Estimado Paco: Últimamente no estábamos demasiado en contacto, pero tú y yo sabemos que nuestros sentimientos eran firmes. Convivimos juntos la década de los 60 y parte de los 70, allá en el colegio Santa María del Pilar de Madrid (marianistas). Años de degradación religiosa… Años de luchas internas por intereses externos… Años de fidelidad a los principios o de negación a los mismos, muchas veces por una seguridad terrena. Años de lucha, de iniciativas como la de los SCOUTS CATÓLICOS DE ESPAÑA, obra tuya, hoy con vida próspera y fuerte.
Tú siempre decías que habías pasado página, SÍ, pero a mí, siempre te dirigías con un cariñoso “a mi querido hermano…”.
Siento tu adiós.
Allá donde te encuentres, podrás conversar con el Padre Alfredo Colorado y con el defenestrado Manolo Briñas, amigos mutuos. Dales recuerdos.
Tus alumnos Adolfo Prego, Eduardo Torralba, José Luis Navarro, ya saben de tu adiós. Todos te llevaban muy dentro y estaban esperando poder disfrutar contigo de una sobria comida (por eso de la edad).
Paco, gracias por todo, por tu compañía, por tu amistad y por tu apoyo. Un abrazo de Amparo, mi esposa; te quería mucho. Quizás el tiempo nos dé la oportunidad de vernos de nuevo… Me alegraría mucho.
Un fuerte abrazo.
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