Un año después de que la ONU advirtiera sobre una hambruna de proporciones bíblicas, los países ricos han financiado sólo el 5 por ciento del llamamiento hecho por ese organismo para recaudar 6.500 millones con el fin de hacer frente a esta situación en 2021.
Más de 200 ONG, entre ellas Oxfam Intermón, publican hoy una carta abierta pidiendo a todos los gobiernos que aumenten de manera urgente la ayuda para salvar la vida de los 34 millones de personas en situación más grave, que podrían morir de hambre si no reciben apoyo de forma inmediata.
En total, hay 174 millones de personas en alto riesgo de morir por desnutrición o falta de alimentos, y es probable que esa cifra siga aumentando en los próximos meses si no se toman medidas de forma inmediata.
Los 5.000 millones de euros que faltan por recaudar para completar el llamamiento de la ONU para luchar contra el hambre equivalen a menos de 26 horas de lo que los países del mundo gastan cada año en las fuerzas armadas (1,58 billones de euros).
Aunque el número de personas que pasan hambre se ha disparado debido a la pandemia de la COVID-19, el principal factor siguen siendo los conflictos, unidos a los efectos del cambio climático. Yemen, Afganistán, Sudán del Sur o el norte de Nigeria son algunos de los lugares donde los conflictos y la violencia están llevando a millones de personas al borde de la hambruna. A nivel mundial, los precios medios de los alimentos son en estos momentos los más altos en siete años.
Las ONG han recogido testimonios estremecedores sobre el hambre en algunos de estos lugares. Es el caso de Fayda, en Yemen: “cuando el personal humanitario llegó a mi cabaña, pensaron que tenía comida porque salía humo de mi cocina. Pero no estaba cocinando, sólo hervía unas hierbas en agua caliente para mis hijos. He pensado varias veces en suicidarme, pero no lo he hecho por ellos.
Al comienzo de la pandemia de COVID-19, el Secretario General de la ONU pidió un alto el fuego mundial para abordar la pandemia, pero muy pocos líderes han tratado de implementarlo. En la carta abierta se pide a los líderes mundiales que apoyen soluciones duraderas y sostenibles y que trabajen para que el personal humanitario pueda llegar hasta quienes se encuentran en zonas de conflicto para salvar vidas.
Desde la cuenca de Lago Chad, el coordinador regional de la sociedad civil, Ahmed Shehu, explica: “La situación aquí es terrible. El setenta por ciento de las personas en esta región son agricultores, pero no pueden acceder a sus tierras debido a la violencia, por lo que no pueden producir alimentos. Estos hombres y mujeres han estado proporcionando alimentos durante miles de años y ahora se han convertido en mendigos. Y nosotros ni siquiera podemos llegar en condiciones de seguridad a esas personas para socorrerlas. Se han producido secuestros intentando llegar a estas comunidades hambrientas.”
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