Cuando los ancestros de la
especie humana comenzaron a
caminar sobre las piernas abrieron
la vía a uno de los dolores más
comunes de la humanidad: el
dolor de espaldas. Estar de pie nos
obliga a tener la espalda erguida y las emociones podrían jugar un papel
más importante de lo que pensamos en la salud de esta parte de nuestra
anatomía.
Según explica a Infosalus la doctora María Isabel Heraso, autora de 'Vivir bien sin
dolor de espalda' (Salsa Books, 2014) el dolor de espalda procede de la bipedestación ya
que estar de pie fuerza al ser humano a tener la espalda erguida.
Las emociones son, para Heraso, el principal origen de los problemas de espalda. "Ante
cualquier situación emocional difícil la espalda sufre contracturas que
conllevan un acortamiento de los músculos y una afectación de vértebras y costillas
que dan lugar finalmente a una modificación de la postura ideal".
Según apunta Heraso, jefa de servicio de la Unidad del Dolor del Hospital San Francisco
de Asís de Madrid, el dolor se puede definir como sufrimiento e implica a la situación
anímica de la persona. "Si la persona es feliz no hay preocupación por el dolor",
señala Heraso.
Para la especialista se puede hablar de un 'triángulo del dolor' en el que intervienen las
alteraciones del ánimo (desánimo, animosidad), la mente (pensamientos tóxicos:
ansiedad, miedo o estrés) y físicas (dolor y enfermedad) que lleva a una combinación
física y emocional.
"No se puede tratar sólo la punta del iceberg, que es el dolor, hay que tratar a la
persona de forma global, hay que tratar en profundidad sus alteraciones del ánimo y los
pensamientos tóxicos que están produciendo estas alteraciones físicas", afirma Heraso.
En los dolores de espalda, añade la especialista, suelen intervenir tres orígenes:
contracturas, ligamentos posteriores del sacro y problemas de cadera. "Cada dolor tiene
su significado en la vida", asevera Heraso para quien los ligamentos posteriores están
muy asociados al miedo, las contracturas se deben a una sobrecarga de
responsabilidades que no nos corresponden y los problemas de cadera suelen
asociarse con una decepción en la vida.
La doctora explica que en muchas ocasiones los grandes dolores de espalda, que incluso
pueden causar inmovilidad, son desproporcionados en relación a su origen, como en el
caso de las contracturas, y que pueden tener un tratamiento sencillo y muy alejado del
quirófano.
CUANDO EL DOLOR COMIENZA A A PA RECER
La doctora Heraso señala a Infosalus los aspectos más importantes a tener en cuenta
cuando el dolor de espalda empieza a hacer acto de presencia en nuestras vidas:
1. A unque sea un dolor leve o una pequeña lumbalgia no hay que dejarlo
pasar: si no se solucionan las causas que lo han motivado el dolor seguirá presentándose
y probablemente empeorará, considera la especialista. Para Heraso, por regla general se
acude a la consulta del médico cuando el dolor ya es fuerte y se espera que la solución
esté en los fármacos o en una posible operación. Según explica la autora, las estadísticas
muestran que sólo el 40% de los que pasan por el quirófano solucionan su problema y el
otro 60% no resolverá su problema y deberá en muchos casos volver a operarse y convivir
con las molestias derivadas de la operación.
2. Entender el dolor como una llamada de atención ante posibles problemas: el
cuerpo emplea un lenguaje no verbal para avisarnos de que algo no va bien en nuestras
vidas, apunta la doctora. Para Heraso, hemos de tomar conciencia de que es posible
controlar el dolor y que depende de nosotros en primer lugar.
3. Es saludable realiz ar un autoanálisis profundo: el estrés en la vida personal y
laboral y los desajustes emocionales pasan factura, apunta la doctora. Heraso considera
que hay que evaluar nuestro sistema de valores y considerar si lo socialmente aceptable
puede no ser sano para nuestra mente y nuestro cuerpo.
4. Buscar el diagnóstico diferencial: Heraso recomienda acudir en un principio a un
fisioterapeuta o a un osteópata antes que acudir a la consulta de un traumatólogo o un
neurocirujano. Si existe una tensión emocional, también aconseja aliviar en un primer
momento estas posibles situaciones de ansiedad, angustias y miedo como una forma de
aliviar el dolor físico.
5. Realiz ar ejercicio físico: aunque no todo el mundo puede hacer natación, uno de los
deportes más beneficiosos para la espalda, explica Heraso, sí existen ejercicios que nos pueden ayudar. Realizar ejercicio significa preocuparnos de nuestro cuerpo y no
olvidarnos de él hasta que existen problemas, apunta la doctora, que señala que no
estamos educados para buscar el origen de nuestros males sino para solucionar
puntualmente el malestar con fármacos.
6. Resistirse a la operación: según señala la doctora Heraso, una vez que se pasa por
la operación se puede generar fibrosis postquirúrgica por la cicatrización interior y
aparecer un nuevo tipo de dolor.
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