En 2020, el PIB de Indonesia apenas se redujo un 2,1%. Esta leve contracción se explica en parte por el hecho de que las exportaciones solo representan el 20% del PIB, lo que hace que Indonesia sea menos susceptible a las recesiones del comercio mundial que otros países del sudeste asiático.
Además, las importaciones (-14%) disminuyeron más intensamente que las exportaciones (-6%) y la economía se vio sostenida por un mayor consumo público. Crédito y Caución prevé que en 2021 la economía repunte un 4,7%, siempre y cuando se suavice gradualmente el distanciamiento social y se apliquen eficazmente las vacunas. La prioridad de inmunizar primero a las personas en edad de trabajar podría acelerar el repunte económico. Se espera un aumento del consumo privado (3,3%) y la inversión fija (5,3%), motores del crecimiento indonesio en los años anteriores a la pandemia, y un repunte de las exportaciones (8,2%).
El Banco Central bajó su tipo de interés de referencia seis veces desde el inicio de la pandemia, hasta el 3,5% en febrero de 2021, y redujo el coeficiente de reservas obligatorias para facilitar el apoyo del sector bancario a las empresas locales. Todavía hay espacio para medidas monetarias adicionales dado que la inflación está contenida en el 2%. La Administración ha eliminado el límite constitucional de déficit presupuestario del 3% del PIB entre 2020 y 2022. Se prevé que 2021 registre otro elevado déficit fiscal superior al 6% del PIB (2020, 6,2%) y que la deuda pública siga escalando hasta el 47% del PIB. Las finanzas públicas siguen siendo manejables aunque Indonesia es estructuralmente vulnerable a las turbulencias del mercado financiero mundial. Los inversores extranjeros poseen más del 30% de la deuda pública, una proporción mayor que la de los mercados de su entorno. Además, como los inversores extranjeros poseen alrededor de un tercio de la financiación de la deuda corporativa, los riesgos de refinanciación siguen siendo elevados.
La agricultura es uno de los sectores más resistentes a la pandemia, con un aumento de la producción y las exportaciones en 2020. La industria química y las TIC también han demostrado ser bastante robustas. La demanda de productos de tecnológicos repunta desde el segundo semestre de 2020, con un aumento de los proyectos de suministro de hardware. Los mayoristas y proveedores tecnológicos han podido mantener sus niveles de ingresos y márgenes previos a la pandemia. En el sector de la construcción, se espera que el repunte observado hacia finales de 2020 se acelere en 2021 en todos los segmentos: construcción pública, residencial y comercial. Los sectores de energía y la minería se vieron afectados por un fuerte descenso de las inversiones, ya que la pandemia provocó la cancelación de muchos proyectos. En cuanto a la automoción, su potencial sigue siendo fuerte en Indonesia. Sin embargo, la recuperación depende del repunte de otras industrias y del aumento del poder adquisitivo de los hogares. Esto último también desempeña un papel fundamental para el aumento del comercio minorista de bienes de consumo duraderos. En el sector de los servicios, miles de hoteles y restaurantes se han visto obligados a cerrar, mientras que varias compañías aéreas y operadores turísticos han sufrido grandes pérdidas. Tanto la morosidad como las insolvencias aumentaron en los segmentos relacionados con el turismo.
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