167 votos a favor, 165 votos en contra. Con este resultado, Sánchez ha sido investido Presidente de gobierno. Por un voto, porque si uno de los síes hubiera sido un no habría sido imposible la investidura y se debería seguir con otra rueda de consultas, propuesta de candidato, tentativa de otra investidura, o repetición de elecciones. Pero con este resultado el Congreso de los Diputados dio su confianza para que, por fin, haya un gobierno nuevo que merece el nombre de ‘Gobierno de ultras’ para unos o ‘Gobierno de progreso’ para otros. Más que una diferencia de parecer donde hasta lo sutil importa
Es lo que hay. Gozo para quienes querían un gobierno socialcomunista. Y preocupación para otros, puede que mayoría, ante una etapa en la que, de la mano de Sánchez e Iglesias y vigiladas por los independentistas, están en cuestión algunas de las bases en las que descansa el Estado de las Autonomías que ha propiciado el periodo de estabilidad pasado.
No se ha formado aún Gobierno y ya aparecen los primeros temores, que no cambian de bando sino que nacen en la tranquilidad que disfrutábamos: Implantación de un comunismo revolucionario con lo que conlleva. Exigencia independentista frente al estatus conseguido con la descentralización y el desarrollo autonómico, que amenaza la ruptura. Olvido del Espíritu de la Transición para sustituirlo por una revisión de la historia. Y, como consecuencia, cambios políticos, sociales, económicos, fiscales, laborales y de todo tipo.
Sin embargo, frente a la incertidumbre que se nota, hay una primera constatación que produce sosiego; y que es consecuecia de lo conocido al desarrollar la matemática y socialmente útil Teoria de Caos: En los sistemas dinámicos que evolucionan con el tiempo puede ocurrir que una variación de las condiciones iniciales, por pequeña que sea, puede implicar grandes cambios en el futuro y dificultar la previsión de lo que pueda suceder. Esa constatación, popularizada con la expresión ‘Efecto mariposa’ (el batir de las alas de una mariposa puede provocar un huracán en otra parte del mundo), es conocida en todos los ámbitos de poder que importan hoy: Presidencia de Gobierno y aledaños. Independentistas de procedencia y condición varia. Oposición. Interlocutores sociales (empresarios y sindicatos), etc.
Como fruto, al ser importantes los efectos que pueden surgir como consecuencia de los movimientos, parece lógico esperar una forma de hacer y comportarse en los que puedan actuar haciendo gobierno, participando en él, apoyándole, exigiéndole u oponiéndose. Entremos en ello viendo que hacen:
Sánchez es el presidente de Gobierno menos apoyado en la democracia. El electorado sabe, incluido PSOE y quienes le apoyan y mantienen, que su credibilidad y fiabilidad son nulas; y que sus valores principales son egoismo, acción en función de intereses personales, falta de convicciones, y arrogancia. Desde esa situación, su presidencia en un Gobierno social-comunista viene condicionada por los comunistas y los independentistas que le permiten el disfrute de colchón en el Palacio de la Moncloa y los lujos y gabelas del cargo. Por eso, no parece probable que él tome medidas que puedan acortar su mandato o poner en riesgo su cargo, aunque convengan al interés de su partido o nacional.
Consecuentemente, como la mariposa del efecto, no es de esperar, siquiera, el aleteo ala alguna que altere la tranquilidad.
Iglesias y Unidas Podemos, que están en franco retroceso, necesitan la estabilidad del gobierno al que van a acceder porque a ambos, Iglesias y UP, les va la supervivencia política en ello. Si UP intentara aletear en las parcelas tasadas de poder que van a disfrutar, y padecer, el temor al mismo ‘Efecto Mariposa’ va a tranquilizar, y paralizar, toda iniciativa que ponga en peligro las menguadas espectactivas que hoy tienen. Por eso, es de esperar una fidelidad absoluta de unos comunistas que no están libres de las tutelas, y exigencias, de los socios y coaligados catalanes, vascos, gallegos o valencianos.
Entre los independentistas que permiten gobernar a Sánchez también hay una situación variada; y muy compleja. Por una parte, el PNV, hoy socio de fidelidad dudosa gracias a las valoraciones de Ciudadanos y Vox, que, como en los últimos años, mantendrá su fidelidad comprada o alquilada a cambio de lo que haya conseguido. Le siguen los grupos independentistas no catalanes que, según expresión del representante de uno de ellos, “bastante tenemos con lo que tenemos para meternos en jaleos”. Y quedan los independentistas de Cataluña, con elecciones autonómicas próximas que deciden, además del Gobierno autonómico, la supremacía entre ERC y la clase media y burguesa que mantuvo a CiU y que hoy oscila entre los que siguen a Puigdemont, Torra, Mas o quien surja. Sin resolver sus querellas locales y con algo tan importante como el Ayuntamiento de Barcelona en poder de una Ada Colau que coquetea, y algo más que coquetea, con U.P, los aleteos ´indepes catalinos’, al menos de momento, van a estar sometidos a control: su propio autocontrol.
Como conclusión, hay algo que añadir: Tranquilidad, de momento. Y por un tiempo. Produce sosiego aplicar lo que, dicen sociólogos y matemáticos, ocurre cuando se tiene en cuenta la Teoría del Caos. Ni mariposas ni mariposeos. Tranquilidad, de momento. Porque, en el Gobierno de Sánchez, el batir de las alas de una mariposa constitucionalista, socialista, comunista o independentista puede provocar un huracán.
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