Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Afganistán | Mujeres | libertad

"Zoraida", nació en Afganistán

El ser humano, dicen que nace libre
Ángel Alonso Pachón
jueves, 19 de agosto de 2021, 13:54 h (CET)

Hay una realidad no palpable que invade toda nuestra vida y que parece justificar, de alguna manera, el enfrentamiento constante entre el sentimiento de “moralidad” del ser humano y la necesidad “imperiosa” de la SUBSISTENCIA.


Esta realidad innata en todo ser, necesariamente dependiente de la estructura socio-económica, SIEMPRE ha sido instrumentalizada por los poderes fácticos de todo tipo de culturas y sociedades conocidas.


La moneda, llave de todo intercambio, ha sido y será la herramienta, cada vez más sofisticada, de sometimiento del individuo al organigrama social.


El ser humano nace sin pedirlo, llevando en su interior el “sello de la vida”, por el que siempre luchará.

El ser humano no elije lugar para nacer, pero el “sello de la vida” hace que la tierra que le vio nacer, siempre será hermosa para él.


El ser humano, dicen que nace libre; la realidad es que la tierra y la cultura, que no eligió, moldean su capacidad de libertad; más tarde su “libertad como individuo” siempre existirá, pero la capacidad de desarrollarla dependerá de muchos factores externos al individuo.


Hoy, Agosto 2021, envuelto en “24 horas” de mundo, cierro los ojos y me aventuro a soñar:


“Fui engendrada sin derecho a elección; nací en una aldea un poco alejada de Kabul, en una casita llena de cosas, un ventanuco, una cama muy grande y mucha arena.


Sentí que algo muy suave me acariciaba, debía ser mamá; otra mano áspera, pero firme, sujetó con cuidado mi cabecita; poco a poco fui abriendo los ojos, aprendiendo a ver.


Mamá, era muy guapa y yo me alegraba cuando me miraba y sonreía; Mamá siempre me llevaba consigo, pero cuando recorríamos el pueblecito yo no veía a mi madre; su cara hermosa siempre iba tapada. Nunca supe por qué.”


“Mamá no sabía leer pero siempre me contaba historias bonitas de nuestra tierra, la que yo no elegí pero sí amé.”


“Mi papá hablaba poco y siempre en voz baja. Un día oí que mi mamá le decía que era hora de pensar que “Zoraida”, que era yo, debía acudir a la escuela. Mi papá, se enfadó; nunca lo había visto así: “No, no…, es peligroso…, no la van a dejar…, está prohibido… NO, no…, vendrán a por mí.”


“Me fui haciendo mayor; mis papás, con esfuerzo, con mucho sacrificio, cuidaron de mi hermano pequeño y de mí. Nunca fui al colegio y lo poco que aprendí fue gracias a las historias de mamá y papá y lo que, mi hermano, me contaba de su colegio; lloré muchas veces, en silencio.”


Comencé a cubrir mi cuerpo y mi cara, cuando salía de mi casita; todo lo veía cuadriculado; me fui acostumbrando, pero llorando por la impotencia de ser lo que no pedí, por estar donde no elegí y por hacer lo que me imponen sin preguntar…”


“Ahora, siento estar dentro de alguien que está pensando en mí. Le he contado un poco de mi vida…, a lo mejor quiere seguir siendo mi amigo.”


Me he despertado zombi, respirando a fondo. He mirado a mi alrededor. He rebobinado…, he sonreído por “Zoraida” y me he cabreado por el poco compromiso social que respiro.


Castilla, Madrid, Andalucía, Valencia, Galicia, Cataluña, País Vasco, Extremadura… Todo luz…, tierras fértiles…, pan, vino, carne, pescado…, convivencia conquistada, pero convivencia.


Todos somos “Zoraida”, pero a todos nosotros, sin jugar, nos “ha tocado la suerte”…, nos sentimos libres, con derechos, con sueños hechos realidad…, nos vemos y sonreímos, porque tenemos ilusiones de futuro…


¿Qué hemos hecho para tener tanto a nuestro lado?


¿Qué nos han dado para que olvidemos a “Zoraida”?


Por cierto “Zoraida” nació en AFGANISTÁN

Noticias relacionadas

Cuando pasan ya treinta días de la catástrofe que asoló varias zonas de la provincia de Valencia, con la muerte de más de doscientas personas y algunas aún sin aparecer sus cuerpos, sorprende la supervivencia política de Carlos Mazón. Representa un caso único de inoperancia, ineptitud y negligencia que se corona con la resistencia a dimitir.

En la convivencia humana se aprecian diariamente "delitos" que no tienen pena legal, pero sí la condena social. También hay faltas humanas de perjuicio casi nulo a la población, que tienen pena jurídica. El ardor de los políticos en tiempos electorales no debería encubrir bajezas como la mentira, que por acumulación y dureza generan un ambiente condenable, indigno de un Estado de derecho con monarquía parlamentaria.

Hace algunos días, el señor Mikhail Zygar publicó en “The New York Times” (reproducido por el diario “Clarín” de Buenos Aires), una columna que reavivó algunas elucubraciones mágico religiosas que están dando vueltas en el ambiente con respecto a la guerra en Europa. El escrito del periodista ruso parece no tener esa intención, pero deja el tema flotando en la atmosfera.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2024 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2024 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto