La poesía no necesita ser defendida para preservar su pertinencia en tiempos convulsos como los del Covid-19, pero salir a dar la cara por la poesía y los poetas es una forma de ampararse a sí mismo y encontrar mucho sentido a lo que para algunos -entre ellos, yo-, es una pasión.
La poesía, al igual que todas las artes, siempre está siendo enjuiciada por su poca o nula utilidad en sociedades que todo lo miden en dólares y ganancias.
Los pragmáticos de las sociedades argumentan que la poesía sólo es entretenimiento y decoración.
Ese tipo de personas con los mismos que ven con cierto desdén y desprecio a quienes pretendemos hacer poesía y nos asumimos como poetas.
Fatal cuando el pragmatismo impera en los gobiernos y las artes se reducen a simples festivales escolares de fechas significativas.
Terrible cuando se ven a las artes y a los poetas como enemigos del sistema, porque eso origina persecución y censura.
Están equivocados quienes asumen dichas posturas, aunque son entendibles a la luz de la forma cómo opera el sistema imperante y en vista de la actitud superficial, snob e insustancial de algunos pseudo artistas.
Restan los creativos que no son capaces de sacar a la luz el valor y la pertinencia de la poesía en lapsos aciagos.
La poesía no cura de enfermedades, pero sí alivia almas, intelectos, vidas.
La poesía no arenga, pero sí inspira, motiva, anima.
La poesía orienta en forma de canción y es mordaz en Twitter.
La poesía es íntima, nace -muy frecuentemente- en la soledad del poeta, pero es de todos, para todos, por ello a veces culmina en himno nacional, en oración, en proclama.
La poesía es libertad, por eso el confinamiento voluntario es nada para un corazón imbuido en alegorías y metáforas.
La poesía abona a la contención de los actos bárbaros y salvajes que brotan en la desesperación, en el pánico, en el río revuelto.
La poesía es terapia ante la depresión, angustia y quebranto emocional.
Seguramente inspirados por la poesía, aunque tal vez no lo sepan, muchos trabajadores sanitarios darán más de sí, no se quebrarán ni retrocederán en las primeras filas de combate a esta pandemia y a otras calamidades.
Por la sustancia poética podemos ver el sol cubierto por los nubarrones.
Muy probablemente estás aquí leyendo estas líneas por lo que significa o ha representado en tu vida la poesía.
La poesía no necesita ser defendida, pero sí hacemos mucho por nosotros cuando intentamos hacerlo.
Te invito para que leas, compartas o escuches poesía todos los días a las 20:00 horas mientras dure la contingencia sanitaria, hazlo con el hashtag #poesíaalasocho. Juntos podemos gozar y hacer visible el valor social de la poesía.
Vale la pena intentarlo. Vale la pena darse cuenta.
Te espero la próxima semana. Hasta entonces.
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