En un día tan “especial” como hoy por culpa de ideas religiosas extremistas que al final lo único que nos dejan es dolor y pena, tenía que volver a retomar la sección. Sé que no tiene nada que ver con el tema deportivo, pero una vez más la libertad de expresión se ha visto atentada y eso es algo que no se puede permitir. No hay trabajo, a la gente que lo tiene se le bajan los sueldos, la confianza económica cae en picado y la política habla por sí sola. Y ahora, para seguir creando expectativa, un grupo de fanáticos quieren dinamitar también la libertad de expresión. Ideas, siempre lo mismo. La religión llevada al extremo hace que esta “vuelta a la rutina” se vea empañada en otro miércoles negro. Por ellos, por la gente que día a día trabajamos y luchamos por lo que queremos. Por todos los que ansiamos hacer nuestra máxima el disfrutar del trabajo. Por todos los que queremos “cambiar el mundo” aunque sea con cuatro palabras. Por todos los que intentamos seguir cada día con una sonrisa escribiendo lo que nos parecen las cosas. Por todos los que damos nuestra opinión más sincera sin miedo a las represalias. Lo ocurrido en Francia en cualquier caso son palabras mayores y desde estas líneas quería dejar patente mi apoyo más solidario a todos esos valientes que siempre han hecho y expresado, con un toque de humor, todos y cada uno de sus pensamientos. Tengamos o no seguidores, somos periodistas y eso se nace o no hay manera de aprenderlo. La cosa va de sentimientos. Momentos de flaqueza azotan esta profesión, y por si ya no hubiera poco intrusismo o favoritismos, nuevos problemas la asolan. Gente con la mente abierta, creativa y fugaz. Gente que hoy nos vemos identificados en mayor o menor medida porque aunque estén a miles de kilómetros, esta tragedia hace que se te revuelvan las tripas y que se quiera denunciar más que nunca este tipo de actuaciones que lo único que promueven son un mundo mucho más dividido, frío e insolidario. Estas son las cosas que hacen que la gente se genere estereotipos con ciertas culturas y aunque sea una pena y ciertamente no todo el mundo piense así, vivimos en un mundo donde todo esto siembra precedente. Sin duda es una pena que haya gente que no sea capaz de razonar, de ver las cosas con la mente abierta y con la perspectiva que hay que darle a cada momento y situación. Hoy la libertad de expresión, por llamarlo de alguna manera, porque los familiares de las víctimas le ponen el nombre de sus seres queridos, se ha visto mutilada por una “panda” a la que es mejor no añadir calificativos. Publicidad, fanatismo o venganza, palabras que quedan grabadas en las mentes de estos cobardes que no saben defender sus ideas de forma coherente y diligente. Si este es el mundo en el que nos ha tocado vivir, creo que va siendo hora de que lo vayamos arreglando.
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