Siempre concebí la vida, compartida con amigos, porque a mí la soledad me parece un gran castigo. Y quien vive la amistad, con rigor e intensamente, se sentirá muy unido a quien su afecto le muestre. Con esta filosofía, la vida es muy confortable, basta solo un buen amigo para que el ego se ensanche. Prefiero vivir en calma, que actuar como un cosaco, aunque en alguna ocasión me gusta soltar un taco. También me gusta bailar, para mover la cintura, y si se tercia, saltar para afinar la figura. En cuestiones amorosas, mi experiencia es una mina, me costó casi un riñón conquistar a Josefina.
Respecto de la amistad, tengo las cosas muy claras: la busco firme y sincera, pura y desinteresada. Y en la cuestión balompié, ha tiempo que decidí, disfrutar con los colores del glorioso Real Madrid. Sobre la vida terrena, con sus luces y sus sombras, pongo toda mi esperanza en los hombres y sus obras. Pues veo que este mundo, de tantas contradicciones, hay mucha gente dispuesta a alegrar los corazones. Y creo que Nuestro Señor, cuando en nosotros pensaba, quiso preferentemente que el amor nos acercara. En cuanto a la Vida Eterna, la espero con confianza, pues sé que el Cristo Viviente
me va a perdonar mis faltas.
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