Se han puesto de moda los ”talents-show” en las diversas cadenas de televisión. Con una excelente audiencia que refleja su aceptación general.
Aún recuerdo aquellos programas de radio de los sesenta donde aparecieron muchos de los cantantes que triunfaron en los escenarios posteriormente. La llegada de la TV. permitió la presencia de otro tipo de espectáculos más corales y visuales. El éxito notable que han obtenido estos programas, les ha permitido seguir estando en primera fila de la mayoría de las televisiones del mundo.
En gran número de ellos se cuida más del lucimiento de los miembros del jurado que de la promoción de los artistas que se presentan. Estos son, en la mayoría, noveles desconocidos y en algunas ocasiones, viejos trabajadores de los escenarios en busca de un resurgir de sus cenizas. Personalmente me gustan estos espacios. Derrochan talento y capacidad de riesgo. Muchos llevan detrás años de preparación y estudio; llamadas a las puertas de los promotores y muchas decepciones. Otros aciertan a la primera.
En Canal Sur, la radiotelevisión andaluza, se está emitiendo un programa denominado “Tierra de talento”, el cual ha conseguido captar mi atención. Sobre todo me ha impresionado la labor que están realizando los conservatorios de música y danza andaluces. Hemos podido contemplar la actuación de verdaderos virtuosos del piano, el violín, el violonchelo o el arpa; cantantes líricos, de flamenco o de música espiritual; bailarines clásicos y modernos. Todo ello basado en una gran calidad interpretativa adquirida en una excelente labor de sus mentores.
Mi buena noticia de hoy me la proporcionan esa generación de auténticos artistas, muy lejanos de la merdello-música, los raperos, los disc-jockeys, bailarines-acróbatas y cantantes gritones, que tienen invadidos los espacios musicales. Años de estudios musicales, que comienzan al mismo tiempo que las actividades escolares, dan su fruto en la aparición de esos talentos infantiles y juveniles que serán los grandes artistas del futuro, si no lo son ya en el presente.
Estimo el gran esfuerzo de la administración, que pone en marcha los conservatorios, de las familias, que animan y acompañan a los futuros artistas y de los propios niños y jóvenes, que tarde tras tarde acuden a la presencia de sus profesores, mentores y maestros que los orientan, enseñan y acompañan en unos periplos que no siempre llegan a buen término, pero que en muchas ocasiones, les convierten en unos extraordinarios integrantes de esta “tierra de talento” lejos del tópico y la pandereta.
Esa tierra de María Santísima ha dado grandes ejemplos de escritores, músicos, bailarines y artistas en general. Como mi paisano Andrés Segovia o mi sobrina-nieta Gloria del Pino una arpista de un gran presente y un fabuloso porvenir.
Ellos y otros muchos grandes artistas son mi buena noticia de hoy.
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