Acabo de recibir la factura de Interfunerarias por el entierro de mi esposa. Me llama la atención que todos los servicios están gravados al 21 % del Impuesto del Valor Añadido: arca, sala del tanatorio, utilización de las capillas –la del tanatorio y la del cementerio-, coche fúnebre, tramitación, personal de servicio, equipo de instalación…etc. Total, IVA, 572, 17 €.
El tipo que se aplica al transporte de viajeros y a los hoteles es del 10%, pero una sala de un tanatorio o la utilización de un coche fúnebre, entonces gravan el 21%.
Veamos que ocurre en Europa: En Portugal, Italia, Holanda, Dinamarca, Suecia, Finlandia, Irlanda y Reino Unido el tipo impositivo es cero. En el resto de Europa: Austria, Francia, Alemania, República Checa, Eslovenia, Polonia, Luxemburgo, Bélgica y Grecia gravan con tipos reducidos o super reducidos. ¿A quién debemos este despropósito? Al Gobierno de Mariano Rajoy que triplicó el IVA a los servicios funerarios durante su mandato. ¿Y que ha hecho el Gobierno de Sánchez y su colega Iglesias durante este tiempo? Pues que el PSOE y Podemos se opusieran, el 7 de julio de 2020, ante la Comisión de Hacienda en el Congreso de los Diputados a una Proposición No de Ley para rebajar este Impuesto de Valor Añadido y lograr que el ciudadano no tuviese que abonar esas ingentes y dolorosas cantidades.
Según el Instituto Nacional de Estadística el número de fallecidos en el año 2020, fue de 499.764 muertes. Es decir, casi 500.000 de defunciones.
Habrá que colegir que muchas familias no dispongan de sepulturas propias y tengan que acudir a una cremación y abonar la consiguiente factura; el importe se dispara exponencialmente si se realiza una compra en el cementerio. Resumiendo, la factura del impuesto del 21 % bien podría establecerse en una media de 600 euros por fallecido; y la cifra total que Hacienda se embolsa cada año es de 300 millones de euros, en detrimento de la pobre gente que además de perder a un ser querido se tiene que endeudar sin remedio.
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