Kima Guitart es una artista que viste a las mujeres con piezas maravillosas, difíciles de explicar en pocas palabras, difíciles de definir porque cada cual coloca el arte allá donde más le acomoda.
¿Son arte un abrigo, un vestido, un pañuelo?, los de Kima, sí. ¿Por qué?, no lo sé, ni ganas de saberlo, pero tienen personalidad.
Sus sedas, sus colores, mezcla inconfundible de nuestro Mediterráneo y del Sol Naciente, hacen que muchos crean que Kima Guitart ha estudiado en el lejano Oriente, y no fue así. Cuando Kima, llegó a Japón ya sabía mezclar sus pinceles en muchos colores y pintar en las sedas milenarias llegadas de Oriente.
Podría escribir sobre todo lo que ha hecho Kima en su largo recorrido profesional, especialmente en la pintura y la seda, seria larguísimo. Es mejor que acudan a la exposición que el próximo día 13 inaugura en la barcelonesa Galería H20 basada en el mito de Cassandra. Allí Kima expondrá la túnica Cassandra, la instalación “en el umbral”, la seda mural, “Cassandra, el origen”, las esculturas textiles “cubos” y también fotos con detalles de las sedas pintadas. Todo bajo el sugestivo título: “Cassandra-la palabra como arma de libertad”. Cassandra como símbolo de las mujeres desplazadas e incomprendidas.
Nació en la población de Esparraguera. ¿Hizo vida social allí? Si, viví allí hasta los veintidós años, estudiaba en Barcelona y los fines de semana volvía a casa. En Barcelona era sólo una estudiante. Mi vida social estaba en Esparraguera.
Su madre era modista Si, mi madre tenía un taller de modista con mucha actividad, con muchas chicas cosiendo en casa, tenía mucho trabajo. Recuerdo que cuando me preguntaban: “¿y tú que harás cuando seas mayor?” mi madre les respondía: “lo que ella quiera, menos modista”, o sea que tuve muy claro que no seria modista y luego, por las vueltas que da la vida, he acabado haciendo piezas de indumentaria pero desde un punto diferente al mundo de la moda.
¿En qué momento empieza a pintar sobre seda los reflejos del sol y del mar? En el verano del 72 fui a Menorca por primera vez. Llegué con todos los materiales para empezar a poner en práctica lo que había aprendido en París aquel invierno, la técnica tradicional china y japonesa de pintura sobre seda. Había aprendido la técnica pero todavía no la había hecho mía y Menorca con su luz, sus colores, los reflejos del sol, las rocas o la luna en el mar fue mi inspiración y mi maestra. Creo sinceramente que el aprendizaje del color que hice en Menorca, mirando y pintando, sigue vivo en mis piezas.
¿Sus trabajos reflejan el Mediterráneo? Si. Hay una mezcla entre la técnica, que es oriental, y la luz y el color del Mediterráneo.
¿Qué significó para usted su estancia en Nueva York? Nueva York fue muy importante para mi, en todos los sentidos, personal y profesional, fue una etapa de crecimiento. Allí aprendí patronaje en el Fashion School of Technology, y también descubrí otras técnicas y materiales para pintar sobre seda en la Parson’s School. En Nueva York se me abrió un mundo nuevo, a nivel personal, técnico y de aprendizaje. Fue donde empecé a hacer lo que después he ido desarrollando.
Aprendió a ver los volúmenes en sus piezas, ¿es eso también muy importante? Exacto, cada seda tiene transparencias, grosores y caídas propias con los que hay que aprender a experimentar los volúmenes que quieres conseguir. En Estados Unidos encontré un distribuidor de magníficas y muy variadas sedas orientales.
Es muy interesante este tema de que encontraba las sedas en California. Tenían unos catálogos inmensos con sedas de lo más variado que se pueda imaginar, transparentes, opacas, brillantes, gruesas, lo interesante de esto es que cada una de ellas responde de una forma diferente a los colores, a los pinceles, y por descontado, a las formas
Cada vez que hace una pieza, ¿sale cómo usted quiere? Eso es algo que también aprendí con el tiempo, al principio quería que la pieza saliera como yo había planeado y lo bueno fue ir descubriendo que si aprendes a escuchar, a no imponer una idea, casi siempre se obtiene algo sorprendente y, probablemente, mejor. Es decir conseguir un diálogo en vez de un monólogo.
Cuando viaja a África donde los colores, la vida, y la cultura son distintos a la de otros países que también ha visitado, como Japón, ¿ estos viajes enriquecen su trabajo, o viaja para conocer más a fondo lo que hace? Un poco de cada cosa, dependiendo de cada momento, siempre me he dejado llevar por las circunstancias. Fui a Japón por vez primera invitada para hacer una desfile y una exposición, algunas veces se ha dicho e incluso publicado que estudié en Japón, eso no es cierto, llegué al Japón cuando ya había conseguido tener mi propia voz y me alegro mucho porque es tan tremendamente bella y brutal la estética japonesa que si hubiese llegado antes creo que no hubiera podido desarrollar mi propia personalidad o, como mínimo, hubiese sido más difícil. Para las personas visuales como yo, Japón, es un país en el que acabas el día agotada porque no paras de ver y observar tanta belleza cansa físicamente aunque eleve el espíritu.
¿Por qué cree que dicen que sus prendas son de tendencia oriental? La gente, en general, asocia la seda a Oriente, y así es. La seda es sin duda de origen oriental, y la técnica que utilizo también, por lo tanto es evidente que hay una base oriental, Hay una base oriental transformada en otra cosa. Los orientales reconocen su técnica pero ven cambios y resultados distintos, eso les pone un poco nerviosos y buscan justificaciones, dicen que seguramente en otra vida fui japonesa y esto, de alguna manera, les tranquiliza porque sino están un poco incómodos con mi forma de trabajar, reconocen que es la suya, pero yo me salto muchas normas que ellos no se saltan, y tampoco mis gamas de color acaban de ser los mismos. He viajado varias veces a Japón, he hecho desfiles, exposiciones y también he dado conferencias, mi trabajo es apreciado allí pero, en general, siempre reaccionan de esta manera un poco ambivalente, cosa que me divierte mucho. Y además, en cada uno de estos viajes, he conocido artesanos y artistas maravillosos.
¿Dónde entienden mejor sus diseños? Hace años que trabajo, y he tenido una buena acogida siempre, no siento que la gente no entienda lo que hago, aunque creo que tanto en Europa como en Estados Unidos, como por supuesto en Oriente, en general, hay más cultura textil. El Art-Wear, en nuestro país, cuando yo empecé, poca gente sabía lo que era.
¿Usted hace arte? Decir qué es arte y qué no, es difícil de definir, decidir qué es artesanía y qué es arte es muy complicado y no quiero entrar en este tema. No sé si mi trabajo es o no arte, intento hacerlo de la mejor manera que sé y transmitir las historias que quiero transmitir y me da lo mismo la etiqueta que le pongan.
Ha presentado su trabajo en diversas pasarelas de moda. El primer desfile que hice fue en Berlín en 1984, fui invitada a la Semana de la Moda de Berlín, nunca antes había imaginado que haría un desfile. Inmediatamente después hice una exposición de indumentaria en la Galería Eüde, la propietaria, Fina Furriol, fue muy valiente, hacer una exposición en ese momento cuando tanto el Art-Wear como yo éramos aquí completamente desconocidos. Fue un éxito. Y al año siguiente Fina me llevó también a ARCO, como consecuencia de esto me invitaron a desfilar primero en la pasarela Gaudí y después en Cibeles. Después decidí que había sido una experiencia importante en la que había aprendido muchas cosas pero que no me interesaba seguir en ese mundo y a partir de ese momento los desfiles que he hecho han sido siempre con mujeres que no pertenecen al mundo de la moda. Les propongo jugar a ser modelo y el resultado es bellísimo y muy interesante. Empecé con amigas y he seguido haciéndolo con mujeres que yo considero guapas, sin estar en los cánones de belleza que nos quieren imponer y que tanto sufrimiento generan, tanto en hombres como en mujeres.
Sus prendas tienen el sello de su personalidad, ¿le ha costado mantener esta impronta? Soy de las personas que disfruto creando, hay dos formas de crear, padeciendo o disfrutando, una no es mejor que la otra, y la que te toca te toca, no se puede escoger, esto es así, He tenido la suerte de que me tocara disfrutar.
Dentro de pocos días inaugura en la galería H2O de Barcelona una exposición sobre el mito de Cassandra, ¿cómo se planteó hacer este trabajo ? Mi trabajo ha ido evolucionando y fluyendo de una forma natural, casi biológica. Ahora, en la exposición que voy a inaugurar, habrá una pieza de indumentaria que no tiene medida humana, tiene medida de mito porque es una túnica para Cassandra. He ido evolucionando hacia el mundo del arte textil, participando en exposiciones y bienales internacionales. Lo que estoy haciendo en este momento son instalaciones y esculturas, “Llueven plegarias”, inspiradas en las banderas tibetanas, instalaciones como “Quedarse en blanco” o “Bucles en la memoria”, me han llevado hasta mi Cassandra.
¿Le pidieron en H2O que hiciera esta exposición sobre este tema? Preparar esta exposición ha sido un largo camino. Llegó el confinamiento, al poco de haber empezado a pintar la túnica de Cassandra, ha sido un proceso largo y doloroso, tanto por el tema, como por lo que estábamos viviendo, se juntaron historias personales a nivel de pérdidas a causa del virus. Ha sido un trabajo con mucha carga emocional, cuando estuvo acabado salió la oportunidad de presentarla a los responsables de la Galería H2O, una galería que siempre me había gustado, les interesó el tema y pusimos fecha para esta exposición.
¿Qué ha creado usted para esta exposición? Elegí el tema del mito de Cassandra, y como símbolo las voces de las mujeres no escuchadas. Cassandra era una profeta y visionaria, hija del rey de Troya predijo que Troya perdería la guerra, que sería destruida y que su familia desaparecería, nadie la creyó porque Apolo, Dios del Sol, le había dado el don de la profecía pero al no dejarse engatusar por él éste le dijo que nunca jamás nadie la creería, y así fue. Para esta exposición he interpretado a mi manera el monólogo de Cassandra a las puertas de Micenas del libro de Christa Wolf publicado a principios de los 80. Expongo varias esculturas textiles, la túnica Cassandra, sedas murales de gran tamaño y también fotografías con detalles de sedas pintadas.
¿Cómo es esta túnica de Cassandra? Es la primera vez que hago una indumentaria que no se la puede poner nadie, sólo se la podría poner un mito, es una túnica que gotea sangre.
¿Esta exposición tiene mucho sentido teatral? Absolutamente, mire si es teatral que habrá una banda sonora con la voz de Cassandra que ha grabado la actriz Montse Guallar y que me parece preciosa.
¿El tiempo del virus queda reflejado en su exposición? Lo he padecido, hubo un momento que tuve que dejar lo que estaba haciendo porque me sentía totalmente bloqueada entre el drama de Cassandra y el drama colectivo que estábamos viviendo. Para mí esta exposición tiene una carga emocional muy fuerte, por eso necesito enseñarlo, porque necesito quitármelo de encima, necesito cerrar este círculo.
Esta sensación la tienen escultores, pintores, escritores, personas que están directamente en contacto con el arte, dibujan, recrean una situación, la viven según las circunstancias y lo tienen que sacar para poder seguir. Si. Esto ha sido exactamente.
¿Ya no crea ni pinta abrigos de seda? Continúo haciéndolos. Tengo una fantástica relación con mis clientas, de vez en cuando me mandan fotografías diciendo: “mira lo que me he puesto después de tantos años que lo compré, era la más elegante de la fiesta”.
Es que sus prendas, pintadas en seda, son para toda la vida, son piezas excepcionales que siempre pueden sorprender. Si y estoy feliz de haber conseguido lo que en principio parecía un ideal, un sueño.
¿Está pensando en otros proyectos o quiere descansar un poco? Tengo varios proyectos, tanto aquí como en Japón, pero ahora no quiero pensar en ellos. Sólo quiero pensar en Cassandra que se inaugura en Barcelona del 13 de enero al 11 de febrero. Luego se expondrá en el “Centre d’Investigació i Museu Tèxtil” de Terrassa, y después, probablemente, viajará a Madrid, al Museo de Artes Decorativas, aunque no tengo fechas todavía.
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