Tanto el aumento de peso como
la pérdida de kilos en las mujeres
mayores en la posmenopausia se
asocian con una mayor incidencia
de fractura, pero en diferentes
lugares anatómicos, según ha
detectado un estudio publicado en
la edición de esta semana del
'British Medical Journal'. Los resultados de este
trabajo también desafían la opinión tradicional de
que el aumento de peso protege contra las
fracturas.
La influencia del peso corporal en el riesgo de fractura es compleja, puesto que el bajo
peso corporal es un factor de riesgo bien reconocido para las fracturas, pero la obesidad
también eleva las posibilidades de fractura en algunos sitios. Sin embargo, se desconocen
cómo difieren los patrones de fractura después de la pérdida de peso intencional y no
intencional en las mujeres posmenopáusicas.
Por ello, un equipo de investigadores de Estados Unidos analizó las asociaciones entre el
cambio en el peso corporal posmenopáusico y la incidencia de fractura y las relaciones
entre la pérdida voluntaria e involuntaria de peso con el riesgo de fractura.
Se analizaron los datos de más de 120.000 mujeres posmenopáusicas sanas que
formaban parte de 'Women's Health Initiative Observational Study and Clincial Trials' y
que, al inicio del estudio (1993-1998) tenían entre 50 y 79 años y fueron seguidas durante
una media de 11 años. Al comienzo del análisis, se recogió información como la edad, la
etnia, el índice de masa corporal (IMC), el tabaquismo, el consumo de alcohol, los niveles
de actividad física, la ingesta de calcio y de vitamina.
Cada año, se pesó a las participantes y se les pidió que informaran sobre las fracturas de
las extremidades superiores (mano, muñeca, codo, brazo, hombro), inferiores (pie, rodilla,
pierna superior excepto cadera, tobillo) y parte central del cuerpo (cadera, pelvis y
columna vertebral). El cambio en el peso corporal se clasificó como estable (un cambio de
menos del 5 por ciento deñ peso inicial), pérdida de peso (una disminución del 5 por
ciento o más) y aumento de peso (una ganancia de kilos del 5 por ciento o más desde el
primer examen).
Los resultados en la tercera visita anual mostraron que, durante un promedio de 11 años
de seguimiento, en comparación con el peso estable, la pérdida de peso se relacionó con
un aumento del 65 por ciento en las fracturas de cadera, un incremento del 9 por ciento
en las fracturas de los miembros superiores y un 30 por ciento más en las fracturas del
cuerpo central.
Además, en comparación con las mujeres que mantenían un peso estable, el aumento
de peso se vinculó con un incremento del 10 por ciento en las fracturas de las
extremidades superiores y un 18 por ciento más de las fracturas de las extremidades
inferiores, pero no hubo diferencias en las fracturas del cuerpo central.
En comparación con el peso estable, la pérdida de peso involuntaria se relacionó con un
mayor riesgo de fracturas de cadera y columna, mientras que la pérdida de peso
intencional se asoció con un mayor riesgo de fracturas de extremidades inferiores, pero
también con una disminución del riesgo de fracturas de cadera.
Los hallazgos "tienen implicaciones clínicas y de investigación y desafían el paradigma
clínico tradicional de que coger kilos de peso protege contra las fracturas", subrayan los
autores de este trabajo. "Los médicos deben ser conscientes de que incluso la pérdida de
peso intencional se asocia con mayores tasas de fracturas de extremidades inferiores",
añaden.
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