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El segundo fin de semana de marzo, hace justamente un mes, se celebró en El Vaticano el 50º aniversario del nacimiento del Movimiento Pro-Vida. El Papa Francisco, por medio del Cardenal Parolín, les hizo llegar un mensaje de agradecimiento por su gran labor que, en tiempos en los que crece la cultura del descarte, sigue colocando con valentía la dignidad de toda persona humana en el centro, especialmente la de aquellas más vulnerables.
Agradezco a ciertos colectivos ilicitanos de tendencia comunista que estén desde hace unos años tirando del carro y manteniendo la llama del republicanismo llevando a cabo cada 14 de abril e incluso días anteriores, varias celebraciones o actos en recuerdo, homenaje y conmemoración de este hecho histórico y de sus protagonistas.
Hace medio siglo, el tono magistral con el inevitable acento alemán del idioma aprendido en la juventud, sonaba en el Madrid desacostumbrado a grandes fastos, ni siquiera a medianos eventos: “Se sorprenderían si supieran el escaso número de congresistas que se han molestado en sacar el pasaporte o el reducido número de acertantes entre aquellos dirigentes capaces de decir sin equivocarse las principales capitales del mundo…”.
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