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Sáhara Occidental y la hipocresía argelina

Argelia nunca se mostró favorable a causas separatistas e independentistas que eran mucho más justas que la del Sáhara Occidental
Luis Agüero Wagner
lunes, 5 de octubre de 2015, 06:07 h (CET)
El ministro de Exteriores de Argelia, Ramtane Lamamra, ha vuelto a confirmar el interés argelino de inmiscuirse en el problema del Sáhara Occidental, eiterado reiterando la semana pasada el llamamiento de su país a Naciones Unidas para que garantice la celebración de un referéndum sobre la independencia de Sáhara Occidental. También afirmó que la situación "pone en duda la credibilidad" del organismo.

Estas declaraciones son parte de un coro de organizaciones, muchas de ellas españolas, que intentan crear un clima político e informativo adverso a Marruecos, su antagonista histórico al que siempre envidió su fachada atlántica.

Es bien conocido que la mayoría de las ONG que apoyan al Polisario invocan la causa del Sahara Occidental para recibir fondos, embolsan fuertes sumas en dólares pagadas por el petróleo argelino. Sin embargo, Argelia no ha tenido la misma vocación altruista con otros conflictos en la misma región.

Aparte del caso del Sahara Occidental, nos recuerda la historia reciente, la diplomacia argelina no se ha mostrado jamás favorable a las aspiraciones de minorías oprimidas: condenó la secesión de Biafra, denunció el separatismo de Cabinda, e incluso apoyó a Addis Abeda contra los movimientos independentistas eritreos cuando que tenían bases étnicas, lingüísticas, religiosas y culturales infinitamente más razonables que aquella que invoca el separatismo “saharaui”.

Es conocido, además, que el Frente Polisario, creado el 20 de mayo de 1973 en Tinduf, nació gracias a la ayuda y protección de Argelia. En verdad, este grupo jamás se abocó a combatir al colonialismo español, por lo cual siempre fue tolerado por las autoridades fascistas del régimen franquista. Curioso movimiento independentista, su “lucha” no se centraba en combatir a los invasores europeos de su territorio sino al “anexionismo” marroquí.

Gracias a la formación política de los instructores argelinos, sus miembros centraban la propaganda en el carácter «reaccionario» de Marruecos y la índole progresista» de Argelia; exponían -siguiendo la pauta del Gobierno franquista- las ventajas económicas y políticas que la independencia otorgaría al país y prometían el apoyo fraternal de Argel " en caso de «agresión» marroquí. Sus lemas y consignas resultaban, sin duda, más atractivos que los del PUNS v actuaban sobre un terreno abonado: el de la tenaz propaganda antimarroquí, orquestada, con todos los medios, por la Administración española.

Argelia no entrenó a los marroquíes que integran el Frente Polisario desinteresadamente. Este grupo supuestamente lucha por la liberación del Sahara Occidental de manos de Marruecos, en realidad busca salir de su encierro mediterráneo.

Nadie insinuó sobre la creación de un Estado en esa zona, hasta que se habló de la parte occidental del Sahara, que tiene costa Atlántica.

El interés de Argelia es, evidentemente, buscar una salida al Atlántico. Ese es el trasfondo de un conflicto sin visos de solución favorable para los argelinos, dado el respaldo a Marruecos de la Liga Árabe y la aceptación generalizada de su plan de autonomía como epílogo del problema.

Sin embargo, un grupo de separatistas que desean proclamar la independencia de ese pedazo de Marruecos, sigue desarrollando una campaña que ya ha causado un gran desgaste a las naciones involucradas, y prolonga innecesariamente el sufrimiento de los pueblos del desierto.

Ello a pesar de seguir de derrota en derrota, como la que esta semana encajaron luego de que Suecia aclare que rever su postura sobre el problema del Sáhara no está en agenda.

Hoy más que nunca se hace evidente que el problema del Sáhara Occidental se resolverá el día que Argelia demuestre voluntad para hacerlo.

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