Las elecciones andaluzas son las primeras del agitado calendario electoral de este año. La débil alianza entre socialdemócratas y comunistas ha pasado a mejor. Descanse en paz. ¿O quizá volverá a resucitar si las cuentas de escaños y futuribles coaliciones no salen? Se están barajando muchos porcentajes de cara a la posible composición del Parlamento Andaluz, pero no hay nada seguro. Si bien hay una serie de cuestiones que no se deben desdeñar y que se pueden afirmar con seguridad de cara a los resultados.
En primer lugar, la entrada de Podemos y Ciudadanos con cierta capacidad de maniobra en la cámara autonómica. Esto demuestra que el desencanto existente en la sociedad española también ha calado entre los andaluces, que no son precisamente los menos perjudicados por la crisis económica. Además, se plantean como alternativa a fuerzas políticas como IU o UPyD que han intentado mostrarse como opciones al bipartidismo. Por otro lado, Podemos entra en una situación difícil, ya que tendrá que elegir entre gobernar con algunas de las antiguas fuerzas -de la casta en su idioma- que han estado en el poder, o mantenerse en la oposición.
En segundo lugar, el bipartidismo ha demostrado que pese a su desgaste, resiste en la comunidad andaluza. Mientras que, el candidato de los populares cree que este es su momento, nadie sabe cómo y probablemente ni él lo intuya, ya que sus únicas salidas pasarían por un pacto con el PSOE o Ciudadanos. Lo que implicaría tanto en un caso como en otro, comerse sus propias palabras sobre el “cambio” -gran proclama de la derecha paradójicamente- y la corrupción. Mientras que, Susana Díaz seguiría presente como la líder de la formación victoriosa, aunque no contase con los escaños necesarios para formar gobierno.
Mientras que, formaciones como IU de Andalucía serían víctimas de sus propios actos. No es posible coquetear con Podemos a la par que se retiran del gobierno con los socialistas. En política y en la vida, no se puede estar en todos los sitios. Y es que, a veces el menú de opciones puede ser autodestructivo si no se maneja con cuidado. Una auténtica pena, teniendo actualmente uno de los líderes nacionales mejor valorados y más jóvenes como Alberto Garzón.
|