La primera edición del Barómetro Internacional de la Salud y del Bienestar del personal de la educación, basada en una encuesta realizada a 8.000 docentes de seis países en tres continentes, ofrece datos inéditos sobre sus experiencias durante el año 2021. A través de la evaluación de los problemas relacionados con sus condiciones de trabajo, la forma en que perciben su profesión y su bienestar, el Barómetro pretende orientar las políticas nacionales e internacionales para favorecer la salud y el bienestar de las comunidades educativas de todo el mundo.
La encuesta pone de manifiesto la preocupante banalización de la violencia escolar, así como la falta de una formación pertinente, de perspectivas de desarrollo y de apoyo por parte de la jerarquía. Aunque parece que la salud general está preservada, lo cual evidencia la resiliencia de la profesión, la salud psicológica de los docentes parece, sin embargo, estar debilitada en algunos países, probablemente como resultado de la crisis de la Covid-19.
La recopilación de datos se llevó a cabo de mayo a julio de 2021 mediante un cuestionario realizado a través de Internet, que fue difundido por la Red Educación y Solidaridad y sus socios y destinado a docentes de 6 países diferentes: Bélgica francófona, Francia, Quebec, México, Marruecos y Gambia.
La Fundación MGEN para la Salud Pública realizó el análisis estadístico de las respuestas recibidas. Tras las estadísticas subyacen una serie de aspectos que podrían mejorarse para promover el bienestar docente: intensificar las posibilidades de formación y desarrollo profesional, fortalecer el apoyo jerárquico, revalorizar los salarios, así como mejorar la información en materia de salud y reforzar la medicina del trabajo.
¿Cómo ha vivido el personal de la educación la crisis de la Covid-19? ¿Cómo podemos ayudar a promover su salud en el trabajo?
Como queda reflejado en el Barómetro Internacional, al final del curso escolar 2020/2021, docentes de todo el mundo estaban, en general, sobrepasados. No obstante, existe una verdadera heterogeneidad de situaciones, ligada a las diferentes realidades locales, tanto a nivel socioeconómico, como cultural o incluso coyuntural (final del año escolar, situación sanitaria, teletrabajar o no teletrabajar, etc.).
Los resultados sugieren que la crisis de la Covid-19 no solo ha alterado el equilibrio entre la vida profesional y la vida privada, sino que también ha exacerbado los problemas preexistentes en el sector educativo. Se trata de una realidad marcada por un sentimiento de desequilibrio entre los esfuerzos realizados por el personal y el reconocimiento obtenido en términos de remuneración, valorización de la profesión, promoción y seguridad.
“La pandemia muestra claramente que la vocación y el compromiso del personal de la educación son unos activos que hay que cuidar. Su salud y bienestar son fundamentales para garantizar una educación de calidad”, afirma Matthias Savignac, presidente de MGEN y de la Red Educación y Solidaridad. “Al abordar las opiniones y perspectivas de los actores y actrices internacionales de la salud, la educación y la investigación, y renovar periódicamente las encuestas para seguir la evolución de la salud del personal de la educación a lo largo de los años, el Barómetro pretende ser una herramienta duradera al servicio del bienestar de las comunidades educativas”, añade.
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