El pasado cuatro de mayo se celebraron elecciones para elegir la Presidencia de la comunidad autónoma madrileña.
Las encuestas, los medios de comunicación y los sondeos de opinión auguraban como triunfadora a Isabel Ayuso. Una mujer totalmente desconocida hace dos años y por quien no hubiera nadie dado un euro entonces.
Finalizado el escrutinio, el resultado no ha podido ser más arrollador. Tras el recuento de votos esta ha sido la conclusión:
PP: 65 escaños - 1.552.243 votos
PSOE: 24 escaños - 589.604
Más Madrid: 24 escaños - 591.142
Vox: 13 escaños - 317.260
Unidas Podemos: 10 escaños - 252.120
Ciudadanos: 0 escaños - 123.397
No soy politólogo ni especialista en analizar encuestas, solo me limito a observar lo que ocurre en mi Patria, España, y comentarlo cuando lo considero oportuno
La ha campaña sido ardua, traicionera, revanchista, rastrera e ignominiosa. La candidata ha sido objeto de todos los improperios, vejaciones y descalificaciones sin cuento por parte del PSOE, especialmente Pedro Sánchez y sus corifeos. El infame Tezanos, que ha continuado efectuando encuestas, en tiempo prohibido por la Ley, para desacreditarla lo más posible, ha volcado sobre ella toda la podredumbre de su mente corrompida, y, aparte de descalificarla de todas las formas posibles, en su mísera y rastrera actuación, ha cometido la infamia de insultar a los madrileños que estuviesen dispuestos a votarla, llamándolos “tabernarios”.
Posiblemente mucha gente no conceda la importancia de la carga de desprecio que tiene ese
No hablo yo, sino la RAE que le asigna un significados peyorativo y despectivo, pues la define como: “bajo, grosero y vulgar y pone como ejemplo “modales tabernarios", que podemos considerar como actuación perdularia y barriobajera.
La indignidad del PSOE no puede alcanzar mayores cotas. ¿Quién es este ignaro para ofender de tal manera a los madrileños?
La respuesta es simple y sencilla, el abyecto lacayo de Pedro Sánchez, en su deseo de desprestigiar no solo a la Derecha sino a todos los madrileños que, hartos de tanta mentira, falacia y engaños en los que se asienta Pedro Sánchez para mandarnos, han dicho ¡basta! Y aunque muchos de los que han votado por Ayuso no sean de derechas, lo han hecho porque están ahítos de las mentiras y ardides de Pedro Sánchez.
La misma Isabel ha reconocido que ha tenido muchos votos prestados, son los que, hartos de tanta mentira y añagaza, han decidido poner en su sitio, es decir, en la cloaca, a Sánchez y a sus conmilitones.
Las encuestas del CIS, organismo que se nutre de los impuestos de todos los españoles, cocinadas por José Félix Tezanos, auguraban un aplastante triunfo de la Izquierda.
Su propósito era obnubilar a los madrileños e infundirles tal pavor que ni siquiera se atreviesen a participar el día elegido.
Pero ¡mira por donde!, la criada le ha salido respondona y la concurrencia a las urnas ha sido superior a la que cualquier demoscópico pudiese esperar ya que, aún en la situación de pandemia en la que nos encontramos, ha votado el 76,25% de los madrileños.
El único que ha tenido la dignidad suficiente, siempre queda una pizca de vergüenza aunque sea en la izquierda más trasnochada y montaraz, ha sido Pablo Iglesias que ha entendido el mensaje enviado por los ciudadanos y, antes de que lo despidan con cajas destempladas, ha abandonado la Política, y se ha refugiado, sabrá Dios dónde.
Si a Pedro Sánchez la quedase lo más mínimo de decencia tendría que coger el portante y desaparecer del ámbito político.
No lo hará, porque una persona que es capaz de que su tesis doctoral sea un “corta y pega” elaborada por un “negro”, carece de decencia.
Sobre esto se podría escribir un extenso tratado, pero no es lugar ni momento.
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