Con esto del confinamiento en casa se lee tanto que nos llega información a modo de bombardeo. De momento, ya estamos en el cuarto lugar mundial de afectados. Nos ha pasado EE.UU. y ya nos aventaja en 4.000 infectados, pero tengan en cuenta que ese país tiene trescientos veintisiete millones de habitantes y nosotros cuarenta y siete. También Alemania nos pasará hoy. Lo más sorprendente es el cómputo de fallecidos: mientras que en España se han alcanzado los 2.600, por la dejadez y la ruindad gubernativa, en Estados Unidos hay 473, en Alemania son 111 y en Francia 674, por poner unos ejemplos. Tengan en cuenta la población de cada país y su relación con el número de muertos. Datos, todos ellos, tomados a las 14:00 horas del día 22 de marzo.
Confieso que al cabo del día consulto más de veinte veces los datos mundiales, página oficial, del Covid-19 Live World Map/Count – Coronavirus Pandemic. No me canso de comparar datos haciendo operaciones entre países y cada vez estoy más preocupado, por no decir acongojado. Mi satisfacción es comprobar que en China ya no sube el número de afectados y que la estadística que sí sube es la de “recuperados”. ¿Por qué tanta insistencia en China? Pues porque es inevitable comparar con el país que inició toda esta desgracia internacional que acabó en pandemia, aunque el portador fuera un americano y no un chino. Sigue habiendo dudas sobre el eufemísticamente mal llamado “paciente cero”.
Hasta ahí lo oficial. En ese mapa se me va el tiempo con comparaciones y demás historias. A mí lo que más me preocupa es la negligencia permanente del Gobierno español; no solo no ha sabido gestionar sino que ha entorpecido a las CC.AA. que sí han sabido hacerlo desde el principio: Andalucía, Madrid, Castilla y León, Asturias, Galicia… Incluso Valencia se ha enganchado a última hora cuando ha comprobado cómo lo hacían los demás. Aquel partido del Valencia con Atalanta nunca debió jugarse y fue nefasto, como fatídico y esperpéntico fueron las manifestaciones del 8M, hoy convertidas en “desgracia nacional” y en un capítulo indecente para olvidar y nunca más repetir.
No tengo dudas respecto a que la sociedad debe condenar --y no consentir nunca más-- atentados como las soflamas y las “manifas” pro 8M. Tampoco deberían olvidarse bufonadas como las de Nadia Calviño, especialista en estupideces varias a la vista de los acontecido. Llévense las manos a la cabeza: “El impacto del virus en la economía es insignificante. España no sufrirá lo más mínimo”. Una vez más el PSOE y el Gobierno socialcomunista están al frente de las manipulaciones y nunca al frente de las soluciones. Otros días hemos hablado y reflexionado sobre las bufonadas de Echenique, Iglesias, miembros de la ultraizquierda en general, Fernando Simón, … Leo en un diario de tirada nacional: “Hay gente tan carcomida por el sectarismo que, aunque parezca viva, ya está muerta por dentro.
Estos días de confinamiento también han sido proclives a escuchar y/o leer estupideces, manipulaciones, retorcimiento informativo y afirmaciones gratuitas. Lo peor de todo es que casi siempre proceden desde personajes próximos al Gobierno o al PSOE, sectores mediáticos o medios de comunicación especialmente manipuladores. A estos últimos todos los conocemos. Eso me hace pensar que son un peligro para la población, de ahí que “el que sea cofrade que coja su vela” porque lo que está sucediendo en España es que la solución está en manos del problema que no es otro que el Gobierno socialcomunista.
Y para desviar la atención de sus negligencias, no se les ocurre otra bufonada que publicar en el BOE del sábado, 21 de marzo, la Resolución de 20 de marzo, de la Subsecretaría del Ministerio de Justicia por la que se acuerda la medida de gracia de indultos: terroristas de ETA, asesinos y golpistas catalanes estarán en la calle por obra y gracia del coronavirus.
A veces pienso que quien adopta medidas de este tipo tiene que ir muy cargado de farlopa porque de otra forma no lo entiendo ni forma parte del sentido común. Y ahí es donde entra eso de que el sentido común es el menos común de los sentidos. La Historia reflejará que un Gobierno de conjunción entre la “siniestra” acabó en España con el Estado del bienestar por su reiterada irresponsabilidad.
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