Generar valor en todo es provocar círculos bondadosos personales y sociales, es detonar relaciones de progreso, es echar mano de una visión profunda para identificar los paradigmas que nos han sido impuestos y poder hallar nuevas rutas de convivencia.
Para generar verdaderamente valor es preciso trascender con mucho la visión predominante, la cual es mercantilista y meramente utilitaria tan de boga en el ámbito empresarial.
Dicha visión en síntesis sostiene que: “Generar valor es el método a través del cual una compañía acrecienta sus utilidades en un período de tiempo; tiene que ver con la imagen pública de la empresa, la percepción que los consumidores tienen de la misma y la efectividad de sus productos y servicios” (hlghunters.com).
Aunque se disfrace con distintos matices, se ha centrado el generar valor a partir de una visión que proviene de la formación de “recursos humanos” y que ha permeado inclusive en el ámbito universitario.
Por ello, sólo se hacen algunos ajustes conceptuales, pero no se ve a través de un tamiz crítico que nos permita ir más allá, de tal manera que generemos nuevos marcos teóricos, nuevos paradigmas.
Lo anterior provocaría la crítica no sólo a lo que se analiza, sino a todo lo conexo.
Reflexiono lo anterior a partir del diálogo que sostuve recientemente en mi programa semanal vía streaming con mis compañeros y amigos Mireya Ramírez Martínez y Dany Dharma, en cuya emisión abordamos el tema: ¿Cómo generar valor a partir del talento? (bit.ly/38G2PyP).
Después del primer diálogo que derivó en debate, mis compañeros y yo fuimos coincidiendo en el sentido de que la vida y nuestra propia formación autodidacta nos dota de referentes conceptuales que contienen sustancia suficiente para potencializar una visión más profunda de lo que significa generar valor.
Tal fue el efecto del diálogo que Mireya Ramírez Martínez escribió un artículo bajo el título: “Generar valor es el faro para conducir la vida”. Aquí te comparto algunas líneas a la espera de que refuercen los párrafos anteriores:
“Cuando el generar valor es la divisa de la vida, todo parece claro, no se requiere nada más.
“¿Por qué es tan importante en este momento hablar de esto?, se podrá preguntar nuestr@ amig@ lector.
“...porque todos los seres humanos andamos a la búsqueda de respuestas que guíen nuestras vidas.
“Cuando ante cada duda que se presenta en un to be or not to be (ser o no ser), tenemos que decidir, lo único que necesitamos elegir es cómo crear valor a través de nuestros actos.
“Muchas veces peleamos batallas fallidas, el ejemplo más común son las eternas discusiones de fútbol y las de política, donde pareciera que defendiendo los colores de mi grupo estoy logrando imponerme sobre el otro.
La pregunta, entonces, sería: ¿y así generamos valor?
“Los hechos violentos que están apareciendo ante nuestros ojos todos los días, en todo el orbe, y cada vez con más frecuencia, a causa de diferencias políticas, morales, económicas, son pírricas batallas para todos, no hay ganadores y sí, todos perdedores. Porque no se genera valor.
“El verdadero triunfo no está en imponernos sobre el otro. Porque, tarde o temprano, la situación se revierte y eso es cuento de nunca acabar.
“¿Dónde radica el verdadero triunfo? En actuar de acuerdo con aquello que genere valor a nuestra vida y a la de los demás.
“La posibilidad de generar valor sólo está en mí al poner en juego mis talentos de la manera correcta.
“Los Qereos, nación quechua cuya cultura y cosmovisión jamás fue tocada por la mano del hombre blanco, dicen que los seres humanos siempre andamos buscando, pero eso no es necesario. El solo hecho de centrarnos en quienes somos, en nuestro nombre, nos permite encontrar nuestro sitio en el mundo en el ser, en el estar, en el hacer.
“Como respuesta a por qué está el ser humano habitando el mundo, ellos dicen que es para hacer trascender todas las cosas: para generar valor.
“Dos más de sus códigos de vida nos aportan gran sabiduría: el reconocimiento de la existencia y la vida en todo lo que nos rodea, y el amor.
“Todo está vivo, pero sólo puede existir para mí cuando establezco una relación profunda con cada una de las cosas que me rodean, para que respondan a la vibración de mi voz. Ellos así lo hacen, saludando y hablando con todos los elementos y los objeto, con sus animales y su trabajo.
“Mientras que para ellos el amor es donde se unen el deseo, el amor y el poder. Cuando puedo amar lo que deseo y desear lo que amo, ello me permite actuar con poder en mi propia vida, porque a todo aquello que pongo amor lo hago brillar y crecer.
“Así que, con sólo saber que para qué estoy en el mundo, cuál es mi papel y cómo vincularme con todas las cosas a partir de contribuir a un crecimiento, a generar valor, estoy no sólo cumpliendo con lo que me toca, sino haciendo una verdadera diferencia en el mundo”.
Hasta aquí la cita.
Como puedes ver querido amigo lector, el ejercicio dialógico que sostuve con mis compañeros y el resultado de ello es en sí mismo un claro ejemplo de que trascender la visión predominante genera valor.
Vale la pena intentarlo.
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