Mientras los diarios deportivos se hacen eco y hacen
partícipes a sus más fieles seguidores de la célebre noticia de la presentación
“en sociedad” del pequeño Casillas Carbonero, parece que la vida en el terreno competitivo
sigue pegando fuerte y dando mucho más que hablar.
Cuando todo parecía sentenciado, la magia del fútbol regresa
y hace que todos volvamos a tener el corazón en un puño esperando el pitido
final que haga campeón a uno de los tres equipazos que vienen picándose con
este sueño desde hace varias jornadas. La Liga como objetivo.
36 un número que a simple vista no dice nada y que ha puesto
en serios aprietos a colchoneros, vikingos y culés. Sino han caído frente a sus
rivales, han empatado con algo más que esfuerzo, sufrimiento y sacrificio. No
cabía en los pronósticos ni en la cabeza de nadie, pero esta jornada hace que todavía los amantes del
buen fútbol sigamos atados y pendientes del televisor hasta el último suspiro.
Las matemáticas no fallan, hasta ahí todo claro, pero a día
de hoy todo es posible. La utopía blanca sigue centrada en conseguir la
Champions League, pero ningún título sobra y si se puede pelear por todo mucho
mejor que por nada. De igual pensamiento, el Cholo y sus filosofías. Pese a que
opine que el resultado cosechado frente al Levante “es lo mejor que les podía
pasar” para así seguir peleando y mucho más ilusionados, Simeone ve y valora
todas y cada una de las opciones de los suyos y casi todas las papeletas caen
del lado de los del Manzanares. La Liga pinta muy rojiblanca.
Como enemigo o al otro lado de la tortilla, la esperanza
culé. El Barcelona se agarra con uñas y dientes a un campeonato que dejó
escapar en jornadas pasadas, pero que tras el mal resultado del Atleti, hace
que todavía pueda seguir soñando e ilusionado con poder así arreglar una
temporada, que pese a no ser tan mala, se perfila ya como un fin de ciclo con
todas y cada una de las letras y las consecuencias.
Todo puede decidirse la próxima jornada o esperar y hacernos
vibrar en el Camp Nou. El Real Madrid en cierto modo puede actuar un poco como
juez y en función de sus resultados “forzar” lo que sería el partidazo de la
Liga. El último y el definitivo. Donde no hay excusas, solo corazón.
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