de Vicente me intrigaba, quizá porque en alguna ocasión yo me he sentido como él”. En el caso de Clara Sánchez, el momento inicial, además de la fotografía de la modelo en la revista de moda, “pudo provenir del recuerdo de una mujer, una antigua jefa mía, que cuando la veía por los pasillos, dura y elegante, me intimidaba mucho. Ahora que ha pasado el tiempo, la comprendo mejor y entiendo que se comportase de aquel modo, ya que su vida profesional no debía resultarla fácil en un mundo laboral en el que estaba rodeada de hombres”.

Para concluir, ambas escritoras manifestaron que sus protagonistas, Vicente y Patricia, “si hubieran llegado a conocerse, no se habrían enrollado porque son muy diferentes, simplemente habrían sido buenos amigos y hubieran intercambiado mutuas experiencias”.

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