Hay momentos en la vida que decides plantarte, dejar de lado la monotonía, dibujar un sol cada mañana en el cielo otoñal lleno de nubes de estos últimos días y poner tu mejor sonrisa incluso a los lunes. Y ahí está, parafraseando a Belén Arjona, “O te mueves, o caducas”. Día de frases comunes donde el “Renovarse o morir” también suena interesante. Porque cada inicio de estación al final siempre viene cargada de nuevos propósitos, pero parece que cuando no brilla el sol cuestan mucho más. Y es que aunque suene drástico, a veces piensas si estás haciendo bien las cosas. Porque con este panorama una ya no sabe qué pensar teniendo la referencia que se tiene. En un contexto donde no hay más que políticos inmorales que se ríen en la cara de todos los españoles sin importarles lo más mínimo lo que están haciendo. Donde el escándalo del ébola salta de las portadas de los diarios nacionales a páginas más secundarias porque al parecer ya no vende tanto la noticia, pareciendo que simplemente lo que se quería era desviar la atención de lo que esa panda de indecentes y corruptos han ejecutado sin ningún tipo de miramiento. Y donde nos importa mucho más la dimisión de un ministro que encontrar los verdaderos culpables de la mala gestión de los protocolos sanitarios para poder modificarlos cuanto antes y no seguir cometiendo errores y siendo la carcajada de medio mundo. Pero estamos de suerte, ¡vaya que sí! No sólo se nos conoce por el olé olé, la paella y los toros. Todo eso está pasando a un segundo plano para dar paso a una caída bastante drástica en el índice de turistas que se desplazan a nuestro país en comparación con el año pasado. Somos puro espectáculo. La diferencia es que en este teatro esta temporada nadie quiere formar parte. Pero bueno, a estas alturas qué podemos esperar. Ya sólo queda seguir cada uno con su vida y poner buena cara al otoño, reinventándonos diariamente porque si nos paramos a pensar todo lo que nos rodea, cada vez tendríamos el cielo más encapotado. Seamos realistas esta gente jamás pagará todo lo que debe, jamás se les sacarán los colores o jamás serán capaces de pedir perdón sincero por todo lo que han hecho mientras la entidad de la que no paraban de nutrirse, dejaba cientos de parados y miles de desahuciados. Ahí la moralidad de las personas, cada vez me quedo más impactada de la codicia del hombre. Hay cosas que no me explico, y ojalá me equivoque y se haga justicia con todo esto. Pero algo me hace pensar que las sorpresas no acaban aquí y que todavía España tiene mucho con lo que sorprendernos. Aun así, sigo queriendo pensar que el sol siempre acaba saliendo.
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