Pedro Cervera
El mundo ha sido atacado por un virus de feo nombre, COVID-19. La ciudadanía, desde China a Australia, pasando por el resto de países se ha visto sorprendida ante la virulencia de este desconocido elemento que hace contar muertos y contagiados por miles. Estamos ante una pandemia de magnitudes desastrosas, no hace distinción entre edades ni entre clases sociales, ni entre creyentes de las distintas religiones, ha llegado a todos los rincones del planeta. Nos ha dejado huérfanos de familiares, amigos y conocidos, y lo ha hecho de forma despiadada, haciendo que mueran solos y alejados de los seres más queridos en el ambiente triste de una UCI hospitalaria donde sólo la mano amiga de algún sanitario o sanitaria les infundía los últimos alientos. Es una enfermedad que no respeta nada, ni siquiera el poder morir en paz rodeados de aquellos a los que más quieres y te quieren.
Este COVID-19, al que nadie esperaba nos ha roto las rutinas y la tranquilidad y nos ha recluido en nuestros hogares, huyendo del terrible contagio que, día a día, ha ido engrosando las listas de contagiados y fallecidos. Estamos ante una enfermedad que llega sin avisar, sin llamar a la puerta, cuando menos la esperas, que ha cogido a los Gobiernos de todo el mundo por sorpresa y con las defensas inermes ante lo desconocido. Llega, ataca por sorpresa y puedes acabar intubado en una cama de hospital, especialmente las denominadas personas de riesgo: mayores y gente con alguna dolencia crónica. Pero también los jóvenes, que al principio parecían inmunes, han caído en las garras de este maléfico virus.
Algunos Gobiernos ante esta situación, desconocida hasta ahora, han reaccionado mal y, especialmente, tarde. Cuando ya en China se iba extendiendo la enfermedad aquí se nos decía que era una simple gripe, o bien que no nos llegaría a afectar o que si llegaba a hacerlo la incidencia sería mínima, sin muertos. Algunos científicos avisaron que deberíamos estar prevenidos, pero no se les hizo caso. Todos seguimos haciendo nuestra vida normal, reuniones multitudinarias, tanto en partidos de fútbol, como en fiestas como las Fallas valencianas, como en manifestaciones reivindicativas. Ahora estamos pagando las consecuencias, confinados en casa, ya cerca de un mes, y con la esperanza que los gobernantes hayan aprendido algo de esta experiencia y no antepongan la economía al derecho a la salud y la vida. El miedo, si, el miedo a la muerte y el no saber contra qué nos estamos enfrentando, nos ha unido en la adversidad, mientras vemos cómo aquellos que nos tienen que atender y salvar: médicos y sanitarios muchas veces han de improvisar en su trabajo las herramientas que necesitan para llevarlo a cabo y salvar vidas. Los recortes en la Sanidad Pública los estamos pagando ahora, algunos con su vida.
Para poder parar la multiplicación de la enfermedad nos han despojado de derechos fundamentales reconocidos en la Constitución, ya no podemos vivir donde queremos ni caminar por donde nos apetezca, ni acudir al trabajo. El Gobierno ha decretado situación de Alarma y tiene en su mano todos los poderes para hacerlo cumplir. Ha decidido centralizar en el Ministerio de Sanidad la dirección técnica de la crisis, y, la verdad, no siempre se ha acertado ni hecho bien las cosas, ruedas de prensa sin repreguntas ni preguntas hechas directamente por los periodistas, compras de material que han resultado, por dos veces, un fraude, y toma tardía de algunas decisiones sobre un confinamiento total a pesar de la insistente demanda de algunas CC.AA. Se ha ido, y es posible que no se pudiera hacer de otra manera, a salto de mata. Y con una oposición que no pierde comba en poner palos a las ruedas de la recuperación.
Pedro Cervera
Salvaremos la salud, el virus pasará y en cuanto exista una vacuna será un tema para el recuerdo. Pero mucha gente quedará tocada, nada será igual, y, especialmente, la economía que en estos momentos ya está herida. Esa microeconomía del día a día desde mediados de Marzo ha enviado al paro a miles de trabajadores, unos volverán mientras que otros se quedarán definitivamente acudiendo a la Oficina de Empleo para ver si existe alguna oportunidad de volver a trabajar. Problemas con el pago de las hipotecas, problemas con el pago mensual de los alquileres, también los empresarios, autónomos que van a estar semanas sin poder trabajar y por tanto sin tener ingresos mientras los impuestos y las cuotas de la Seguridad Social siguen corriendo cada mes. La gente que trabajaba bajo la figura del contrato a tiempo parcial con un subsidio de paro de miseria. Nada, nada, va a ser lo mismo cuando regresemos a lo que antes llamábamos vida normal. ¿Reflexionaremos sobre lo que nos ha pasado? Deberíamos hacerlo, y cambiar nuestras preferencias vitales. De esta malvada experiencia nos ha de quedar bien claro que nunca más debemos consentir que cualquier gobernante aproveche su turno para desmontar, como ha ocurrido en los últimos años, la Sanidad Pública. Nos va la vida en ello. Ahora todos estamos muy contentos saliendo cada tarde a aplaudir a los balcones, pero lo que hay que ser es valientes en las próximas votaciones y no olvidar quienes fueron los que vendieron al mejor postor, generalmente un amigo, que les agradeció el favor con suculentos sobres llenos de billetes de 500 euros, clínicas y hospitales para favorecer la sanidad privada, aplicando negro sobre blanco el catecismo del neoliberalismo abrazado al capitalismo más puro y duro.
Y ante esta situación de no poder abrazar a amigos y seres queridos, ante la gravedad de la situación, ante lo inesperado y ante el pavor y el miedo a lo desconocido aparece la música, aparecen las canciones, esas canciones que con el paso del tiempo siempre serán un recuerdo y que mientras se cantan la gente las hace suyas y las convierte en himnos de resistencia. Ahora eso está pasando en los balcones de ciudades y pueblos de España, y ha sido un viejo tema cantado por el Dúo Dinámico, “Resistiré” el que, de manera anónima, han elegido las gentes para mostrar sus deseos de llegar al final del padecimiento, al tiempo que con sus aplausos y cantos homenajean a esos sanitarios para los cuales no existe el desaliento mientras luchan cada minuto para salvar vidas. En Italia también se llenan los balcones de gentes cantando el himno italiano y también otros temas. Somos mediterráneos y ya lo dice el refrán “quien canta su mal espanta”.
Canciones de resistencia A lo largo de la historia han sido muchas las canciones que una vez salidas de la voz de sus intérpretes han alcanzado un lugar para el que no fueron escritas: convertirse en icono de la resistencia, de diversos modos y motivos de resistencia.
Durante los años cuarenta, en USA, los cantantes Pete Seeger, Lee Hay, Millard Campbell y Woody Guthrie, cantaban “All I Want” reivindicando el derecho de los negros al mismo salario que los blancos, en sus temas luchaban por la integración de las personas de color. Fueron la viva imagen de una generación que con sus canciones reivindicó el derecho de los negros a no ser tratados como esclavos. Recordemos que Pete Seeger siempre estuvo a lado de los más oprimidos.
“Bella Ciao”, la canción que cantaban los partisanos italianos en su lucha contra el fascismo de Mussolini y los nazis de Hitler nunca ha dejado de ser una canción de lucha, reivindicación y resistencia.
De la Guerra Civil española entre todas las canciones que nos quedaron entre las que cantaban los soldados republicanos que luchaban contra el rebelde Franco y sus generales es “Ay Carmela” la más conocida, compuesta en 1808 en plena “Guerra del francés” se popularizó entre las tropas republicanas. Tiempo después Carlos Saura rodó una película con este mismos nombre y tema obteniendo diversos premios internacionales.
También la Resistencia francesa tuvo su himno, fue el tema “La complainte du partisan”, que cincuenta años después popularizaría Leonard Cohen.
Desde hace un tiempo cada 8 de Marzo, en las reivindicaciones feministas, suena repetidamente la canción “Respect” que la cantante norteamericana Aretha Franklin hizo popular y que ahora sirve para hacer visible la lucha de las mujeres reivindicando sus derechos.
No podemos olvidar a Joan Baez que en su día grabó un disco “Gracias a la Vida” en homenaje al pueblo chileno y como protesta contra el golpe de estado de Pinochet, donde incluyo el tema “We shall non be moved” (No nos moverán) un tema que ha sido entonado en muchas ocasiones y lugares en señal de resistencia y protesta.
Llegamos a 1978, y la voz de Gloria Gaynor, nos canta “I Will Survive”, una canción de amor muestra de la resistencia de alguien que ha sufrido una separación. Esta es, también, una de las canciones que con el paso del tiempo ha servido de himno de resistencia con ese grito de “Sobreviviré” ante las adversidades, sean del tipo que sean.
En Catalunya, últimamente, con motivo del “Procès” han vuelto a escucharse dos antiguos temas de la antaño denominada “nova cançó”. Hubo unos meses, antes del Referéndum del 1-O que las fuerzas del orden público andaban dando pales de ciego buscando las urnas con las que se votaría, acudían a pueblos y ciudades buscando locales con material para la votación, no encontraban nada y marchaban mientras las gentes les cantaban un tema de La Trinca, “Passi-ho bé”, un deseo de los reunidos deseando a la guardia civil que lo pasara bien, el tema se convirtió en defensa canora para los resistentes a los embates de la Benemérita. Y la canción que ha vuelto, sin haberse marchado nunca, ha sido “L’Estaca” de Lluís Llach, que en su día fue himno de resistencia de todo un pueblo ansioso de decidir. Hoy dos generaciones de catalanes han unido sus manos para entonar aquello de “si estirem fort ella caurà”(si tiramos fuerte ella caerá)
Y no nos olvidemos de “Y.M.K.A.” que canta el grupo The Village People, este grupo nace el año 1977 en el Village de Nueva York, un barrio de ambiente gay, y lanzan la canción a través de un single, es el primer single en la historia del mundo de la música que consigue vender 10 millones de discos, es algo inusual, histórico, la comunidad mundial gay la hace su canción.
Pedro Cervera
Recientemente, la cantante catalana Marina Rossell, confinada en su casa después de una gira por diferentes países, ha escrito una canción basada en un hecho que vio en la televisión italiana, la canción se llama “Tutto andrà bene” , la pueden ver cantar esta canción en Youtube, Marina ha explicado que en la televisión del país vecino un niño desde un balcón le dice a una niña que estaba en otro balcón: “Tutto andrà bene” y la niña le contesta: “Tutto andrà bene”, y una mujer robusta, desde otro balcón, repite: “Tutto andrà bene” y esta frase de balcón a balcón, de ventana en ventana, se va repitiendo a través de toda Italia, Marina, inspirada, le ha puesto letra repitiendo la frase en italiano y catalán, añadiendo también frases como “i tornarem a dinar davant del mar” (y volveremos a comer delante del mar), frase que define los deseos de muchos ciudadanos.
Resistiré y el Dúo Dinámico Son las 8 de la tarde, en los balcones van apareciendo gentes de toda clase y edad. Es la hora de aplaudir y cantar en homenaje a los cuidan nuestra salud, a los sanitarios, esas batas blanca, ahora verde quirófano, que luchan contra reloj contra los estragos del virus y que merecen todo nuestro respeto y agradecimiento. Y desde todos los balcones y ventanas suena “Resistiré” el tema que escribió hace treinta años el periodista Carlos del Toro para que Manuel de la Calva le pusiera música y lo cantará junto con su compañero Ramón Arcusa, el Dúo Dinámico. Manolo y Ramón, una pareja de largo recorrido desde que en 1958 comenzaron a cantar en Barcelona. Temas como “Quince años tiene mi amor”, “Mari Carmen”, “Quisiera ser” “El final del verano” y aquel “La,la,la” con el que Massiel en 1968 ganó el Festival de Eurovisión los han escrito y popularizado ellos. Precursores del fenómeno “fans”, aún les siguen por toda la geografía en sus actuaciones, y que a sus 83 años todavía siguen llenando el Liceo barcelonés donde en el mes de octubre próximo esperan ser fieles a su cita anual si el virus maligno está por aquel entonces muerto y enterrado.
En 1990, este tema que ahora entona la gente des balcones y ventanas, fue utilizado como fondo musical por Pedro Almodóvar en su película “Átame” en una memorable escena en la que Loles León, Victoria Abril y Antonio Banderas, mientras van hacia no se sabe donde van entonando al viento este “Resistiré” ahora tan escuchado.
En estos momentos de confinamiento hay que echar mano de la técnica para poder entablar conversaciones con el personal. Manuel de la Calva está confinado en su casa de Madrid, y Ramón Arcusa en la suya de Miami, y esta es la conversación que mantuvimos a tres bandas.
Su canción, “Resistiré”, se ha convertido en un himno en la lucha contra el COVID-19, ¿es la única canción de resistencia que hay en su repertorio o, según ustedes hay alguna más? MANOLO: Bueno, sí, es una canción de resistencia, sin paliativos, es como cuando estás entre la espada y la pared y das un puñetazo en la mesa y dices: “Esto no puede ser, hay que superarlo, hay que ganar, hay que cambiar, aunque haya que sufrir…” Todas nuestras canciones pueden ser románticas, algunas, pero en modo alguno “ñoñas”.
¿Cómo surgió esta canción? MANOLO: Como nacen la mayoría de canciones…..¡trabajando!. Buscando ideas que lleguen a la gente, que les sirvan para expresar sus propias necesidades. Es muy complicado, esta vez lo conseguimos. Un tema que sirve para multitud de ocasiones en la vida. Problemas personales, enfermedades, situaciones del día a día, etc. etc., para todo en la vida hay que luchar….y resistir
¿Por qué abren y cierran sus conciertos con esta canción desde hace treinta años? RAMÓN: Porque pensamos que nos define. Los hacíamos antes del coronavirus y lo seguiremos haciendo, cuando este mal sueño termine, en todos los conciertos que teníamos programados. Es una canción vibrante que pone en marcha al público enseguida. Y el cierre, con toda la gente cantando, es muy emotivo, indescriptible, y lo será más después de todo esto que nos está pasando, sin duda”
“Resistiré”, ahora himno de esperanza para la lucha contra este virus mortal, ¿les ha servido en la vida personal? MANOLO: Efectivamente. A mí me sirvió en el año 2007 para luchar contra un cáncer terminal (no me había cuidado lo suficiente), que me colapsó, y a pesar de la gravedad la operación fue un completo éxito. Quiero decir que tuve una asistencia médica maravillosa. Me siento fuerte, porque al igual que Ramón, nos cuidamos y no hemos hecho tonterías. Pero quiero dar las gracias públicamente a todos los médicos, enfermeros, policía, UME, por su dedicación y saber mantenernos con esperanza porque su labor es lo más importante en estos momentos decisivos y críticos que estamos pasando
Ahora la gente canta “Resistiré” desde las ventanas y balcones de sus casas para intentar ahuyentar el miedo al virus, ¿se hacen una idea de cómo será su primer concierto en directo cuando hayamos vuelto a la vida? RAMÓN: Quisiera decir que estamos asistiendo cada noche al mejor concierto que se podría dar ahora, y que esos millones de gargantas que cantan nuestro “Resistiré” o que aplauden a las ocho de la tarde a los que más se lo merecen, como decía Manolo, que son enfermos, pero sobre todo los que nos cuidan, los que están dispuestos a cuidarnos arriesgando incluso sus vidas, tal como estamos viendo. Esa España solidaria es la que nos gusta. Y espero que nuestro primer concierto sea lo más pronto posible, porque significará que esta pesadilla ha dejado de existir. Y cantaremos de nuevo “Resistiré”. Y todos cantarán con nosotros. No perdamos la esperanza.
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