Es admirable el trabajo de este cirujano valenciano que aborda operaciones dificilísimas que permiten volver a la vida diaria a enfermos que han sido desahuciados por otros hospitales.
El doctor Cavadas confiesa que cayó en la tentación de montar una clínica de cirugía plástica y reparadora. Con sus dotes como cirujano podía haber adquirido fama y dinero de una forma extraordinaria. Pero ahí surge el gran ser humano que él es. Decide crear la fundación Pedro Cavadas que dedica sus esfuerzos a realizar operaciones de cirugía reconstructiva en Kenia y otros países de África.
En Valencia sigue reimplantado miembros amputados y realizando cirugías inverosímiles e irrealizables para muchos otros facultativos. La video-entrevista que da pie a este artículo, recogía su reencuentro con una enferma que había sido sometida a una dificilísima operación de implante de mandíbula con huesos sacados de su pierna.
La entrevista llena de ternura en la que se reencuentran paciente y cirujano, mostró a un ser humano sencillo y humilde, sin dejar de ser sabio, que valora la vida. La enferma mostró su agradecimiento con unas palabras bellísimas a las que él contestó sintiéndose orgulloso de haber vuelto a la VIDA a una mujer llena de problemas médicos.
Nada que ver con la eutanasia, el abandono, e incluso, el desprecio del ser humano enfermo. Vivimos en una sociedad que da culto a la belleza y la juventud, pero que olvida inmediatamente al que no sigue los cánones que dicta “el gran hermano”.
La otra protagonista de esta historia, Aurora, la enferma felizmente recuperada para la vida normal, nos da un ejemplo de la lucha con la adversidad. Me ha recordado la frase de Albert Einstein: “La vida es como montar en bicicleta, si quieres mantener el equilibrio tienes que seguir avanzando”. Una frase que nos anima a muchos, especialmente los mayores, que sentimos la tentación, a veces, de dejar de pedalear.
No se si el Dr. Cavadas cree en Dios. Pero estoy seguro que Dios cree en él.
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