-Presidente Trump. El departamento de marketing dice que debe ponerse enfermo.
-¿Ah, si? ¿Y eso?
-Dicen que la suma de votos no les sale.
-Bueno, por mi no hay problema. ¿Debo tener anginas?
-El virus, presidente. Solo puede ser el virus.
-Pero yo soy el presidente.
-Claro, vamos a transmitirle al pueblo que usted es como los demás, y le pasan las cosas que al resto.
-¿Pero me pasará algo?
-Si no lo contrae no. Usted diga que tiene molestias. Luego pasará unos días en un hospital, empeorará, mejorará, luego recaerá y la cosa se pondrá fea, pero en el último momento triunfará. Como en las películas.
-Eso le encanta a la gente.
-Incluso a los demócratas.
-Me parece bien. ¿Pero y si Biden enferma también?
-Por eso debemos adelantarnos.
-Pues ya. ¿Debo beber lejía?
-Ya le dijeron que no hiciera eso.
-Y caerme desmayado en alguna inauguración?
-No haga nada. Ahora que me he puesto las gafas, leo que lo que pide marketing es que se ponga en forma.
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