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Gobierno independentista

José Manuel López García
miércoles, 30 de septiembre de 2015, 05:57 h (CET)
Junts pel Sí ha ganado muy claramente las elecciones catalanas. Y si pacta con la CUP podrá gobernar un gobierno independentista, con mayoría absoluta. El fracaso del Partido Popular es evidente por el bajo resultado alcanzado. El PSC no ha logrado los votos que esperaba, ha perdido cuatro escaños respecto a las pasadas elecciones, aunque mantiene la tercera posición. El 47.5% de los ciudadanos catalanes han votado a favor del sí a la independencia. Ciudadanos es la segunda fuerza política en votos, lo que es algo destacable, y supone un claro éxito de este partido.

El panorama que se está materializando parece preocupante, ya que se dibuja una división profunda en la población catalana.Y aunque esta votación no es un plebiscito, a pesar de lo que diga Mas, parece que se abre un periodo de mayor confrontación política, por causa de los partidos independentistas que no aceptan el federalismo, ni la unidad del estado.

Un estado federal puede ser integrable en una nueva constitución que afirme un federalismo, con unas naciones conviviendo en un estado plurinacional, con unos vínculos unitarios representativos de España. Se abre, quizás, en mi opinión, una línea de proceso independentista de 18 meses con Junts pel Sí, o la declaración unilateral de independencia por parte de la CUP.

Parece que los partidos independentistas no quieren ni oír hablar de la reforma constitucional de Pedro Sánchez, y tampoco de ningún tipo de federalismo. Ante esta tesitura, la solución no parece fácil. Ya que, si no se respeta el ordenamiento legal constitucional, las alternativas que quedan son escasas, por no decir prácticamente nulas.

Las interpretaciones del líder del Partido Socialista me parecen excesivamente triunfalistas. Su insistencia en las reformas, y el respeto a las leyes y a la unidad de España son positivas, pero son palabras que no convencen a la mitad de la población catalana, puesto que ha votado a favor de las formaciones independentistas.

Parece que la suspensión de la autonomía catalana es la única alternativa, si no se quiere respetar el ordenamiento legal vigente del estado español. Se puede reformar la Constitución, pero por los mecanismos legales previstos, con el fin de preguntar a todos los españoles, si quieren aceptar o están de acuerdo con la separación de Cataluña.Aunque con las mayorías parlamentarias exigidas legalmente no harían falta reformas. No son elecciones plebiscitarias, si bien lo parecen, según Duran i Lleida, que no ha conseguido representación parlamentaria.

Según Pablo Iglesias España se ve ahora en un callejón sin salida. Y vino a decir que amenazar con el Ejército no es lo adecuado, sino abrir más el cauce del diálogo y la negociación. Aboga por un proyecto de país en el que quepa la nación catalana, aunque hayan tenido un resultado decepcionante, quizás por insistir en los derechos sociales.

Si bien parece que, por mucha negociación y diálogo que se pretenda poner en marcha, no van a cambiar los radicales planteamientos que luchan por una república catalana independiente. O, al menos, eso es lo que se deriva de un análisis y observación realistas de, aproximadamente, la mitad de la población de Cataluña. Los partidos independentistas ya han dicho que se sienten legitimados para empezar el 28 de septiembre el proceso de separación de España.

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