Los medios de comunicación son muy libres de publicar lo que les parezca, pero no deja de ser curioso que todos los días nos informen de la marcha del impeachment contra el presidente Trump, con cierto acento de desencanto porque posiblemente el partido demócrata, el de Obama y la Clinton, no consiga la destitución que propugna mediante la campaña financiada generosamente por la poderosa central del aborto, Planned Parenthood.
Por el contrario han silenciado, (o yo no lo he oído), que el pasado día 24 el presidente norteamericano apoyó decididamente la Marcha por la Vida y dijo que estaba allí para defender el derecho de todos los niños, nacidos y por nacer para cumplir el potencial que Dios le ha dado.
A los jóvenes, mayoritarios entre los manifestantes, les dijo que estaban haciendo de América la nación pro-familia y pro-vida recogiendo el legado de los pioneros que lucharon por defender los derechos de los ciudadanos.
Dijo que cada niño es un don precioso y sagrado de Dios y cuando tenemos en los brazos un recién nacido, sabemos el amor infinito que cada niño trae a una familia, por lo que ha asumido la acción histórica de apoyar a las familias de los Estados Unidos y proteger a los no nacidos.
Recordó que en la ONU había dejado claro que los burócratas globales no tienen derecho a atacar la soberanía de las naciones que protegen la vida inocente y que ha tomado medidas decisivas para proteger la libertad religiosa, atacada en todo el mundo y por supuesto en los Estados Unidos.
También dijo que la extrema izquierda está trabajando por borrar nuestros derechos dados por Dios, para cerrar las organizaciones benéficas basadas en la fe, prohibir líderes religiosos en la plaza pública y silenciar a los que creen en la santidad de la vida.
Dijo también que cada niño trae alegría a una familia, que merece la pena proteger a cada persona y que toda vida humana de nacidos o por nacer está hecha a imagen de Dios.
Aquí en España estamos en las antípodas: el aborto, entendido como derecho, se generaliza desde la nefasta ley del presidente Zapatero y que el acomplejado Rajoy fue incapaz de anular, no hay relevo generacional y España envejece.
Mucho hablar de la España vacía pero ninguna medida para solucionar el problema. Alguna lumbrera ministerial apunta a que habrá que traer un par de millones de extranjeros.
Nuestros gobernantes desde hace bastante tiempo están trabajando sin descanso por eliminar a la familia, siguiendo las ideas neo-marxistas, para poder adoctrinar a las nuevas generaciones en ideologías disolventes como la de género, la promoción de la homosexualidad e incluso el cambio del lenguaje, dicen pada hacerlo ¿inclusivo?.
Como me gustaría que surgieran líderes y partidos decididos a dar la batalla por la vida, la familia, la educación y los valores que a lo largo de los siglos nos fueron conformando como nación, pero si seguimos metiéndonos el dedo en el ojo unos a otros y poniéndonos zancadillas, tendremos poco arreglo. No haremos nada y nos dejaremos catequizar por los medios de comunicación.
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