Durante el año 2020 tuve el honor de conocer de manera virtual a muchas personas de distintos países. Para finales de diciembre mi amiga editora Citlali Bernal fue el eslabón para conocer al excelente escritor y gestor cultural colombiano Wilson Rogelio Enciso. Ella me sugirió que le hiciera una reseña, ya que para esos días recibió la noticia de que uno de sus relatos había quedado de finalista en un prestigioso concurso internacional en Argentina.
Después de conocer que era autor de una saga de 16 novelas, de las cuales 5 han sido publicadas, y que por su maravilloso trabajo literario ha sido galardonado con muchos premios internacionales, mejor decidí hacerle una entrevista, y con mucho gusto comparto este contenido donde conoceremos a un escritor que a través de sus novelas de ficción retrata una realidad que social y políticamente se vive en muchos países, pero especialmente a lo largo y ancho de Latinoamérica. En este link nuestro invitado, nos habla en síntesis de sus libros publicados. Entrevista “La historia de mi madre” es un retrato biográfico de su madre, usted se lo dedicó cuando ella cumplió 80 años, ¿creció con el amor de su padre o solo el de su madre? ¡Qué pregunta!, y eso que es la primera. Como se puede deducir de esa narración, sí, como ahí está plasmado, nací, crecí y todavía vivo bajo el amor inmortal e incólume de mi bella e icónica madre: Hilda María Enciso. De mi padre, quien murió hace seis años y me enteré hace dos por cuenta de un primo hermano durante un encuentro literario en Chaguaní, guardo recuerdos embalsamados en mi corazón de las veces, ¡no muchas!, que se hizo presente en mi vida para esta o aquella colaboración económica... ¡nunca!, que recuerde, me dejó entrever dejó alguno de cariño paternal, mucho menos amor. Aunque pienso que su tosca y alejada forma de ser era su rupestre manera de querer y exteriorizar sus sentimientos.
¿Cuáles fueron las enseñanzas indelebles que le dejó el primer libro que leyó en su vida y cuántos años tenía? Fue una novela sobre la Segunda Guerra Mundial: ‘La hora veinticinco’, la comencé a leer a los siete u ocho años. Pese a mi edad me impactó la barbarie y la sinrazón del ser humano y me mostró que la dignidad y la libertad son tesoros invaluables para el hombre.
¿Desde los cuántos años escribes? ¿Qué fue lo primero que escribió: poesía o cuentos? Mis primeros ‘garabatos’ los rasguñé por allá a los once... intentaba escribir algo así como versos y relatos respecto de lo que percibía en mi entorno rural, en mi Chaguaní del alma, un bonito pueblo de ensueños y sueños. De eso no guardo nada en físico, solo en el alma.
¿En su familia hay ascendientes o descendientes escritores? Mi tatarabuelo materno: Benjamín Enciso, era poeta, escribió mucho pero no sé si alguien se quedó con algo. No he visto nada publicado, solo lo que mi madre me contó sobre él.
Guardé la esperanza de que alguno de mis hijos heredara la vena literaria... ellos, todos, son profesionales destacados en varias partes y empresas del mundo. Espero (y hasta de pronto incido en algo) que alguno de mis nietos lo haga, me late que así será.
¿Cuántas horas al día escribe? ¿Cuánto tiempo le dedica a la lectura y cuál es su horario preferido para leer y escribir? Escribo, en promedio, ocho horas al día, de siete de la mañana a seis de la tarde. Sin embargo, cuando me llega la idea... no importa la hora ni el día. ¡Hay que atraparla! Suelo leer de ocho a las diez y media de la noche.
¿Por qué su blog se llama “Escondite Literario Tropical”? Es alegórico. Pocos saben dónde y qué escribo y leo, lo único claro es que queda en algún lugar del Trópico.
Es fundador y promotor de la iniciativa literaria: “una novela para cada escuela”. ¿Desde qué año promueves esta iniciativa? ¿Cuál es el objetivo principal de esta iniciativa? Desde el 2016, tras publicar mi primera novela. Tengo varias metas: llevar mis obras a 1150 bibliotecas públicas en Colombia y otras tantas en otros países. A la fecha he donado 104 ejemplares físicos y otros tantos en formato digital. De cada lugar escribo un microrrelato que pueden leer en este enlace.
Es muy grato llegar con mis obras a esas bibliotecas, que entre más alejas mejor soy recibido. Cada entrega exitosa me hace sentir que estoy vivo, que aporto y le puedo llegar a la gente y darle alas a su imaginación, sobre todo a los jóvenes, a quienes sé que con mi literatura les desarmo el alma y le quito combustible a la violencia desatada tanto tiempo atrás. A cambio de fusiles les proveo municiones para el pensamiento crítico.
Su iniciativa de promover la lectura está presente en Estados Unidos y Puntarenas de Costa Rica, si maestros o gestores culturales de otros países desean unirse a su iniciativa, ¿de qué manera lo pueden hacer? Bienvenido cualquier apoyo, idea, iniciativa o aporte. Me pueden contactar por redes, en mi correo: wrenciso@yahoo.com y en mi página: wrenciso.com. Los máximos apoyos son: que lean y difundan mis obras, así como esta iniciativa. El que se me quiera unir en esta travesía literaria, bienvenido a la chalupa, coja el remo y hagámosle.
¿Por qué decidió publicar su primer libro en el año 2016? La iluminada muerte de Marco Aurelio Mancipe quedó como finalista en el IV Concurso Internacional de Novela Contacto Latino, realizado en 2015, patrocinado por Pukiyari Editores, en Columbus, Ohio. Su presidenta: Ani Palacios Mc Bride, me contactó y ofreció editarla y publicarla, propuesta que me entusiasmó y acepté.
Literariamente salió a la luz pública en el año 2016, desde entonces ha publicado 5 libros en distintas plataformas digitales y ha recibido muchos premios internacionales, ¿de qué manera este éxito ha impactado en su vida personal y literaria? ¡Total! Sin ese logro, ser finalista en ese concurso, y sin esa propuesta de edición, tal vez seguiría escribiendo en el total anonimato... como lo hice hasta los 58 años.
En su novela, “La iluminada muerte de Marco Aurelio Mancipe” describes que es una “radiografía de un país que lo tenía todo, hasta para el desperdicio”, ¿Qué le inspiró a escribir esta obra sobre esta temática social-política que viven muchos países del mundo, pero especialmente en América Latina? Pregunta interesante y bien compleja de responder en pocas palabras. La mayoría de mis novelas son de ficción social histórica. Por ende, el país sobre el cual escribo: Concordia, es imaginario, como todos sus personajes y situaciones. En aquel país, en efecto, tal vez su peor desgracia es esa: la abundancia de recursos, hasta para el desperdicio; de lo cual, la inmensa mayoría: ¡los sin nada!, imbuidos en bagatelas, ignoran, o les toca ignorar, que tienen tan ingente hacienda patria. La cual, una artera y perversa minoría, los que lo tienen todo, criminalmente voraz, saca sórdido provecho.
El argumento de mis obras, y de esta en particular, para algunos lectores atentos, como tú que haces tal analogía, bien pueden llegar a ubicar esta y las otras en cualquier país del tercer mundo, con mayor razón en América Latina de donde soy oriundo. Países en donde la desigualdad y la inequidad son el amargo y duro pan de cada día, precisamente el hilo central de mis obras, extraído de la realidad sociopolítica que leo y veo por doquier, por ende, el motor de mi inspiración literaria.
¿Cuántos años se llevó para escribir esta novela y en qué año la escribió? Tal vez la comencé a escribir, tomando algunos recuerdos y apuntes viejos, a comienzos del XXI. La revisé y amplié entre el 2012 y el 2014 cuando la alisté para enviarla al IV Concurso Internacional de Novela Contacto Latino.
“Amé en silencio y en silencio muero” (“narraciones románticas”) este libro es de poesía o relatos, ¿Cuál es el tema principal de esta obra? Te voy a responder esta pregunta con dos comentarios, el primero de mi editora: “La tentación al terminar de leer cada una de estas narraciones que salen del fondo del alma de un hombre enamorado es exclamar: ¡Qué romántico! Y luego suspirar por un amante que nos preste en la vida real ese tipo de devoción.” El segundo lo hizo el escritor peruano Alfredo del Arroyo Soriano: “Wilson Rogelio Enciso nos hace entrega en estas páginas de una serie de historias cortas y románticas, en donde, de manera poética, nos narra la desdicha de personajes que sucumben al amor de una mujer imposible de alcanzar. Dolor, tristeza, llanto y el deseo, a veces, de buscar la muerte prematura ante un amor no correspondido.”
¿A qué público está dirigido y cuál es el mensaje central en su novela “Enfermos del alma”? ¿Por qué este título? Para todo tipo de público. Esta es una crítica mordaz, incluso burlesca, además de, pese a ser ficción social, ser un llamado de atención desde la trinchera de la literatura para que revisemos qué, quiénes, cómo y por qué nos están haciendo consumir lo que consumimos de manera más que desprevenida. El título inicial era ‘Pabellón B de siquiatría’, porque el nudo y el desenlace se dan en ese sitio, dentro de una clínica siquiátrica. Por recomendación de mi siquiatra de cabecera, quien me orientó y corrigió en temas inherentes, me propuso titularla como ‘Enfermos del alma’, porque así se les dice y caracteriza a ciertos personajes de la obra, no necesariamente pacientes... eso sí, estos últimos, con frondío poder en el estamento social y político de Concordia.
Es notorio que, en algunas de sus novelas, su contenido principal es inspirado en la corrupción que contemporáneamente hacen muchos políticos en Latinoamérica. ¿Cree que algunos de sus libros pueden ser censurados en los países donde hay dictaduras? Sí, es muy probable. En regímenes totalitaristas, en pseudodemocracias y en democracias truncas, como la de Concordia, según el hijo mayor de Marco Aurelio Mancipe, el pensamiento crítico, junto con la expresión hablada y escrita libres, son convidados incómodos y por demás riesgosos para el peor de los males en tales sociedades: la corrupción, precisamente sobre la cual está empotrado el poder político, económico y social.
¿Qué es “sociedad subcontinental” de la que hablas en tu novela El frío del olvido? Es un concepto literario para denotar que la sociedad está subordinada de manera física, económica, política y cultural, por ende, mental, a corrientes y poderes exógenos, específicamente a los provenientes de las llamadas potencias mundiales, casi de a una por continente. Son estas potencias neocoloniales quienes les imponen a los habitantes subcontinentales bajo su órbita de poder, desde cómo vestir, qué comer, qué ver, qué hacer, qué pensar, por quién votar, no leer y hasta cuándo es el momento para morir.
¿Qué métodos cree que las autoridades correspondientes de cada país, donde hay extrema pobreza deben implementar para erradicar la pobreza? Hay dos tipos de pobreza. Cuando la persona carece, o le han hecho carecer de medios para subsistir, o se le suministra lo estrictamente necesario para que siga produciendo, le ponemos el apellido ‘económica’ o social. Esta supedita al hombre y lo vuelve esclavo, pero por clases sociales: ínfima, baja y media, y sus derivados. Se trata de la nueva esclavitud, aceptada y ‘normal’, como lo eran la adscripción a la gleba durante el feudalismo o la reverencia del gladiador al soberano antes de morir en la arena. Sobre esta pobreza generalizada, y aceptada en el mundo actual, la que padece la inmensa mayoría, ‘los sin nada’ más que su fuerza de trabajo o rebusque diario, se funda la riqueza de unos pocos poderosos. Para la erradicación de este tipo de pobreza, así sea extrema, como cada vez son más los que llegan a ese mísero umbral, me parece que poco y nada van a hacer los que podrían detener tal debacle humanitario y universal. ¡Qué les importa el padecimiento de tantos! Incluso, algunos hasta venderán todos sus bienes para irse a colonizar otros lares, y hasta astros, para evitar presenciar el inevitable caos de algún día. Mientras los pobres, ubicados en cualquier segmento del plano cartesiano de la pobreza, llamadas clases sociales, ni siquiera lo piensan, además de estar conformes con lo que tienen para sobrevivir. Como lo pensaba Arinhayeth en Con derrotero incierto.
El otro tipo de pobreza es la mental... un subproducto de la anterior. La única revolucionaria forma de erradicarla es poniéndole alas a la mente. Su combustible está en los libros: leyendo, instruyéndose, observando, escribiendo... Pero, como lo planteaste dos preguntas atrás, intentar salir de este tipo de pobreza podría incomodar a las dictaduras, por ende, convertir al que lo intente en una persona poca grata para el sistema. Amén de que el hábito de la lectura es cada vez más arcaico... priman las neutralizantes y esclavizantes redes.
¿Qué nombres utiliza en los personajes de sus obras, nombre de amigos, de familiares, de colegas, conocidos o exalumnos? En todas mis obras hay dos tipos de personajes. Los humanos y las circunstancias. Los nombres de los personajes humanos son aleatorios, casi siempre me llegan cuando elaboro la línea de tiempo de la novela. Por lo general, algún rasgo físico de estos me hace acuñar el nombre, como Luz Divina, en ‘Enfermos del alma’. Esta es una mujer, pese a lo perversa y enferma del alma, muy linda, bella, además, lo de Divina, por ser la hija del Iluminado. Otros nombres los trasfiguro de alguien, como es el caso del doctor Abelardo Uribia Morales, personaje itinerante en todas mis obras, jamás protagonista, cuyas características alguien juicioso las puede precisar en más de un poderoso rufián de la política en el mundo, sobre todo en el subcontinente.
Los personajes circunstanciales siempre son: la pobreza, la inequidad, la corrupción, el amor, la traición... llamados así, no solo en la realidad, sino en mis obras.
¿A qué se refiere específicamente con su lema: “mis obras están escritas para ser leídas, no para ser vendidas”? Cuando salí en 2016 de mi escondite literario tenía 58 años. Venía escribiendo desde los once y con más juicio desde la última década del XX y primeras del XXI, y dedicado en exclusiva a escribir desde los 55 cuando obtuve la jubilación y de alguna manera había logrado un sustento económico básico. Solía, eso sí, echar las redes en las aguas tormentosas de los concursos literarios a ver qué pescaba entre tantos charcos, ríos, lagunas y océanos bravos. De hecho, tal faena me ha prodigado los reconocimientos que tengo. Desde muy joven he tenido claro que escribo para que me lean, como sea, así no me genere dividendos. Sobre ese lomo de mula monté la iniciativa: ‘Una novela para cada escuela’. Esto no significa rechazar los réditos que mis publicaciones puedan llegar a generan.
Esto en primer lugar. De otra parte, y como lo elucidé en una pregunta anterior, mi narrativa, que a pesar de ser toda de ficción social es de denuncia y burla respecto de la cotidianidad perversa y plagada de corrupción sobre la que se aposenta el poder que le roba el libre albedrío a la sociedad, quizá no esté o sea indicada para comercializar a la par con mi existencia. Quizá un buen número de mis contemporáneos, de alguna manera, sin importar el galpón nacional en donde estén siendo engordados para la siguiente merienda, se sientan incómodos al identificarse o toparse una réplica suya en alguno de mis personajes humanos o circunstanciales. O, tal vez, se agravien al emparejar al acérrimo doctor Abelardo Uribia Morales con alguno de sus ídolos victimarios.
Así las cosas, soy consciente de que, durante el siguiente y último tercio de mi vida, mi narrativa, si no es gratis, poca opción tendrá de ser comercializada, por ende, leída o puesta al alcance del gran público. Me late, tengo el literario pálpito de estar escribiendo para las generaciones venideras, de haberlas.
¿Mencione los nombres de los escritores más representativos que han influenciado en su creación literaria? Hay un buen número, sin embargo, haré un corto listado de los que más me han impactado e influenciado, con temor de omitir, sin querer, a uno que otro de los grandes: García Márquez, Homero, Pablo Neruda, Alejandro Dumas, Fiódor M. Dostoyevski, Nikolái Gógol, William Shakespeare, José Saramago, Juan Rulfo... bueno, entre muchos.
Su relato “El perdón” es uno de los finalistas en el concurso internacional de “microrrelatos Revista Guka 2020”, de Buenos Aires, Argentina. ¿De qué trata este relato? ¿Cuál es el premio y cuándo dan el fallo? Aún está en concurso. El jurado delibera entre los finalistas, razón por la cual no es prudente ahondar en detalles. El año pasado el fallo fue emitido en julio, me imagino que este año será igual. El premio es el reconocimiento, presea que uno se cuelga y lleva por siempre en el alma.
Para generar expectativa solo diré que, como casi todos mis relatos, tienen inicio y nudo en la campiña, al arrullo de la ruralidad, y cinco o seis décadas atrás. El desenlace es en la metrópoli.
Una vez publiquen resultados, te prometo que serás uno de los primeros en conocer y tener el relato para que, si a bien tienes, lo difundas.
Muchas gracias por la primicia, estaré atento. ¿Qué tal fue su producción literaria durante el año 2020? Pese a las nefastas circunstancias de la incubada pandemia, circunstancias que nos obligó al encierro durante casi todo el año, y hasta ahora, el 2020 para mí fue fecundo en términos de producción literaria. Terminé tres novelas, cerca de veinte relatos, entre estos cinco sobre la pandemia, y otras tantas narraciones románticas. Solo publiqué relatos en mis redes, en mi blog Escondite Literario Tropical, en wrenciso.com y doce en Revista Latina NC.
¿Puede hablarnos brevemente de su próxima novela a publicar? Todavía está en proceso de charla con la editorial. Si se dan las cosas, mi próxima novela a ser publicada tiene como protagonista a un funcionario estatal quien, por hacer su trabajo con rectitud y diligencia, craso error en aquel entorno oficial subcontinental, se gana la ojeriza, por demás enfermiza y criminal, de uno de los peores senadores vitalicios de Concordia. El final, contado desde el inicio, huele a matarratón al ser quemadas sus hojas verdes en las tardes para ahuyentar zancudos.
Síntesis biográfica: Wilson Rogelio Enciso es escritor y gestor cultural nació el 4 de julio de 1958 en Chaguaní, Colombia. Es profesional en Ciencias Políticas y Administrativas (Administrador público), especializado en Administración de la Planeación Urbana y Regional y diplomado en: Docencia Universitaria, Educación Virtual, Educación a Distancia y Planeación Estratégica. Laboró con el Estado colombiano entre 1978 y 2015 y fue docente universitario de 1986 a 2012.
Reconocimientos literarios:
En el 2019 en los Ángeles, California, su novela “La iluminada muerte de Marco Aurelio Mancipe”, quedó en segundo puesto en el International Latino Book Awards, en la categoría Mejor Novela de Ficción en español.
Finalista en BOOKERS AWARDS – MICRORRELATOS 2019, con “Un galardón resbaloso.
Ganador del Séptimo Premio de MICRORRELATOS REVISTA GUKA 2019, Buenos Aires, Argentina, con “El día soñado”.
Finalista en MICRORRELATOS REVISTA GUKA 2020, con ‘El perdón’. Este relato es inédito, aún en concurso, el fallo está en proceso y se dará a conocer durante 2021.
Obras publicadas: La iluminada muerte de Marco Aurelio Mancipe, (2016, novela) Con derrotero incierto, (2017, novela) Amé en silencio, y en silencio muero, 2017, (compilación de narraciones románticas) Enfermos del alma, (2018, novela) El frío del olvido, (2019, novela)
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