No se debería prohibir legalmente la venta y el consumo de tabaco por cuatro motivos: en primer lugar, porque atenta contra la libertad humana; en segundo lugar, porque es una medida que fomenta la reducción del PIB; en tercer lugar, porque supondría una disminución en las arcas públicas; y finalmente, porque se incentivaría el mercado negro.
Desde un punto de vista teórico, hay principalmente dos límites básicos en la libertad humana. El primero de carácter natural, es decir, el ser humano tiene unas condiciones físicas y mentales que le permiten realizar una serie de acciones y le impiden otras. Por ejemplo, las personas no pueden volar como un pájaro.
Y el segundo límite es de carácter social, que se basa en la siguiente premisa: mi libertad llega hasta justo antes de invadir la de otra persona. Este límite se justifica en motivo de la convivencia. Claramente, nos tenemos que preocupar de cumplir el segundo límite mencionado, ya que el primero no depende de nuestra voluntad.
Haciendo referencia al consumo de tabaco, no debería ser un acto prohibido, siempre y cuando se cumplan dos requisitos: que sea una acción voluntaria y que se haga con responsabilidad. Por ejemplo, si una persona quiere fumar en el patio de su casa, donde en ese momento no hay nadie, debería poder fumar porque actúa con responsabilidad. Si en cambio, una persona fuma en un pabellón o parque donde hay muchos individuos, y eso causa un perjuicio hacia terceros, no debería fumar. Por lo tanto, la solución no pasa por prohibir la venta y el consumo de tabaco de forma legal, sino por hacer un ejercicio de conciencia y de responsabilidad. Y es que, prohibir el tabaco es una acción que atenta contra la libertad de muchas personas.
Asimismo, prohibiendo la venta del tabaco, muchas personas perderían su trabajo, y por lo tanto, el efecto perverso sería el aumento del paro. Además, se reduciría la actividad económica del país, y en consecuencia, sería una medida que fomentaría indirectamente la disminución del Producto Interior Bruto. Cabe destacar, que la caída del PIB no sería una buena noticia, y más en un contexto de crisis económica.
En relación a este último tema, en el año 2010 España recaptó aproximadamente unos 9.000 millones de euros a causa del tabaco, siendo una cifra mayor que el presupuesto del estado español en 2011 destinado a infraestructuras. En este sentido, prohibir el tabaco supondría una reducción descomunal de recursos económicos en las arcas públicas. Y como se ha señalado, esto es un enorme problema debido a la situación económica actual.
Finalmente, es importante destacar que la prohibición del tabaco no eliminaría absolutamente su consumo, simplemente evocará a cometer ilegalidades a quien desee consumir este producto. Y es que, hay muchas sustancias prohibidas que continúan circulando a partir del mercado negro. Por lo tanto, prohibir el tabaco es una medida que incentiva indirectamente el mercado negro.
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