La imitación es una tendencia natural. En cambio, la oposición es menos natural. Cada día vemos que los niños nos imitan, y solo ocasionalmente vemos que se rebelan.
Con la defensa y el ataque parece pasar lo mismo. Pero no es lo mismo. Muchos psicólogos y etólogos modernos consideran que tanto la defensa como la agresión son tendencias naturales en los seres humanos.
Sea como sea, por el belicismo de Rusia y por el proceder de Trump, hace muchos meses que los medios hablan mucho de defensa, de rearme y de invertir más en seguridad.
En este nuevo ambiente encajan bien los temas defensivos y ofensivos: ciertas películas bélicas, el kit de seguridad para poder subsistir al menos durante 72 horas, los refugios nucleares, la acumulación de alimentos, la compra de armas, los enemigos de Europa... Y dos temas de los que se habla menos, pero —yo creo— que se habla mejor.
El primero: invertir en seguridad sin comprar más armas. Por ejemplo, invertir en software y hardware especializado para prevenir ciertos ataques, fortalecer las estructuras relacionadas con la energía o educar a la población. El segundo: evitar entrar en el círculo vicioso del rearme. (...) Compramos armas, y ellos hacen lo mismo, y entonces compramos más...
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