En Brasil, el número de personas asesinadas por la policía aumentó drásticamente. El año pasado, la policía mató a un promedio de 17 personas por día, según datos oficiales del Gobierno.
No obstante, activistas en favor de los derechos humanos afirman que agentes policiales retirados y fuera de servicio también llevan a cabo regularmente ejecuciones extrajudiciales, como parte de una guerra contra el crimen autorizada por el Estado y avivada por el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, quien ha dicho que los delincuentes deberían “morir como cucarachas”.
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