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Implicación resolutiva

Al modelo social clásico se le suman nuevas ausencias de manera incesante
Rafael Pérez Ortolá
viernes, 31 de enero de 2020, 08:34 h (CET)

Es curioso lo que nos sucede. El haber logrado los mayores avances de la historia, no va acompañado de su mejor aprovechamiento; sobre todo si observamos la pésima distribución de sus posibilidades y la persistencia de actitudes depravadas sin resolver. A estas alturas, con las oleadas migratorias abandonadas a su suerte, las escandalosas diferencias económicas, guerras, corrupción consentida, asesinatos de mujeres; continuamos anclados en las valoraciones UNILATERALES desfasadas. Las evidencias nos indican la realidad de una urdimbre con múltiples conexiones dinámicas; mientras insistimos en las versiones parciales, incompletas e ineficaces desde sus planteamientos.

El carácter multifactorial de cuanto acontece es apasionante al par de su extenso alcance siempre en movimiento. Pronto entresacamos una conclusión certera, enjuiciamos con excesiva facilidad, cuya rotundidad está falseada desde sus orígenes. Porque, ante tantos factores intervinientes, la CAPTACIÓN es intransferible por parte de cada sujeto. La generalización de las percepciones es un esquema irreal como no hay otro. En tanto nos deslizamos hacia esos compendios globales, nos alejamos de la persona concreta, y a su vez, estas quedan menos ligadas a los acontecimientos; configuran una divergencia progresiva. El juego de estas posiciones tendrá después muchas repercusiones.

No cabe duda, en torno a las geografías sentimentales, las geometrías, los viajes, lo desconocido; planea el tono sentimental de quienes se acercan por esas áreas. Como sujetos vivos, percibirán, sentirán e influirán en sus vicisitudes. Las relaciones quedan enriqucidas por las tecnologías del momento, siendo detectadas con unas precisiones nunca soñadas. Por eso no se entienden los empeños por el predominio de los ámbitos MONOGRÁFICOS, como explicación vital de lo correcto. Tirios o troyanos, sexos conocidos o novedosos, teorías contradictorias, elaboraciones de proyectos, no pueden reducirse a sectores cerrados bajo férreos controles de monstruos mal diseñados.

El mundo virtual crece e intenta suplantar a los territorios de las realidades; el aluvión de presentaciones deviene en una continuada exposición de carencias. No sólo de los protagonistas, hasta las supuestas rebeldías encuentran serias dificultades para identificarse. Repiten una serie de manifestaciones estereotipadas con enormes difusiones. Ponen de relieve la insuficiencia DESCRIPTIVA de sus expresiones, apenas se muestran como intentos evasivos con respecto a ese algo fundamental subyacente, nuclear, pero muy distante de sus motivaciones. Deslizados por esas versiones errantes, el desafío coherente permanece desterrado sin verdaderas implicaciones.

El cúmulo de datos y descripciones deviene en simple ofuscación. El número de asesinatos, declaraciones o regodeos informativos, agranda la esfera de los escándalos. Han desaparecido de tal manera las cualidades subyacentes (Entendimiento, estilo, honestidad, identidad, inteligencia, imaginación creativa, cultura), que el armazón de la persona se tornó invisible. La misma dejadez de la frivolidad pone de relieve la fortaleza indiscutible de la GRAN AUSENCIA, la de cada persona en particular, no la de unos cuantos reconocidos como tales en exclusiva. Si le prestamos la debida atención aclararemos el panorama; de lo contrario la inercia tumultuosa impondrá sus desquiciamientos.

Al modelo social clásico se le suman nuevas ausencias de manera incesante. Los conocimientos progresan a gran velocidad, entrelazan las cosmovisiones físicas de energías, ondas y partículas; con esa realidad aún sin explicación de la configuración de los humanos. En busca de respuestas firmes, hallamos las verdades como ACONTECIMIENTOS momentáneos ligados a múltiples conexiones. Hemos de cargar con el lastre de que somos vulnerables, dependientes de las infinitas influencias cósmicas. En lugar de los posicionamientos personales anquilosantes, el modelo requiere de actitudes despiertas frente a las fijaciones injustificadas, incluidas las propias.

Estamos expuestos a una serie de vibraciones constantes, de difícil comprensión por su complejidad, aunque inesquivables. El mismo funcionamiento cerebral tampoco ayuda para una mayor estabilidad. Sus ritmos son caprichosos, con polarizaciones radiantes y pausas que no lo son por dentro. Las ramificaciones de las neurociencias desparraman sus contenidos por diversos sectores. Abocan a una demostración renovada del INCANSABLE procesamiento cerebral de los impulsos; ilusiona su espontaneidad y su capacidad de remodelación. La traducción de dichas trayectorias configura un espacio abierto a la experiencia personal con rasgos emergentes desde esos fondos cambiantes.

Esos aconteceres sucesivos tienen sin duda su momento; no digo minutos, un solo instante fugaz permite la modificación de lo sucedido. Algo similar ocurre con las soluciones. Llegar pronto o tarde a la configuración de sus realizaciones, promueve aciertos o errores. Surge el DESTELLO fugaz de sus apariciones. Dará paso a nuestros intentos de mantenerlo en los aciertos placenteros, de repetirlos; o por el contrario, de evitar su presencia si fueran desagradables. El tiempo nos acerca o aleja de estas realidades, de algún modo nos pone en relación con las circunstancias confluyentes. Descubrimos la propia cercanía con una indudable capacidad de intervención, cierta y limitada, tantas veces olvidada.

Me atrae el concepto de la noosfera como esa formación condensada a partir de los pensamientos humanos, independiente de las voluntades, siempre disponible para el intercambio de percepciones, en constante evolución. En ella caben los universos CORPORATIVOS convergentes en determinadas maneras de pensar. En el curso de estas relaciones encuentran su lugar el naturalismo, la inteligencia, las querencias y los desafectos, los ánimos, surgidos del fondo íntimo de cada ánima sentiente. Representan un buen puerto de arribo para las aportaciones ideadas por cada sujeto, también en las mencionadas agrupaciones, creadoras a su vez de efectos emergentes de ilimitadas potencialidades.

El equívoco de los saberes presuntuosos acaba en cuentas y cuentos necios, circulan por la frialdad de una fijaciones poco sustanciosas; menos aún, si recorren territorios áridos para las personas. Máxime, después de la percepción de las aportaciones, tanto pesonales como corporativas. Quizá por eso, ya en su tiempo escribió Kant sobre la conveniencia de dejar paso a la fe, posponiendo el saber nunca completado. Invita a la práctica de un INCONFORMISMO radical en contra de las apariencias presuntuosas.

Se trataría de la mágica apertura opuesta a los silencios o resignaciones impropias del ser humano. Con la IMPLICACIÓN RESOLUTIVA hacia las aportaciones francas hacia la armonía, la concordia, el amor, la moralidad; en definitiva, las acciones acordes de entes racionales.

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