Entender la convivencia, simplemente, como forma de vivir pacíficamente en cualquier entorno social, puede que nos vaya acercando poco a poco a la indiferencia. Nos encontramos en una sociedad “Fórmula 1”, todo controlado desde los boxes. La capacidad de actuar con voluntad propia se ve limitada, por bien, dicen, de la comunidad. Esa es la mentira de nuestra sociedad… Nos venden libertad envuelta en redes de espinos. Nos venden trozos de tierra baldía como si fueran paraísos. De este modo vivimos juntos, apegados… pero indiferentes unos de otros.
De jóvenes nos hicieron estudiar los horrores de la historia, la primera guerra mundial, los terribles años 30, nuestra guerra civil, la segunda guerra mundial, la guerra fría… y no aprendimos. La honradez individual conforma una sociedad limpia, respetuosa con la persona y su dignidad. En toda aquella enciclopedia de horrores, ciertas personas y entidades fueron responsables de jugar con la vida de millones de seres humanos. Personas EGÓLATRAS y entidades EGOISTAS, cuidadoras todas ellas de SUS INTERESES. Las JERARQUIAS RELIGIOSAS CRISTIANAS siempre fueron listas para recoger las migajas de su futura estabilidad… Los PODERES ECONÓMICOS supieron mantener sus cajas a buen recaudo. Aparecieron, luego, sociedades “político-religiosas”, “políticos-ateas”, “político-masonas”, “político-amorales”, “político-materialistas”… Los individuos, dependiendo del lugar donde se encontrasen, fueron “pseudo creyentes”, “pseudo ateos”, “pseudo amorales”, “pseudo materialistas”…
Se construyeron mundos adiestrados, mundos “obedientes”, aunque no convencidos, mundos con ética de partidos, mundos con solo valores tangibles… Posteriormente aparecieron los héroes y con ellos los mártires sociales, creyentes o agnósticos. En esos mundos de colección, educaron a todos los que ahora llaman “mayores”. Sobrevivieron con la dignidad interior que absorbieron en familia… Más tarde fueron dándose cuenta qué DIGNIDAD era buena y cuál era mala. Toda esa generación “enciclopedistas”, cerrando las últimas páginas, lloran la actualidad indiferente de su historia pasada y ven cómo las veredas y los caminos que condujeron y provocaron aquellos HORRORES PASADOS, comienzan, de nuevo, a aparecer lentamente, suavemente, como serpiente sigilosa. Muchas personas no podrán hablar porque ya nos abandonaron, pero ¿y todas esas entidades que se dicen RELIGIOSAS, SOCIALES, HUMANISTAS…? ¿Dónde están? ¿Qué dicen? ¿Volverán a sus refugios moralistas? ¿Volverán a gritar en silencio? ¿Volverán a ofrecer paraísos de tierra estéril? ¿Volverán a jugar con el pobre que les asegure su futuro? Pienso que muchos que se dicen agnósticos, en realidad son ESCARMENTADOS. Cada capítulo de la enciclopedia de los horrores les enseñó CUÁNTO ENGAÑO y FALSEDAD había en el devenir de la humanidad. Quiero seguir creyendo, a pesar de todo o mejor, gracias a todo aquello.
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