El expresidente de la Generalitat Jordi Pujol ha negado este viernes en su comparecencia ante el Parlament que haya sido un corrupto, y ha limitado sus explicaciones a detallar la historia de cómo su padre decidió guardar unos fondos para él y su familia en el extranjero, una suma que en 1980 ascendía al equivalente en dólares de 140 millones de pesetas.
"Personalmente puedo decir que yo no he sido un político corrupto. Simplemente eso", ha afirmado durante su intervención ante la Comisión de Asuntos Institucionales, en la que ha defendido que nunca ha recibido dinero a cambio de una decisión administrativa, y ha acusado a la oposición de enredarlo todo frívolamente contra él y contra CiU.
En la primera intervención, ha desgranado con un tono pausado la historia de cómo su padre, Florenci Pujol, hizo fortuna con el algodón y de cómo, asustado por los riesgos derivados del compromiso político de su hijo, decidió legarle unos fondos en el extranjero por si algún día tenían que salir del país.
Pese a las peticiones de la oposición, no ha aportado ningún documento que recoja el origen de esos fondos, y se ha limitado a leer fragmentos de una carta que su padre le envió a su mujer, Marta Ferrusola, para decirle que esos recursos eran para ellos: "Para el día que Jordi, tú y vuestros hijos tengáis que iros".
Pujol ha remarcado que ya tenía dinero cuando empezó en la política y al llegar a la Presidencia, por lo que ha negado que le moviera el afán de enriquecerse, sino el de sacar adelante un proyecto que ya esbozó en 1958 en su libro 'Construir Catalunya'.
EL ORIGEN DEL DINERO NO ES ILÍCITO
"La existencia de dinero en el extranjero puede ser muy criticada pero no presupone que su origen sea ilícito. No salió del erario público", según Pujol, que ha defendido que en su etapa al frente de la Generalitat intentó establecer puentes, buscar soluciones, evitar conflictos políticos y sociales y conciliar intereses, pero sin corrupción.
Ha asegurado que en todo momento pidió quedar al margen de la gestión de esos fondos, de la que se encargaron dos amigos de su padre --cuyos nombres sigue sin revelar-- hasta que pasó a encargarse uno de sus hijos --del que tampoco ha revelado la identidad--.
Esos 140 millones de pesetas en dólares que tenía en 1980 se incrementaron "significativamente" a causa de la inflación y las devaluaciones que sufrió la peseta, aunque no precisa cuánto crecieron.
TENSIÓN CON LOS GRUPOS
Tras esta primera intervención ha llegado el turno de los grupos, que le han preguntado si el origen de estos fondos en el extranjero es la venta "fraudulenta" de acciones de Banca Catalana o de comisiones por contrataciones de la Generalitat durante sus años al frente del Govern.
Le han reclamado que "tire de la manta" y profundice en las explicaciones sobre el origen de estos fondos, lamentando que en su primera intervención no hubiera ido mucho más allá de lo que ya explicó en el comunicado del 25 de julio, en el que confesaba la existencia de cuentas en el extranjero.
También le han preguntado si el actual presidente, Artur Mas, y algunos de los consellers que ya estaban en sus gobiernos sabían la existencia de fondos en el extranjero, y le han preguntado si existía una trama corrupta en sus ejecutivos.
ABRONCA A LA OPOSICIÓN
Estas preguntas han enfadado al expresidente, que en su segundo turno de réplica ha abroncado a los grupos por ofrecer la imagen de que todo era un desastre: "Si todo hubiera sido tan corrupto no se hubiera aguantado", según él, y ha subrayado que su comparecencia era para hablar del legado de su padre, no de si hubo corrupción en sus gobiernos.
El tono airado ha molestado a la oposición, que ha censurado que no haya respondido a las preguntas que se le han formulado, lo que ha llevado incluso al diputado de la CUP David Fernández a abandonar la comisión.
Pujol ha insistido en que sí ha cumplido con su deber ante la Cámara porque el Parlament "ahora sabe muchas más cosas que no sabía", y ha reivindicado que, con su confesión a finales de julio, se desnudó ante la opinión pública.
La tensión de Pujol con algunos grupos se ha repetido también con la intervención del líder de CiU en el Parlament, Jordi Turull, que ha arremetido contra las intervenciones de la oposición, especialmente de PP y C's, a los que ha acusado de difamar y de querer "ensuciar más" todo lo relacionado con CDC y con CiU.
Tras desaprobar los hechos confesados por el expresidente, Turull ha reivindicado que la federación no renuncia ni reniega del proyecto político que impulsó durante sus 23 años de gobierno: "Estamos dolidos y no aprobamos los hechos del comunicado, pero reconocemos lo mucho y mucho que Pujol ha hecho por Cataluña durante su vida".
GRAN EXPECTACIÓN
La comparecencia ha levantado una fuerte expectación, haciendo que una veintena de fotógrafos se hacinasen en la parte posterior de la sala, llegando incluso a interrumpirse la sesión en algún momento porque el estruendo de los chasquidos de los disparos de las cámaras fotográficas dificultaba seguir el debate.
Siempre bajo la atenta mirada de los primeras espadas de todos los grupos que forman el arco parlamentario --excepto el líder de ERC, Oriol Junqueras--, Pujol ha alargado su relato algo más de la media hora que estaba prevista, sin detenerse a escuchar los cánticos y proclamas contra su persona de la protesta convocada por la asociación Somatemps a las puertas de la Cámara.
El expresidente había llegado al Parlament dos horas antes de iniciar su intervención, y ha entrado en el despacho de la presidenta, Núria De Gispert, donde ha almorzado con ella mientras acababa de perfilar su discurso ante la Comisión.
Sin embargo, no ha podido evitar los insultos a la salida de la Cámara, donde no ha hecho declaraciones a los medios y le han arropado diputados de CiU.
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