Y tiro porque me toca. El mítico juego que entretuvo y sigue divirtiendo a todas las generaciones no podía faltar en el panorama actual. Ya sea adaptado al fútbol o al reciente ambiente político. El baile de partidos y el baile de entrenadores conforman la actualidad más destacada de esta recta final del mes de mayo. Hay que seguir tirando los dados y moviendo ficha. No hay nadie que se salve. Al PP parece que le ha tocado bailar con la más fea y además uno lento. Y en el ámbito deportivo Ancelotti se ha visto relegado a esperar turno alojado en la eterna casilla de la posada en la que nadie quiere caer. El Real Madrid, o Florentino concretamente, parece que se ha olvidado de todas las alabanzas que le ha venido susurrando desde la celebración de la ansiada y estigmatizada décima. Ya parece que el Presi se ha olvidado de todo eso y dejando de lado el señorío blanco del que tanto presume, las sugerencias y apetencias de los jugadores y la opinión de la grada, ha decidido tomar la justicia por su mano y dejar congelado en esa casilla a uno de los mejores entrenadores que ha tenido la casa blanca. Bien es cierto que los títulos se han resistido esta temporada y que el equipo necesita un revulsivo y una cura de lesiones, pero al margen de todo eso, creo que la solución no pasa por la destitución de un técnico que además de entrenador ha demostrado ser amigo y un gran seguidor de corazón del equipo por el que tanto ha luchado desde que pisó el césped del Bernabéu. Pero el destino es así, lo que Florentino te da, Florentino te lo quita. Y de oca a oca y tiro porque me toca. Esa, sin duda, es la casilla favorita del eterno presidente que ya se ha cargado a nueve entrenadores en los doce años que ocupa su era. Ya me lo imagino en casa tramando el destino del siguiente “elegido”. Por ahí se rumorea que quiere un técnico que hable español y con algo de pasado madridista. Parece que se le ha pegado el gen culé de querer apostar por el producto interior y como el plan de Zidane se le ha ido un poco al traste, está intentado rescatar del más profundo Nápoles a un Benítez que esta temporada ha desplegado más sombras que luces a mi juicio. Ojalá me equivoque y todo salga bien. Que Benítez demuestre que toda su preparación estos años ha servido para algo antes de volver a Madrid y que Florentino deje de tener motivos para acabar a golpe de cesión con cada una de las apuestas que fija en el banquillo blanco. Por el momento Ancelotti ha demostrado ser uno de los grandes y la próxima jornada le veremos disfrutar del juego “galáctico” como un socio más en las gradas de la que siempre será su casa. Grazie Carletto.
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