Pobre niña que llora, tiembla y me mira tiernamente y apagándose. Es la perrita que dejó fuera mientras compraba esa señora tan arreglada, de pelo gris cenizo, ojos azules y vestida con un pantalón de rayas hasta los tobillos y camisa blanca, a la que los años no ha enseñado a amar. La dejaría el novio, jamás amó de verdad. Se fue al lodo por su incompetencia para levantarse, pero que no destruya la vida de su perro, porque amigos, ahí fuera, se lo pueden robar. Y ellos lo saben por eso su temblor y sus lágrimas, su dolor manifiesto y su angustia.
Escuchen, hay mafias de perros, hay peleas de perros, animales enviados a laboratorios para experimentación en otros países como Holanda y Alemania. Animales que, según escuché, envían a esos destinos sin piedad, hasta las llamadas Protectoras. Hay una lista interminable de deplorables seres humanos deseando perros para lucrarse con ellos. No les importará su dolor. Yo la mía no la dejo. Es peligroso.
Cleo999, Socióloga de Ourense, expresa que deja el perro en casa para ir a comprar y Eliseo JVS27, no abandona a su mejor amigo Pepiño a las puertas del supermercado porque teme no volver a verlo y sería muy deprimente. Christine77 natural de Puerto Ordaz, acompaña a los perros que ve en esta situación, y yo sencillamente les hablo para tranquilizarles. De todo lo que sé deduzco que no es recomendable dejarles fuera.
Pero no me alargo más. Quiero acabar con las palabras de Ángel Padilla, poeta animalista: "Las personas que dejan atadas a los perros que forman parte de su familia, en pivotes de hierro, en farolas, en estructuras de metal o, sencillamente, al tronco de un árbol, son sumamente irresponsables, aparte de, sin duda, no querer al animal que así tratan. No veo diferencia entre el animal humano y el no humano; así, como no veo niños atados a árboles, y si así fuere se trataría como un delito grave con castigo de prisión, aunque el progenitor o progenitora diga que era sólo por un rato, mientras compraba, de igual forma atar en la calle a un perro mientras uno hace sus compras es una costumbre bastante usada que debe reprimirse por las propias personas que ven a quien lo hace, en el mismo instante en que lo hace. Si yo veo a alguien atando a un perro, le digo que no lo voy a consentir, que llamaré a la policía, porque no sé si se trata de un abandono, que en cierta forma lo es porque el animal no entiende que es por un rato.
De hecho, conozco personas defensoras de los animales que me cuentan que, si ven a un animal atado a la puerta de un comercio o supermercado, esperan al lado del perro para cuando salga el dueño decirle que lo que ha hecho es inmoral e ilegal, que por favor si tiene un animal en el seno de su familia lo trate como un igual, como haría con un niño humano, y no como una cosa. Las mafias de trata de perros, roban perros atados en esas circunstancias, sin contar los innumerables problemas que pueden acontecer a un animal en tal circunstancia, como la de agresiones a los animales, que van en aumento, que se producen en el estado español.
En definitiva, hay que educar en contra del antropocentrismo y contra el especismo, cuyo problema principal es que cosifica al resto de los animales, y propiedad, que no lo son, como no lo eran los esclavos negros, aunque la legislación en ese tiempo de la esclavitud legal sentenciase. Quien piense que atar a un perro a un palo para ir a comprar está bien, no está capacitado para la tenencia de animal alguno y, sin duda, estamos ante alguien sin sentido común, peligroso para todos".
Gracias Ángel y gracias amigos por leernos y tomen ejemplo. Que estas palabras no caigan en un basurero porque hemos pasado trabajo y tiempo en expresarlas. Porque es simple pero encierra una compleja realidad, una inapropiada conducta social sobre la que pueden ampliar conocimientos en Internet leyendo sobre mafias de animales, que buscan precisamente animales solos, que no vigilan, para llevárselos.
Y no finalizo sin decir quien fue Mela, una pastora alemana que adopté con doce años y me vivió once meses muy felices. Imposible me sería dejarla atada a las puertas de los centros comerciales, panaderías, fruterías u otros lugares. Porque la adopté para que fuera feliz después de una vida bastante desdichada a pesar de su pura raza.
A Mela y a todos los perros: Tengo el deber de tenerte para cuidarte hasta la muerte, y que no sea cualquier fin, más bien que entre mis brazos te quedes dormida en un abrazo, así como fue. Un sueño que es un viaje a un lugar en que me esperas cuando en brazos de quienes me quieran, yo también cierre mis ojos para recorrer el trayecto que me lleve hasta ti.
Ama a tu perro desde que le adoptes hasta que su sueño se haga eterno entre tus brazos. Puedes comentar.
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