El cáncer renal es uno de los 15 tumores más frecuentes en España, afectando a unos 8.000 pacientes al año, principalmente varones (3 de 4 pacientes diagnosticados son hombres), llegando al 80% de tasas de curación cuando es diagnosticado a tiempo, y donde la innovación juega un papel fundamental en la supervivencia del paciente.
En los últimos años hemos asistido a un gran avance, tanto en el conocimiento de la biología molecular, que subyace en el desarrollo de los tumores, como en nuevos fármacos para el tratamiento de los pacientes con metástasis. “La innovación en el mundo del cáncer renal es continua”, asevera el Dr. Enrique Grande Pulido, jefe del Servicio de Oncología Médica de MD Anderson Cancer Center Madrid y jefe de Investigación Clínica de la Fundación MD Anderson Cancer Center España, quien destaca que durante los últimos 15 años se han aprobado más de 15 fármacos distintos para esta enfermedad cuando ya ha producido metástasis. El doctor Grande también puntualiza que estos fármacos que funcionan para la metástasis ahora también ayudan a prevenir su aparición. “Antes, a los pacientes operados de un tumor en el riñón, se les quitaba el riñón o la mitad de este y así se quedaban sin enfermedad, pero siempre existía la posibilidad de que alguna célula hubiese escapado en su momento y estuviera dormida en otro órgano, como puede ser el hígado, los pulmones, los huesos o los ganglios y que con el tiempo volviese a aparecer”, explica el doctor Grande. “Sin embargo, ahora con los nuevos fármacos y el acceso rápido a la innovación terapéutica, podemos ofrecer a los pacientes de cáncer renal que han sido operados, tratamientos para prevenir que vuelva a aparecer la enfermedad, aunque sea en otro órgano”, apunta el especialista. Pero esta innovación en los tratamientos debe de venir acompañada de la posibilidad de un acceso inmediato a ella. Es fundamental que los pacientes puedan acceder de forma ágil a los tratamientos, a los ensayos clínicos disponibles y que puedan ser operados con la última tecnología, como ocurre en MD Anderson Madrid gracias a la Unidad de Ensayos Clínicos del centro y al robot Da Vinci del que disponen en sus quirófanos. Esto puede traducirse, según explica el doctor Grande, “en algo tan sencillo como, en vez de quitar todo el riñón, se quita la mitad o tres cuartas partes de ese riñón preservando su función. Por supuesto que se puede vivir con un único riñón, pero lógicamente si se preserva parte del riñón en lugar de quitarlo del todo, menos sufrirá el riñón contralateral para preservar esa función renal”.
Avances en los tratamientos en los últimos 15 años Los tratamientos que tienen a su disposición los pacientes con cáncer renal van a depender de la fase en la que se encuentre su enfermedad. La cirugía es la única terapia que es curativa para estos pacientes, pero esta cirugía solo se puede realizar cuando el tumor está localizado, o la presencia de metástasis es muy limitada. “Serían los únicos pacientes en los cuales podemos hablar de curación”, advierte el jefe del Servicio de Oncología Médica. Otra de las alternativas es la radioterapia, la cual tiene un papel paliativo para aquellas personas que tengan metástasis en determinados lugares que no se pueden controlar con los tratamientos sistémicos y que por el dolor que ocasionan se requiere de su administración. En el caso de pacientes con metástasis producida por cáncer renal, ha habido grandes novedades en tratamiento en los últimos 15 años. Tradicionalmente, explica el Dr. Grande, “se trataba a estos pacientes con citoquinas, interferón o la Interleucina-2, unos fármacos muy tóxicos que producían un porcentaje de muertes tóxicas elevado y unos cuadros pseudo gripales que dejaban a los pacientes en cama durante varios días, e incluso semanas”. El mayor conocimiento de la biología molecular permitió descubrir que la angiogénesis (formación de vasos sanguíneos) era la alteración más importante relacionada con este tumor. En la actualidad, “podemos actuar farmacológicamente para prevenir esa formación de vasos”, explica el doctor Grande. Estos fármacos antiangiogénicos pueden ahogar al tumor, haciendo que los vasos sanguíneos no le proporcionen oxígeno y nutrientes, y, por tanto, impidiendo su crecimiento. Este conocimiento permitió que se pudiera controlar la enfermedad durante tiempos prolongados, y con menores efectos adversos que los que producían las citoquinas, el Interferón, o la Interlecuina-2. Sinergias entre fármacos antiangiogénicos e inmunoterapia Esta práctica farmacológica se extendió durante la última década, pero desde hace 4 años se ha pasado a usar fármacos de inmunoterapia. “Hemos sabido que no solo el tumor forma vasos sanguíneos que le ayudan a crecer y avanzar, sino que también forma un ambiente tumoral en el cual la infiltración del sistema inmune es clave a la hora del desarrollo de los tumores”, afirma el Dr. Grande. Los nuevos fármacos basados en inmunoterapia pueden usar de forma individualizada, o también en combinación con los propios fármacos antiangiogénicos haciendo una sinergia. Esta sinergia se traduce en que se consigue que se reduzca el tamaño de la metástasis, pero también en aumentar el tiempo en el que tarda el tumor en progresar, y la supervivencia de los pacientes. “Además, la inmunoterapia mejora considerablemente la calidad de vida del paciente”, concluye el especialista.
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