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Policía muerto, Ada Colau y Grande-Marlaska

Las frases, oídas en una televisión nacional, son de Eugenio Zambrano, Secretario de Organización sindical CSFI de la Guardia Urbana de Barcelona
José Luis Heras Celemín
jueves, 4 de marzo de 2021, 12:40 h (CET)

“Desde las diferentes instancias políticas donde hay responsabilidades de Gobierno, de los diferentes niveles de la Administración Local, Autonómica o Estatal, se está alimentando esta barbarie que la debemos calificar como terrorismo urbano”… “Ada Colau ha estado escondiendo durante todo este tiempo que no tiene una unidad antidisturbios. Como estamos viendo, esta unidad existe. No puede jugar, o seguir jugando, a ser la trilera, la mejor trilera de Europa ¿Dónde esta la bolita, dónde está la unidad antidisturbios? Existimos y hacemos frente a todas las situaciones que se presentan en esta ciudad, pero debemos denunciar que no disponemos de los suficientes recursos humanos”… “Carecemos de herramientas policiales necesarias para poder combatir a estos terroristas”… “Alguien está buscando, y son los propios poderes públicos, parece ser que un muerto.

Si lleva uniforme, da igual el color del uniforme, pues mucho mejor porque así todo el mundo se sentirá más a gusto”… “¿Ahora, qué es lo que necesita la señora Ada Colau: Un muerto. Es eso lo que necesita la señora Ada Colau, el señor Valle, el señor Samper, el señor Echenique cuando con su agresividad verbal está alimentando a estos terroristas? Hay que decir basta ya. Insisto, parece que se esté buscando la muerte de un policía”

Las frases, oídas en una televisión nacional, son de Eugenio Zambrano, Secretario de Organización sindical CSFI de la Guardia Urbana de Barcelona. Estaba enfadado y dolido. Tras oírlas, busqué lo que llaman ‘televisión a la carta’ y las repasé. Dos veces. Se referían a las revueltas en Cataluña. Lo visto en Barcelona y contado por el sindicalista es duro. Sin duda. Lo tenido por terrorismo urbano es terrorismo. Sin matices que descafeínen la historia. No es sólo la consecuencia del gamberrismo visto en informativos y telediarios, que es mucho. Ni el resultado de la acción de guerrillas de grupos organizados con propósitos que pueden suponerse. Tampoco es, sólo, lo que ve el sindicalista, con las pretensiones supuestas de la alcaldesa de Barcelona y autoridades con las que es mejor no ensuciarse, ni enredarse con preguntas ‘no contestables’. Es todo: gamberrismo, guerrilla de grupos, terrorismo urbano, pretensiones de políticos de cualquier laya, preguntas sucias, y más.

Un más que, para valorarlo, debe separarse de las circunstancias que duelen al sindicalista. Éstas pueden producir el policía muerto que teme y las miserias que conviene estimar. Y apartar, para que no estorben: Intereses personales, afanes electorales y económicos. Pretensiones independentistas, las que sean. Crisis con pandemia o sin ella. Y muertos, con uniforme o sin él.

Limpio el panorama, para ver el desastre basta formular una pregunta. No es sencilla, ni simple ¿Un muerto o varios para Ada Colau, que es la alcaldesa de Barcelona; para los titulares de cargos en la autonomía catalana; para el portavoz de un grupo que comparte el gobierno de España; o para la autoridad a la que el Estado ha confiado el mando de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado (FCS) con las policías locales, autonómicas y nacional?

Por supuesto, los muertos importan. Mucho, aunque sea uno solo. Por ello, hay que saber en qué momento pueden morir, a manos de quién o bajo qué responsabilidad. Porque la responsabilidad primera, última y única porque las engloba a todas es de la persona en quien el Estado ha depositado la autoridad para velar por la seguridad y vidas de todos: El ministro de Interior Grande-Marlaska.

Desde esta convicción, lo ocurrido en Barcelona, como lo que pueda ocurrir en toda Cataluña y en el resto de España, es responsabilidad del ministro y, con él, del Gobierno de España. En consecuencia, no estamos ante sucesos graves, sino frente a algo más peligroso: La amenaza real contra la seguridad y la vida, de la que se ocupan los medios de comunicación y las FCS, con las distracciones y escaramuzas que puedan surgir. Y el desafío que, como subterfugio velado y a modo de ultimátum, culebrea frente al sistema de convivencia que ampara nuestro presente y protege el futuro.

Por la evidencia advertida, las ultimas revueltas, debidas a las protestas por la detención de un rapero, a los afanes revolucionarios de independentistas de salón o de calle, o a las desatinos de políticos, dejan de ser la cuestión, muy importante, de un muerto relacionado con la alcaldesa de Barcelona y los que cita el sindicalista, para convertirse en el afiche que señala al ministro del Interior y define la capacidad del Gobierno de España.

¿Ada Colau la mejor trilera de Europa?, ¿Herramientas policiales para poder combatir a estos terroristas? ¿Poderes públicos buscando un policía muerto sin importar el color del uniforme, porque alguien se sienta a gusto? ¿Quién necesita un muerto, es lo que necesita la señora Ada Colau, el señor Valle, el señor Samper, el señor Echenique cuando con su agresividad verbal está alimentando a estos terroristas? Es serio y huele a tragedia. Puede oírse y participar en lo que dice y llora Eugenio Zambrano. Pero es necesario coincidir con él en el plante: Hay que decir ¡basta ya!

Un policía muerto no es, no puede y no debe ser ambición de nadie. Hay que evitarlo. También, la alcaldesa Ana Colau y el ministro Grande-Marlaska.

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