Decía la metafísica alcaldesa madrileña, Ana Botella, que de la suma de peras y manzanas nunca podríamos obtener peras. Bueno, quizá es que, en su enorme capacidad de síntesis Botella obvió el adverbio más, esto es, que lo que quiso decir la alcaldesa es que de la suma de peras y manzanas no obtendríamos nunca más peras. Esto es cierto y, no por obvio, deja de tener su trascendencia epistemológica en el debate político-ideológico que se ha abierto en España, especialmente en las izquierdas, a raíz de la irrupción de Podemos en la lucha política dentro de las instituciones.
Inspirado en el brillante aserto de Ana Botella, me pregunto qué se podría obtener de la suma de Podemos+IU+PSOE. Porque, si bien sumando peras y manzanas no obtenemos más peras, lo que nadie puede discutir es que sí obtenemos más fruta. Entonces, entiendo yo que lo primero que tenemos que plantearnos es qué cosa queremos obtener: ¿más peras o más fruta? La fruta pertenece a una categoría superior a la de las peras, pero es más genérica, heterogénea, e incluye elementos que pueden llegar a ser incompatibles desde un punto de vista gastronómico; seguro que algún dietista o endocrino me da la razón.
¿Cuál es la condición que han de cumplir tres organizaciones políticas (Podemos, IU y PSOE) para conformar una alternativa de poder? Porque debemos de partir de la base que no queremos formar un nuevo partido político con la suma de los tres, sino una alternativa de poder (una coalición coyuntural). Pues, creo yo que la condición que han de cumplir estas tres organizaciones es un mismo programa que represente una alternativa política de gobierno. Como se trata de una coalición coyuntural, el programa debe de ser coyuntural, un conjunto de propuestas que den la misma respuesta a los problemas más acuciantes que plantea la actual coyuntura política que afecta a nuestro país, a la UE y, también al orden mundial.
Según nos dicen las encuestas, los problemas más acuciantes para los españoles, hoy en día, son: el paro, la precariedad laboral, la desigualdad social y la corrupción política. Pues bien, si Podemos, IU y PSOE acuerdan un programa común lo suficientemente ambicioso y audaz como para afrontar estos fundamentales problemas, la coalición de estas tres fuerzas sería posible y, en caso de sumar la mayoría de los votos, obtendrían la legitimidad necesaria para formar gobierno, pese a quien pese, pues estarían representando los intereses de las mayorías sociales, cosa que sólo se puede acreditar compartiendo un mismo programa.
Yo soy de la opinión de que para formar una mayoría de gobierno no hay que buscar afinidades ideológicas sino coincidencias programáticas. Las afinidades ideológicas se pueden plantear cuando se cuenta con un respaldo popular mayoritario y se está en disposición de abordar la construcción de un nuevo orden social. Pero, mientras esto llega (posiblemente, a través de un nuevo cambio de mentalidad en el conjunto de la ciudadanía), lo que hay que ir haciendo es introducir los cambios posibles que mejoren la calidad de vida de los ciudadanos, no para salvar o lavar la cara al capitalismo, sino para ir despojándolo de sus efectos más nocivos en beneficio del bien común, a nivel local, autonómico, nacional y supranacional.
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