Vamos camino de los tres meses de confinamiento. Baja el número de fallecidos y el de contagiados, pero los sanitarios tienen muy poca confianza en esta bajada. Al parecer, los entendidos están convencidos de que habrá repuntes y tendremos que convivir con el “bicho” hasta que aparezca la vacuna. Y en esta situación ya hay empresas dedicadas o vinculadas al turismo que piensan en fórmulas para afrontar la “nueva normalidad”.
Sírvanos como ejemplo la salida de los niños al paseo diario: a los pocos días ya había subido en trescientos el número de menores afectados y estoy convencido de que los padres, tutores o cuidadores pusieron el máximo empeño en las medidas de seguridad. Pero no solo eso: a diario compruebo que entre las 20:00 y las 23:00 horas un elevado porcentaje de personas sale a pasear sin mascarilla ni guantes ni ningún tipo de protección. Los españoles debemos de ser más chulos que “el punteras”. A medida que avance la mal llamada “desescalada”, esto va a ir a peor. ¡Cuánto me gustaría equivocarme!
¡España lleva 40.000 muertos! No se lleven las manos a la cabeza porque hoy recogen los medios de comunicación que comunidades como las dos Castillas han aumentado en fallecimientos un 85% y un 196% respecto a abril de 2019. Y si miramos a otros países de nuestro entorno, a la vez que comparamos los datos de afectados y fallecidos, llegamos a la conclusión de que hemos llegado mes y medio tarde a la adopción de soluciones. El 8M celebrado en toda España fue la gasolina que se echó en el incendio ya existente.
¡Cuántas muertes hubiéramos evitado en España si el Gobierno ‘bolivariano’ hubiera atendido los escritos de Díaz Ayuso sobre la peligrosidad de lo que se nos venía encima! ¡Cuánto menos hubiésemos sufrido si el personaje que se responsabilizó de las residencias de ancianos hubiera sabido gestionar los medios necesarios! ¡A cuánto incompetente estamos pagando mensualmente y cuánto mediocre se acumula en el propio Gobierno y en el clan de “expertos”!
Y ahora, mientras muchos otros países buscan fórmulas parciales para programar métodos vacacionales para el turismo, la “tropa de expertos” de Sánchez se dedica a enfrentar comunidades entre sí y a inventarse cuarentenas para quienes lleguen a España. NO puso el Gobierno medios en su momento y ahora tiene prisa: cuando en otros países tomaban la temperatura a quienes llegaban, en España todavía se reían y amenazaban a quienes advertían de la peligrosidad.
Supongo que el Gobierno rectificará como siempre. Todas las personas que entren en España, procedentes de otros países, van a tener que hacer una cuarentena de 14 días. Y además “únicamente podrán salir de su domicilio o alojamiento para hacer la compra, ir a la farmacia o al médico”, según leo en la orden que el Ministerio de Sanidad publica hoy en el BOE. ¿Quién va a venir de vacaciones en esas condiciones para estar encerrado en casa mientras dure este estado?
Es cierto que hay trabajadores que están excluidos de esas condiciones como los transportistas, las tripulaciones,…Y también los sanitarios que vengan a “ejercer su actividad laboral, siempre que no hayan estado en contacto con personas diagnosticadas de Covid19”. A ver cómo lo hacen las agencias para informar a los viajeros al comprar los pasajes. Hay alguna condición más, pero que añaden dificultades a los viajeros y a la propia gestión del viaje.
Con medidas como esas, el Gobierno va a arruinar lo poco que queda en pie. Sus decretos son más unas “pedradas” que un estímulo para la nueva economía. Saben que la ciudadanía está esperando con ansiedad y, tan pronto como suelten la mordaza, van a pagar todo el daño que han hecho. A la calle no hay quién la calle. Medidas sanitarias, sí, pero acertadas; hasta ahora no lo son.
Si lo que pretenden es seguir con el estado de alarma (dígase “excepción”) porque es la única forma de continuar en el poder, pues que vayan pensando en lo que les espera “el día después”, “en la nueva realidad”, “con la nueva economía”….¡Ah, y que piensen también en el nuevo Gobierno que ya pide el pueblo, de viva voz y con diarias caceroladas!
Con esas medidas, y con el sectarismo que aplica a las comunidades autónomas, no debemos consentir que ponga en riesgo las vacaciones de casi un millón de expatriados que cada año vienen de vacaciones. Señores del Gobierno: las moscas no se matan a cañonazos. Sus medidas son despropósitos. ¿No sería mejor hacer test rápidos? Están fomentando el mercado negro de los test y no se enteran de nada. ¡Vaya mediocridad de Gobierno!
De nada sirve retrasar lo que se van a encontrar. Cuanto más lo retrasen, más soliviantada estará la ciudadanía. Ésta no va a consentir que el “sanchismo” destroce España y, menos aún, que el comunismo intente someter al pueblo para maltratarlo y empobrecerlo. Esto no es Venezuela. Al tiempo.
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