En el escrito que Arianna Eunjung Cha publicó en Washington Post: Titanes tecnológicos, último proyecto: desafío a la muerte, describe los esfuerzos de Peter Thiel de rodearse de científicos innovadores, las investigaciones de los cuales se consideren radicales, incluso heréticas.
Peter Thiel que se considera posee una fortuna de 2,2 billones de dólares, emplea parte de su capital en buscar ideas que sirvan para hacer bien con su dinero. Presidiendo una reunión con 12 personas se trató de la crionización de los cuerpos, no dejando de lado el tema: “¿Es inevitable la muerte, o es un problema que puede solucionarse? Algunos de los asistentes en la reunión eran escépticos sobre conseguir la inmortalidad, pero, ¿puede la ciencia y la tecnología ayudar a vivir más años, por ejemplo150?. Consideraron que era un buen proyecto.
“Él y los titanes tecnológicos que fundaron Google, Facebook, eBay, Napster y Netscape, utilizan sus billones para volver a escribir la agenda de la ciencia de la nación y transformar la investigación biomédica. El objetivo es utilizar las herramientas tecnológicas, los chips, los programas software, los algoritmos y la base de datos que utilizan en la revolución de la información, para entender lo que consideran es la pieza más complicada de la maquinaria existente: el cuerpo humano. Los capitalistas están seguros que reconstruyendo, regenerando y reprogramando los órganos, miembros, células, DNA de los enfermos podrán conseguir que las personas vivan más tiempo y mejor”
Supongamos que después de haber sustituido todas las piezas defectuosa del cuerpo y esta persona “reconstruida” pueda vivir 150 años, después, ¿qué? “Está establecido que los hombres mueran una sola vez” (Hebreos 9: 27). “La paga del pecado es la muerte” (Romanos 6:23). “Ya que todos hemos pecado!” (Romanos 3: 23). Conclusión: todos moriremos. Nadie sobrevive a su generación.
El equipo de capitalistas presidido por Peter Thiel que está muy preocupado por el envejecimiento que lleva a la inevitable muerte, se esfuerza en preservar el cuerpo sin vida mediante técnicas como la crionización y el embalsamiento. Es una preservación sin vida. No es nada agradable contemplar un cuerpo embalsamado hace siglos. La Biblia nos da respuesta al deseo de preservar la continuidad física viva. Tiene un nombre. RESURRECCIÓN.
La resurrección no es una idea ni una filosofía. Es una realidad contrastada. Las resurrecciones efectuadas por los profetas del Antiguo Testamento y por Jesucristo y sus apóstoles en el Nuevo evidencian que la resurrección es posible. La resurrección de Jesús es la prueba necesaria para creer en ella. La resurrección no es una doctrina fácilmente aceptada. Los antiguos atenienses se burlaban de apóstol Pablo cuando les hablaba de ella, pero ni las burlas ni su negación la harán desaparecer. La resurrección de Jesús por el poder de Dios es un hecho comprobado. Muchos testigos oculares dieron fe de ello. Hoy, también quienes hemos creído en Cristo damos fe de su realidad por el Espíritu Santo que habita en nosotros. “Si Cristo no ha sido resucitado nuestra fe es inútil, todavía estamos en nuestros pecados. Entonces, también los que han dormido (muerto) en Cristo somos los más dignos de compasión de todos los hombres”. El grito de victoria del verdadero creyente: “Pero es totalmente cierto que Cristo ha sido resucitado de entre los muertos, siendo la primicia de quienes se han dormido (fallecido)” (1 Corintios 15:17-20).
El mismo día de su resurrección Jesús se presento ante sus discípulos en la sala en que estaban reunidos. Tomás que no estaba con ellos, no creía el testimonio que daban sus compañeros. Ocho días más tarde, reunidos los discípulos y Tomás con ellos, volvió a presentarse Jesús. Dirigiéndose al apóstol incrédulo le dice: “Pon aquí tu dedo, y mira mis manos, y acerca tu mano, y métela en mi costado, y no seas incrédulo, sino creyente”. Ante la evidencia, Tomás le dice a Jesús: “¡Señor mío y Dios mío!” Jesús le dice: “Porque me has visto, Tomás, creíste, bienaventurados los que no vieron, y creyeron” (Juan 20: 27-29).
Gracias a los avances en los distintos campos de la medicina, gozamos hoy de una calidad de vida nunca soñada. Quienes se dedican a la investigación en las diversas especialidades médicas, quizás ignoran que su ciencia es un don que han recibido de Dios. Los creyentes en Cristo damos gracias a Dios por ello, pero la calidad de vida que gozamos debido a los esfuerzos de los investigadores no nos distraen de la realidad que tenemos que morir y que en el día de la resurrección “los cuerpos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible sea vestido de incorruptibilidad, y esto mortal sea vestido de inmortalidad” (1 Corintios 15: 52,53).
El anhelo hoy tan acusado de luchar contra el envejecimiento será satisfecho cuando Dios nos resucite: “Sorbida es la muerte en victoria. ¿Dónde está oh muerte tu aguijón? ¿Dónde oh sepulcro tu victoria?, ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado la ley. Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo” (vv. 54-57)
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