A mediados del s.XII, un grupo de monjes edificaron una pequeña ermita para exponer las reliquias que traían consigo de Juliana, mártir del Asia Menor. Desde entonces fue célebre centro de peregrinación y allí se formó una aldea que recibió el nombre de “Sancta luliana”, que declinó en la actual Santillana.
El centro histórico invita al visitante sumergirse por la Alta Edad Media deambulando por calles empedradas sin automóviles, donde se puede admirar la Colegiata del s. XII, con su rico claustro románico; las torres de Merino, Don Borja y Domingo Barrera; las hermosas casas blasonadas de estilo barroco, entre otras, como la de Los Hombrones, las de Quevedo y Cossío, Tagle, Leonor de la Vega, el Palacio de los Velarde; y para descansar les espera el grato Parador de Gil de Blas, una casa solariega del s. XVII e incorporado a la red de Paradores desde 1944.
El Parador de Santillana Gil Blas El novelista francés Alain-René Lesage (Sarzeau, Bretaña, 6 de mayo de 1668 – 17 de noviembre Boulogne-sur-Mer, 1747) escribió un centenar de obras más o menos buenas, sin embargo Gil Blas de Santillane, novela de aventuras, publicada en 1715, fue la que le dio gran celebridad, con su pícaro y legendario personaje del mismo nombre.
El hotel está ubicado en la bella casona de estilo cántabro de los Barreda-Bracho, con fachada de cuidada sillería y sus cuatro balcones volados; un portón adintelado da paso a un amplio zaguán; tres salones principales; 28 habitaciones diáfanas con suelo de madera y selecta decoración tradicional ofrecen al visitante jornadas únicas de sosiego.
En el acogedor comedor se ofrece como plato estrella el Cocido Montañes (12,50 €) sin olvidar un entrante de tostas con las famosas anchoas de Cantabria; entre otras suculentas alternativas están: Arroz con bogavante (50 para 2 personas); Solomillo de ternera de Tudanca con milhojas de patata y calabacín (20) y Quesada pasiega para rematar una entrañable comida o cena.
Enfrente, del citado establecimiento hotelero, se ubica el Parador de Santillana del Mar dentro de una casona de arquitectura típica de la zona. En el interior se puede disfrutar de una decoración acogedora con diferentes espacios y salones que invitan al relax y la lectura.
Javier Diéguez, Jefe de Recepción, afirma que actualmente los Paradores son más seguros que nunca, en esta época de pandemia, debido a los refuerzos de los protocolos de higiene, desinfección constante con productos viricidas, a la limpieza intensiva de las habitaciones y a las mayores distancias de las mesas en los comedores, por todo ello la ocupación, en estos dos paradores, están al completo y que conviene reservar.
La cueva de Altamira Los amantes del arte y la prehistoria tienen a su disposición la Neocueva de Altamira y su museo, dos lugares ineludibles para conocer cómo vivían nuestros antepasados. Son pocos los afortunados que pueden visitar la original Cueva de Altamira y sus dibujos de hace 15000 años porque, desde el 2002, permanece cerrada y tan sólo 5 personas a la semana pueden entrar, para evitar su deterioro, bajo un estricto protocolo que incluye un tiempo limitado en el interior, una vestimenta especial y el acompañamiento en todo momento de un experto.
Otra opción, si se va acompañado de niños, es visitar el zoológico de Santillana del Mar, a tan solo 2 kilómetros del pueblo.
Parador Gil Blas, 4 *
Plaza Ramón Pelayo, 11. 39330-Santillana del Mar. Cantabria +34 942818000 santillana@parador.es
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