Miel azul… vaya utopía… la mía. Miel color cielo y cielo deseado, amado, valorado. Miel azul, azul miel. Tú y yo hasta el más azul de los azules, oyendo a Sabina cantar, recitando poesías y queriendo creer, viendo, como otros se afanan en no hacerlo.
Miel azul más no por ello deja de ser dulce, deja de ser miel, deja de curar catarros, aliviar los duros y penosos dolores de garganta. Miel de perlas perdidas de la playa y miel con sabor a cielo embotellado, y miel para la salud, para curar el cansancio, para la pena y el tormento, para la gripe y el lamento, para respetar. Miel de soles y girasoles de abejas reinas de sís y de nos.
Miel cabellos de ángel, miel blanca que se pone azul. Miel de caminos, pastos, beneficios y caminantes, miel aterciopelada, encantada y emanada de las flores. Miel astuta, embellecida de claveles, y yo… que grito que no me abandonen, así me siento, así lo lamento y así lo sufro. Así será mi fin que por cumplir a Dios ¿qué será de mí?...
Miel azul, azulita y bonita, resplandeciente, que emana del tarro y yo tomo. Miel de pastizales, de praderas y bosques, de playas, de civilizaciones, de aldeas, miel del cielo y de la tierra, miel que vale, que se toma y se alegra uno, se alegra todo lo que es uno. Se tiende la mano al hermano, no sé que será de nosotros… pero no tengo esperanzas de que la miel me sane ni me cure, ni me alivie…
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