España en un país en el que tradicionalmente nos han gobernado políticos que valían más por lo que callaban que por lo que actuaban: Felipe Gonzalez y los GAL, José María Aznar con el 11-M y la guerra de Irak, José Luis Zapatero y la crisis económica... y ahora Pedro Sánchez. Todavía no sabemos el qué ni el cómo, pero a nadie se le escapa que nos están ocultando datos relacionados con el coronavirus, de los que obviamente más pronto que tarde saldrán a la luz.
Me gustaría centrarme en las medidas económicas que se han adoptado para sobrevivir a esta pandemia. Se habla mucho de las ayudas para pagar las hipotecas, pero se ha quitado el foco en las inexistentes ayudas que van a recibir aquellos inquilinos que el 1 de abril no puedan pagar el alquiler. ¿Qué pasará cuando los dueños que van a recibir la ayuda para pagar su hipoteca, no quieran a su vez perdonar esta mensualidad a sus inquilinos?
Voy a centrarme también en todas esas personas que estaban en situación de paro justo antes de la pandemia. Muchas de esas personas estarán cobrando su prestación por desempleo, ¿pero que ocurre con las personas que se les está agotando, o simplemente no la cobraban y no pueden salir a la calle a buscar trabajo?
El Gobierno de España ha demostrado una eficaz forma de ser incompetente. No se puede actuar como lo estamos haciendo con toda la información que teníamos primero de China y después de Italia, y no cerrar a cal y canto primero el país, y después cada comunidad, provincia y población.
¿Por que no seguimos el ejemplo de América del Sur? En Perú hay toque de queda, han tomado medidas drásticas y ejemplares de inmediato, viendo lo que se les venía encima y hasta hoy, han contenido el Covid-19. En América Central tienen el ejemplo de El Salvador, que ha suspendido el alquiler, agua, luz y gas entre otras cosas durante 3 meses. Pero no pasa nada, mientras tengamos el ejemplo de líderes políticos tan irresponsables como los de Reino Unido, Mexico o Estados Unidos, los países que auguro se llevarán las tres medallas del total de fallecidos cuando la pandemia se termine.
Cada día veo las ruedas de prensa de Salvador Illa, un filósofo que trabaja como ministro de Sanidad; y con filosofía no vamos a vencer a este virus. ¿De verdad, no había en todo el país una persona mejor preparada para este puesto? Sinceramente, a mí es verle y me transmite muchísima inseguridad, solo con su lenguaje no verbal.
Si algo necesitamos ahora es sentirnos seguros, saber que esto pasará de verdad y atajar al máximo las muertes que van aumentando día tras dia. Hemos descubierto que se está dejando morir a los ancianos en las residencias, a saber si también en los hospitales por falta de material (algo incomprensible en un pais de la UE), o en breve se va a tener que decidir -hay quien afirma que ya se está haciendo- quién vive y quién muere, una decisión que ningún médico quisiera tener que tomar.
Mucho me temo que estamos más cerca de un estado de excepción que hoy se niega y ojala me equivoque, que de recuperar nuestra normalidad. Por cierto, a partir del 1 de abril tenemos que hacer la declaración de la renta, que nadie se olvide que Hacienda somos todos para que después vivan bien unos pocos.
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