Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Algo más que palabras | Ecologismo | Océanos | Mar | Contaminación

La gran reserva soñada

“Conservar y utilizar de manera sostenible los océanos, los mares y los recursos marinos, ha de ser nuestra gran tarea en los próximos años”
Víctor Corcoba
miércoles, 9 de junio de 2021, 01:50 h (CET)

Nuestra vida, que es un gran oleaje de vivencias permanente, halla su gran reserva en el azul del manto, reflejo celeste en la tierra, que envuelve más del setenta por ciento del planeta. Casi nada. Verdaderamente, sin el pulso de los océanos no podríamos vivir. Prueba de ello, es que producen al menos el cincuenta por ciento del ciclo viviente, tanto de oxigeno como de biodiversidad y de proteínas. Pensemos que ese incoloro, inodoro e insípido manjar, representa, ya no solo un sostenimiento más, sino también un elemento esencial de nuestra propia poética interna, lo que nos permite renacer siempre y proseguir calmando esa sed de amor que reseca nuestros labios, manteniéndolos vivos en la savia. Custodiar, por tanto, ese territorio oceánico resulta más que imprescindible para poder continuar subsistiendo.


Conservar y utilizar de manera sostenible los océanos, los mares y los recursos marinos, ha de ser nuestra gran tarea en los próximos años. Son los pulmones de nuestro planeta, un manantial importante de sonidos que nos purifican por dentro y por fuera. De ahí, la necesidad de trabajar por su mística transparente de donación, libre de extensiones inertes de plástico flotante, que lo único que hacen es destrozarnos ese horizonte de confianza, que todos nos merecemos por propia dignidad humana. Nadie puede truncarnos esta ilusión, ya sea por tierra o por mar. Nos entristece observar esa gran reserva oceánica hundida por nuestro afán contaminante. Por eso, nos alegra el espíritu de esas gentes soñadoras que luchan por los destrozos, que trazan el comienzo esperanzador del Decenio de las Naciones Unidas de las Ciencias Oceánicas para el Desarrollo Sostenible, extendiéndolo hasta el 2030. No trunquemos su desvelo. Si acaso, sumemos a su solidario compromiso, que lo azul es más inmaculado que lo blanco, que las lágrimas son  más pulcras que las sonrisas y el amor más enérgico que la siembra de terror.


El mar, la mar galáctica, esa que esconde un sinfín de sensaciones, ha de fundirse en la pureza del verso, propiciando otros abecedarios más del alma que de la tierra. Ellos, que conforman el territorio poblado del agua, absorben alrededor del treinta por ciento del dióxido de carbono producido por nosotros, amortiguando de este modo los impactos del calentamiento global, y que además son clave en el sustento, por lo que requieren de nuestra responsabilidad para frenar el deterioro de la calidad existencial. En cualquier caso, tampoco es de recibo continuar alimentando todos los vicios autodestructivos. Se nos demanda de otros comportamientos más responsables hacia nuestro propio ambiente natural. De no tomar conciencia de aquello que nos acompaña, se pondrá en riesgo la continuidad de nuestro distintivo linaje. Porque, en definitiva, estamos llamados a hacer un uso sensato de las cosas y a reconocer un cambio de actitud en el modelo de desarrollo global.


Personalmente, detesto este progreso de falsedad y destrucción, que no deja a sus moradores tiempo para crear y menos para recrearse en el buceo vivencial. Si las soluciones para una gestión sostenible de los océanos –según Naciones Unidas- precisan de la aplicación de tecnología ecológica y el uso innovador de recursos marinos; de igual modo, deberíamos desterrar de nosotros ese afán posesivo y consumista, que lo único que hace es esclavizarnos por completo. Desde luego, urge tomar otros hábitos más comprensivos y naturales, dado que es mucho lo que está en juego, para no corromper esa lírica que reviste la tierra con los océanos, y que en cierto sentido representa, parte de esa evocación con la que todos revivimos. Despertemos, pues, que lo que nos da vida es que en cualquier parte tenemos un manantial de poemas (¡que dejen de ser penas ya!) donde saciar el esencia de nuestro ser. No enturbiemos, pues, ese soplo cristalino con nuestras acciones interesadas, vaya que las nubes nos ennegrezcan por siempre. Antes de que esto suceda, regenerémonos madurando en el discernimiento.

Noticias relacionadas

Igualdad Animal expone y denuncia graves violaciones de la mínima normativa en dos granjas de cerdos en España en agosto de 2024. La primera de las granjas, ubicada en el municipio de Ontiñena (Huesca), está presuntamente vinculada a la empresa Joaquín Bayona y CIA S.C. ligada a Piensos Costa. Paradójicamente, esta empresa anuncia en su página oficial haber sido la primera del sector en obtener el sello en Bienestar Animal certificado por AENOR.

Los intereses a corto plazo de agricultores y ganaderos no siempre son coincidentes, pero a largo plazo, que es como hay que ver estas cosas, un sector no es nada sin el otro. Por eso, la estrategia de éxito de este sector primario en su conjunto tiene que consistir en la colaboración y complementación de ambos, y en afrontar juntos los ataques que llegan desde fuera, que son muchos.

En Perú el sultán de Brunéi, recibió los galardones máximos del municipio capitalino (las llaves de Lima), del Congreso (a Medalla de Honor del Parlamento en el grado de Gran Cruz) y de la República (el gran collar de la orden del sol, la máxima premiación del laurel más antiguo de las Américas, uno que se remonta a 1821, cuando se inició nuestra república).

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2024 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2024 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto