Giro a la izquiera que recuerda el camino que COPEI y Acción Democrática siguieron en Venezuela, y que dio como resultado la dictadura de Hugo Chávez y Nicolás Maduro. Los españoles quieren más Estado, más intervención, más gasto público. Una desgracia.
Que tanto PP como PSOE iban a sufrir un duro correctivo por parte de sus respectivos electorados en unas elecciones en las que el españolito cree no jugarse nada y tan dadas a experimentos, como cuando en aquella ocasión la derecha mandó a Ruiz Mateas a Bruselas, estaba cantado. Empero, el batacazo de ambas formaciones ha sido mucho mayor de lo esperado.
En Génova 13 todos confiaban en ganar a los socialistas. De hecho, han ganado. Amarga victoria. El más agorero de los portavoces oficiosos del PP le adjudicaba al socio europeo de Angela Merkel, incluso horas antes de conocerse la decisión del electorado, un mínimo de 18 escaños. Las encuestas publicadas hasta ahora, todas ellas erradas –algunos deberían de meditar-, parecían ratificar la cuestión. Pero han sido 16, frente a los 24 obtenidos en 2009. Carlos Iturgáiz, fiel escudero de Jaime Mayor Oreja, sólo ocupará escaño si la lista corre. No sé yo si eso a los de Rajoy, que no entienden nada, les preocupa.
Patética intervención la de María Dolores de Cospedal y su candidato, Miguel Arias Cañete, pasadas las 11 de la noche, quienes, lejos de reconocer el castigo de sus votantes, se deshicieron en excusas políticamente correctas, perfectamente pronunciadas en ese politiqués que no habla el pueblo. Paradigmática intervención, que explica perfectamente, junto con la traición a sus votantes, que hasta ayer el PP parecía despreciar, el resultado obtenido. Resultado que en las próximas autonómicas y municipales podría significar perder la mayor parte de su poder territorial, Madrid inclusive.
Elena Valenciano, más pragmática, reconocía ayer que los 14 escaños –en 2009 obtuvieron 23 asientos en el parlamento europeo- “son un mal resultado”. Hoy mismo podría haber consecuencias. No son pocos quienes exigen que Alfredo Pérez Rubalcaba, a quien se le acaban de chafar los planes sucesorios para solaz de Madina, Chacón y hasta Tomás Gómez, convoque Congreso y se vaya a su casa. El terremoto en la formación que fundara Pablo Iglesias, está garantizado.
Los vencedores de la noche resultaron ser, por una parte, los estalinistas de Pablo Iglesias, el tertuliano de La Sexta que se ha llevado de calle, con una campaña digital y moderna, a los jóvenes y se ha colocado como cuarta fuerza política, tercera en el Madrid de Esperanza Aguirre. Y ello para horror de Izquierda Unida –menudo mosqueo tenían- y UPyD –otros que están ya fuera de la realidad-, que suben pero poco pueden presumir después de que el novato les haya robado la merienda.
Por otra parte, los Ciudadanos de Albert Rivera, quienes obtuvieron 2 escaños. Javier Nart y Juan Carlos Girauta, qué diferentes pero qué iguales, irán a Europa. Se lo merecen. Al fin y al cabo, son la única voz en defensa de la libertad y la nación española que se escucha en el parlamento de Cataluña. Una Cataluña en la que ERC ha ganado a CiU y que vulneraba la normativa electoral, ofreciendo en Twitter los resultados de escrutinio de las mesas electorales catalanas antes de las 23:00 horas.
Malos resultados los obtenidos por VOX, la escisión del PP, que aspiraba a mantener a Alejo Vidal Quadras en Bruselas. Les faltaron los votos que ha obtenido la formación presidida por Francisco Alvarez Cascos, quien les ofreció por carta –fitlrada a los medios desde VOX- ir en coalición. Pero sólo tienen 4 meses de vida. Si aguantan, pueden.
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