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Donde se habla del rescate griego y del error de Obama con la Cuba de los Castro

Miguel Massanet
miércoles, 19 de agosto de 2015, 08:34 h (CET)
Puede que sea lo correcto o puede que no le quede otro remedio al Gobierno de España, que se debe a lo que determinan las mayorías en la UE o, también puede ser que, una cantidad tan importante como son los 10.000 millones de euros que parece ser que nos hemos comprometido a aportar, no en efectivo pero sí como “garantía”, al rescate griego no lo van a ser como regalo sino como un préstamo que, incluso, pudiera generar algunos modestos intereses. En todo caso ya se trata del tercer rescate que se les otorga a los griegos sin que se pueda decir que, los dos anteriores que se les concedieron, hubieran servido para algo más que para que se despilfarraran y se dedicaran a cualquier cosa menos a reestructurar su economía, sanear sus cuentas públicas, recortar sus gastos y reconducir sus prestaciones sociales, entre otras, las absurdas jubilaciones anticipadas, que permitían a determinadas profesiones retirarse mucho antes de tener cumplidos los años requeridos, en cualquier nación, para pedir el retiro.

Nos preguntamos si, en lugar de constituir una ayuda para una nación gobernada por un gobierno de extrema izquierda o si, pongamos por caso, se hubiera tratado de un país con un ejecutivo de derechas el que hubiera necesitado el rescate, nuestro Parlamento se hubiera mostrado tan dispuesto, tan propicio y tan fácilmente convenible a comprometernos con una cantidad tan elevada, sin que se tenga el convencimiento, es más, estando plenamente convencidos que este dinero que vamos a avalar, y que es muy posible que acabemos teniendo que pagar, nunca en la vida lo vamos a volver a ver, ni dentro de treinta años, como parece que se ha fijado como plazo, ni en treinta siglos.

Y es que la política sigue caminos independientes de las conveniencias económicas. Ahora el Parlamento Europeo tenía la necesidad de evitar que los griegos cayeran en default, especialmente, por la mala imagen que hubiera dado la CE ante el resto del mundo si Grecia, un país europeo, se hubiera tenido que salir del euro y de la propia comunidad, con la inevitables consecuencias que ello hubiera tenido para la moneda única europea. Lo que ocurre es que muchos tenemos serias dudas de que Grecia (hemos visto como su Parlamento se ha tomado con irritación y división, la noticia de la aceptación de las condiciones que se les han impuesto por los países acreedores en orden al gasto público, a las jubilaciones, a los recortes de las pensiones y en otros muchos de los privilegios sociales de los que venían disfrutando) venga cumpliendo, en el futuro, bajo la dirección de un gobierno de extrema izquierda, todavía no sabemos si con o sin Tsipras, que pudiera intentar salvar, de momento, su situación desesperada y, cuando haya recibido las ayudas previstas, decida optar por dejar de pagar y de cumplir con los compromisos que ahora se ha visto obligada a comprometerse.

No dejamos de considerar que 10.000 millones de euros es una cifra desorbitada para una España que todavía tiene más de cuatro millones de parados y en fase de una recuperación inicial, cuya continuidad va a depender de los resultados electorales que van a tener lugar dentro de unos pocos meses y que, en la actualidad, los ciudadanos tenemos serias dudas de cuáles van a ser y del tipo de gobierno que pudiera salir de dichos comicios. Los ciudadanos veríamos las decisiones de nuestros dirigentes políticos desde un punto de vista distinto, bajo una perspectiva menos optimistas y teniendo en cuenta lo que se podría hacer en España para disminuir el problema del desempleo, con estos diez mil millones que se van a dedicar a sacar a Grecia del abismo en el que ella, voluntariamente, se dejó caer.

Y puestos a comentar errores, decisiones precipitadas e imprudencias, debidas a la necesidad que tiene el protagonista de los hechos, el señor Barack Obama, de recuperar el favor de sus votantes, de congraciarse con los que no están de acuerdo con su forma de gobierno ni con sus decisiones políticas que, no obstante, le apoyaron para que subiera al poder; tendremos que contemplar, con gran escepticismo y preocupación, la forma evidentemente insólita, apresurada y poco meditada con la que ha afrontado el tema de la reconciliación con los cubanos de Fidel Castro; sin que, en las negociaciones sostenidas con los representantes del gobierno cubano, aparte de ceder en todo o casi todo lo que le pidieron para restablecer la normalización de las relaciones entre ambos países, el americano y el cubano; lo cierto es que, en cuanto a contrapartidas, en lo referente a la democratización de Cuba, a las libertades de su pueblo, a la liberación de la economía y a la restitución de los partidos políticos, lo mismo que la liberación de todos los presos políticos, actualmente encerrados en la sórdidas cárceles del régimen; nada o prácticamente nada se ha conseguido.

Obama buscaba una espectacular victoria política, una decisión que sirviera para ponerle en primera plana de la actualidad política y que le sirviera para contentar a los ciudadanos americanos que estaban esperando una medida similar, sólo que, con contrapartidas que convirtieran a la Cuba de los Castro en una nueva democracia, con elecciones libres y supresión del régimen dictatorial que han venido soportando desde que Fidel se hizo con el poder. Ya la ha conseguido pero ¡ a qué coste!. Desde que el viernes pasado el señor Kerry, representante de los EE.UU asistió a la ceremonia del izado de la bandera americana en la nueva embajada en Cuba, convencido de que una nueva era se abría en las relaciones americano-cubanas y que ello repercutiría en la progresiva democratización de las instituciones cubanas; cuando apenas habían transcurrido 48 de aquella ceremonia, unos 150 “activistas” democráticos eran arrestados en la capital y otras ciudades cuando se manifestaban, pacíficamente para pedir la liberación de los presos políticos que todavía siguen pudriéndose en las insalubres cárceles del régimen dictatorial de la isla.

En La Habana, sesenta activistas fueron arrestados desde el pasado Abril, cuando concurrían a la caminata que, los domingos, emprenden las conocidas Damas de Blanco. A estas comitivas se van juntando otros colectivos que buscan como aquellas que se promulgue una ley de amnistía y que permita y se reconozca el libre derecho de manifestación. En las provincias de Santiago de Cuba, Guantánamo y las Tunas otros cien miembros de Unión Patriótica fueron igualmente arrestados, mientras distribuían octavillas y material audiovisual en apoyo de los presos políticos. Cuando se le pregunto al disidente Rodiles por qué renuncio a acudir al encuentro con el secretario de Estado americano, J.Kerry, argumentó: “El régimen( cubano) ha sido claro, no va a ceder ni un milímetro en el terreno político, nada va a cambiar en las libertades cívicas y en los derechos humanos. Por eso no fui. Es increíble que la administración de Obama acepte las condiciones de esta dictadura decrépita, pero muy bien engrasada en su aparato represivo”.

Mucho nos tememos, y hemos tenido ocasión de comprobarlo en el caso de Ucrania, que la política americana caracterizada, durante el gobierno de sus anteriores presidentes, por su firmeza, su realismo, su lucha en contra del comunismo; con este primer presidente, perteneciente a la comunidad de color de los Estados Unidos, ha sufrido un viraje radical, en el sentido de que parece que ha renunciado a su papel de vigía de Occidente para refugiarse en una política de apaciguamiento, de renuncias, de cesiones y de no confrontación con las naciones que, tradicionalmente, fueron sus enemigos naturales; como ocurre con la Venezuela de Maduro y ahora la Cuba de los Castro; aparte de su ambigua postura con los de ISIS y su evidente intención de evitar enfrentamientos con la Rusia de Putín, en el sangrante caso de Ucrania.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, sentimos como los cambios que se están produciendo conducen, peligrosamente, a situaciones que apenas hace unos años eran imprevisibles; pero que, desde la crisis de las sub-primes, parece que están tomando forma; un cambio que, por desgracia, parece que nos va conduciendo hacia lo que nos creíamos era un tema superado: el renacer del comunismo y sus letales consecuencias.

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