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Primer Año Triunfal de Sánchez

Frente al daño efectuado por este Gobierno, además de su visible torpeza, no ha tenido más remedio que mirar a Díaz Ayuso y comprobar que hay otras formas de hacer política
Jesús  Salamanca
lunes, 4 de enero de 2021, 11:58 h (CET)

El ‘Caudillo’ Sánchez se ha pasado tres pueblos, o tal vez diecisiete, en su última aparición ante los ciudadanos. Eso sí, bien escondido tras el mismo plasma del que acusaba a Mariano Rajoy. Ningún periodista, por si preguntaban por las innumerables mentiras; los 72.000 muertos; las negligencias del Gobiernos; las mil y una meteduras de pata; el abandono de las residencias de ancianos; el reciente recorte de las ayudas europeas para la reconstrucción; los bulos creados desde el propio Gobierno… El Primer Año Triunfal del Caudillo Sánchez ha sido el culmen de la desgracia de la ciudadanía, la economía y el futuro más inmediato. Para el Plagiador Mayor del Gobierno, este aniversario supone un paso más para descabalgar a su envidiado y despreciado rey, Felipe VI. Por tanto, Pedro Sánchez ya tiene más cerca sus anhelados mensajes de Navidad y Nochebuena vestido de Caudillo. Su enfermizo narcisismo cree que va tomando forma, aunque sólo sea para él y su falsificadora de licenciaturas.

Eso no es transparencia, Pedro. Es más bien cobardía. La talla política se demuestra en el Parlamento, ante los demás parlamentarios. La estrategia de amordazarnos y negarnos la libertad conquistada hasta mayo va a ser tu Gólgota, en unos casos, y tu Taigeto, en otros. Un político curtido es el que acude al Parlamento y da explicaciones de todo, pero sin caer en el caudillismo arrogante. Esto último sí es más propio de tontos que de políticos inteligentes. En evidente que sigue siendo realidad lo de no pedir peras al olmo. Hay que aprender a hablar con claridad a la ciudadanía, sin inútil verborrea ni mentiras consensuadas. No tardando, las abundantes torpezas de Iván Redondo, así como la obsesión sectaria de su jefe del gabinete de comunicación, van a pasarlos factura.

El presidente inventa porcentajes con la misma facilidad que lo hacen los economistas, sin darse cuenta que parten de datos falsos por lo que nunca llegarán a conclusiones verdaderas. Pongamos como ejemplo los datos de fallecidos por la covid19: ¿A qué conclusiones numéricas va a llegar un investigador si toma como base los datos irreales que ha presentado el Gobierno? ¿Y cómo va a demostrar la negligencia, con resultado de muerte, si no es con la documentación que oculta el mentiroso Gobierno? ¡Hay que ver hasta dónde hemos llegado! Y el inquilino de Moncloa dice que ha cumplido con el 23,4% de sus compromisos. ¡Cuánta falsedad acompaña a este repelente presidente, mentiroso por antonomasia!

Atreverse a decir que no hay compromiso ni objetivos que no se hayan cumplido es mentir con dañina premeditación, una vez más, además de un vulgar atrevimiento. Frente a que “el Ejecutivo no se ha separado ni un milímetro de su agenda social, feminista y económica”, me atrevo a decir que el Ejecutivo no ha dado una en el clavo y ha demostrado una incompetencia abrumadora y un analfabetismo absoluto en la gestión. Esa incompetencia va desde la gestión inicial (salvada por las intervenciones puntuales del rey Felipe VI y de Amancio Ortega para la consecución de material sanitario) hasta el retraso represivo y dañino de un plan de test de antígenos en la red madrileña de farmacias, a pesar de la información profesional y avalada para su inmediata aplicación.

Entre esas cuestiones de envergadura su “transparencia” presidencial pasa por ocultar el número de fallecidos; la nula responsabilidad de su ‘vicepandemias’ en las residencias de ancianos; el caos del IMV que ha destrozado a 120.000 familias para beneficiar a las que ya lo cobraban con otra denominación; el aumento de 1.300.000 parados; el cierre de 80.000 empresas familiares; ineficacia e irresponsabilidad en los ERTE; mentiras sobre la reforma laboral; destrozo del sistema educativo español; ineficacia permanente en Europa; fuerte recorte de las cantidades iniciales para la reconstrucción y ridículo vergonzante en la UE. ¿A todo eso llama cumplimiento de objetivos y transparencia? ¡No se puede ser más burro, ignorante, triunfalista, torpe y mentiroso! Nuestro presidente acabará siendo despreciado hasta por Iberdrola, dadas las pocas luces que muestra. Si este Plagiador piensa que la verdad está del lado del que más grita, está apañado mal y con poca ropa.

Frente al daño efectuado por este Gobierno, además de su visible torpeza, no ha tenido más remedio que mirar a Díaz Ayuso y comprobar que hay otras formas de hacer política para combatir el virus sin necesidad de arruinar la economía. Las medidas adoptadas últimamente por Sánchez y su ineficaz Gobierno son prueba de que ha copiado de Madrid, y todo ello a pesar de las puñaladas políticas que han intentado desde Ciudadanos, pasando por el deslucido delegado del Gobierno en la capital y acabando en el propio presidente, siempre dispuesto a ‘encarcelar’ Madrid al completo con tal de destacar él e impedir que Díaz Ayuso siga siendo admirada por los países de la UE, además de reconocida luchadora contra la pandemia por los medios de comunicación de medio mundo.

Y todas esas dañinas bravuconadas con mentiras permanentes. Nunca hubo comité de expertos, pero el Plagiador ha metido la mano en la chistera y ha sacado a quince funcionarios, al ‘títere’ televisivo, Fernando Simón, y a un experto externo de la Asociación Madrileña de Salud Pública.

¡Cuánta mentira y patraña en su Primer Año Triunfal!

Ahora, para cambiar el tercio, va a empezar el pago a Cataluña y a los golpistas que, en vez de cumplir íntegras las penas, el Gobierno filoterrorista de Sánchez los va a bendecir, sacar en procesión y proponer su santificación a la catalana. Si piensa el Plagiador Mayor que el pueblo va a seguir anestesiado, es señal de que no ha entendido nada y nada ha aprendido de la pandemia. En fin, a veces “leemos mal en el mundo y luego decimos que nos engañan”, en palabras de R. Tagore.

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