El 20% de las mujeres entre 50 y 86 años, que se encuentran en la etapa posmenopáusica, padece osteoporosis, una enfermedad que debilita la densidad y la calidad del hueso, lo que puede desencadenar en fracturas por fragilidad. En el caso de las mujeres, la probabilidad que sufran esta enfermedad es mayor a partir de la menopausia porque disminuye la producción de estrógenos, la hormona encargada de proteger los huesos.
La osteoporosis es un problema sanitario global que se define como un trastorno esquelético sistémico caracterizado por masa ósea baja y deterioro de la microarquitectura del tejido óseo, con el consecuente incremento de la fragilidad ósea y una mayor susceptibilidad a las fracturas. Es un proceso prevenible y tratable.
La osteoporosis afecta más a las mujeres que a los hombres
Los seres humanos alcanzamos nuestro pico máximo de masa ósea a los 35 años. A partir de ese momento, comienza a producirse una pérdida natural de la masa de los huesos, lo que aumenta las posibilidades de sufrir osteoporosis. Aunque esta enfermedad afecta a ambos sexos, incide más en las mujeres por su masa ósea inferior y, especialmente, a las que están en edad posmenopáusica debido a la disminución en la producción de estrógenos.
La importancia de la prevención
Además, según el laboratorio farmacéutico Nutripharma, el 72% de las mujeres españolas de más de 50 años no recibe tratamiento preventivo después de la primera fractura porque no la considera una advertencia sobre futuras fracturas: “La pérdida de masa ósea no presenta síntomas, por lo cual las afectadas no saben que la padecen hasta que se produce la primera fractura, en muchos casos por traumatismos mínimos como un pequeño golpe” defiende Francisco Maldonado, responsable de Nutripharma. Según el informe “Huesos rotos, vidas rotas: guía para afrontar la crisis de fracturas por fragilidad en España”, una de cada tres mujeres de más de 50 años sufrirá una fractura por debilidad durante el resto de su vida.
Para ello, es imprescindible aplicar métodos de prevención, no solo para evitar la pérdida temprana de densidad ósea, sino para que las articulaciones, que permiten la unión de los huesos, no se desgasten y no aparezca la dolorida artrosis. Además, un buen mantenimiento de la masa muscular esquelética sería vital para que los huesos se mantengan bien protegidos. Por ello, una correcta alimentación, rica en vitaminas, minerales y proteínas saludables, además de ejercicio de fuerza moderada es una de las bases para evitar las fracturas óseas. Pero en el 87% de los casos, la alimentación diaria de las mujeres con más de 50 años está por debajo de las cantidades diarias recomendadas de vitaminas, minerales y proteínas, y un 92% no realizan ningún tipo de ejercicio de fuerza.
El colágeno hidrolizado mejora la vida de las personas con patologías osteoarticulares degenerativas
El colágeno es una proteína que contiene un 16% de AA esenciales y un 60% de AA no esenciales, lo que hace que, en determinadas situaciones y grupos de riesgo sea imprescindible suplementar la dieta con esta proteína, en su forma asimilable.
La suplementación con 10 gr de Colágeno Hidrolizado durante 6 meses es capaz de reducir los niveles de UPD/creatina (biomarcadores de la degradación del colágeno), mejora la sensación de dolor y aumenta el bienestar. A nivel dérmico, es capaz de mejorar la hidratación y elasticidad, además de reducir las arrugas y la redensificación.
Las personas con fibromialgia presentan alteraciones del metabolismo del colágeno y déficit de colágeno intramuscular.
Se ha demostrado que la ingesta de Colageno Hidrolizado ayuda a aliviar los dolores musculo-esqueléticos así como otros síntomas característicos de esta enfermedad.
La calidad de vida disminuye tras la primera fractura
Sólo uno de cada cuatro pacientes que ha sufrido una fractura recupera su vida anterior. Las partes del cuerpo más afectadas suelen ser la cadera, el húmero, la muñeca y la columna vertebral. El mismo informe refleja que “un año después de una fractura de cadera, el 40% de los pacientes sigue sin poder caminar por sí solo y el 80% sufre limitaciones para llevar a cabo otras actividades como conducir o ir a la compra”.
Las mujeres, además, son más propensas que los hombres a sufrir dolor crónico como dolor de espalda, fibromialgia, artritis y osteoartritis. Cuando estas están entrando en la perimenopausia o la posmenopausia y sus niveles de estrógeno están fluctuando, el riesgo de padecen morbilidad por dolor crónico aumenta considerablemente.
|